jueves 18, abril 2024
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¿La Nación vocera oficial del gobierno? ¿O al revés?

Los Hermanos Grimm coincidirían conmigo que El flautista de Hamelín es hoy el periódico La Nación. Sin embargo, este es un flautista despiadado, insolente y manipulador, que no conoce límites. Frente al caos callejero, semántico y político, y la neurastenia de una clase media acongojada y egoísta,  impuso su redoble  marcial al ritmo de su mágica flauta que, a diferencia de lo que ocurrió en Hamelín, lo hace con vergonzantes tonadas.  Ordenó las filas y al milímetro puso a sus desorientadas huestes marchar -engrillados todos- al ritmo de <<La Nación ordene y cúmplase>>

Desde Luis Alberto Monge para acá el país viene ininterrumpidamente en picada y no fue peor gracias a nuestro estado social.  En justicia, el marco actual de la crisis no es ingeniería de Carlos Alvarado, sino que la heredó a causa de 3 décadas de corrupción.  Pero su novatada y lejanía para llegar a ser un estadista ocasionó que el pan se le quemara en el horno. No tiene ni de cerca el olfato, la perspicacia ni la malicia de un Ricardo Jiménez, José Figueres, Calderón Guardia o de un Manuel Mora.  Triste es que Costa Rica carezca de esta clase de políticos en momentos de crisis mundial.

Lo diré claro: tuvo que haberse sentado con el MRN, no por Célimo, ni por Campos y Corrales, sino porque detrás de ellos hay -nos guste o no- el ánimo herido de miles de familias empobrecidas, hasta con hambre, de las zonas rurales y costeras del país. Es la desazón de incontables productores. El honor de la gente pobre quedó gaseado por las tropelías de una policía que semeja a una fuerza militar. Humillando a los pueblos no se alcanza justicia. Porque fueron envilecidos, ultrajados y abochornados en sus propias tierras y hogares.  ¿Qué hizo el gobernante?  Parecerse a un dictador.  Mi impresión fue traumática y así lo expresé en las rede sociales:   

<<Acabo de escuchar al presidente: fatal, vive en otro planeta y adiviné rencor en su corazón, y nos advierte que nos gobernará en adelante con dicho rencor.  Por la boca muere el pez.  El corazón de un gobernante debe ser más grande que la suma de toda su república.  El presidente se aísla, e incomunica solo en su laberinto, no convoca a las masas porque ya no tiene pueblo, y en su rincón se empequeñece, se hace diminuto con las horas y los días, se pliega en su arrugada angustia, estruja los ojos, nada ve, ya no oye, y lanza a la soledad un estéril grito de sofoco.  ¿Dónde está el presidente?  No está, simplemente se fue.>>

Con esta acción insensata se ahondó la separación entre las 2 Costa Rica:: la obscenamente privilegiada y la miserablemente empobrecida.   Tampoco es un accidente que el pentecostalismo sea fuerte en dichas partes, ahí donde el estado y los políticos juraron olvido. Es cierto, la protesta violó la ley con sus bloqueos y conatos de violencia, pero el gobernante sagaz debió adivinar el espíritu democrático y social implícito en la misma insubordinación. 

Estas disyuntivas -desagradables para cualquier gobernante- son pan de todos los días y el estadista debe leerlas  e interpretarlas con sapiencia democrática y patriótica. Las vías de hecho son  una constante histórica aquí y en todas partes, en democracias y dictaduras, y estas rebeldías hasta son fuente de históricos logros. ¿A qué viene tanta inocencia? Pasa que cuando la institucionalidad exhibe grietas hay que buscar y analizar el porqué de estas, en lugar de ofrecerle un cheque en blanco al gobierno sin análisis y acrítico.  ¿No acaso los expresidentes que salieron en su auxilio han debilitado la institucionalidad democrática? ¿No acaso el poder judicial lo ha hecho?  ¿Acaso la Asamblea Legislativa? Y el que más es La Nación, el principal poder fáctico del país, que no pocas veces debilita la democracia para el oprobio del pueblo. ¿Acaso vivimos en el país de Alicia y sus maravillas? Aterricemos que hoy la ingenuidad es más peligrosa que nunca.  La violencia nadie la quiere y como es moneda común o  si se quiere consustancial a las dinámicas de poder, el gobernante tiene el deber de prevenirla a través del diálogo y no la represión. Llamar en frío  a la defensa de la <<institucionalidad democrática>> no tiene mérito pues ello también lo han  hecho personajes nefastos como Juan Orlando Hernández Alvarado en Honduras.

Carlos es un hombre cosmopolita pero no, bajo ningún sentido, una encarnación política de fuste. Ha hecho cosas muy buenas en derechos humanos, y ha declarado sus intenciones loables en temas de medioambiente. En eso lo sigo aplaudiendo y de paso me recuerda por qué voté por él:  para impedir un gobierno de Fabricio y en apoyo a su agenda en derechos humanos.  Pasa que en algunos sectores democrático del país es  anatema criticar al Presidente, por acusarlo de ser el principal responsable del caos político de las últimas semanas.  Yo les contesto:  no se jura lealtad eterna e incondicional al candidato por quien uno votó y resultó ganador, y es el deber de todo ciudadano exigirle siempre cuentas. El Carlos que yo conocí durante la campaña electoral es otro muy distinto del que hoy como presidente es. En estas lides eso pasa, no es nada nuevo y no vale la pena llorar. 

Por eso le cuesta entender esa extraña y maquiavélica mancuerna que hicieron el MRN y la UCCAEP, pero es un síntoma que constata la algidez social de la nación, sus reacomodos y la ausencia de un estadista que gobierne con sabiduría y malicia. Por eso la política es ciencia de realidades y no de suspiros.  Y de eso no escapa ni el mismo Carlos Alvarado que al sentirse sin poder de convocatoria, ha recurrido a La Nación (la otra facción de UCCAEP, que pide ley, orden y plomo), a impresentables expresidentes, a la lealtad de la nada inocente Fuerza Pública, y a Restauración Nacional, “los fundamentalistas institucionales”, para poder respirar. ¿Alianzas extrañas?  ¿Analizamos? ¿O marchamos al unísono y ordenaditos como en la leyenda de Hamelín?

(*) Allen Pérez es Abogado.

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6 COMENTARIOS

  1. Que facil es ser un agitador sentado comodamente en Boston ,Massachussets.
    Sin conocimiento de la realidad nacional.Como sera que emigro a los EEUU,mucho antes de aquellos que consideramos sus pasos.
    A mi me parece Jenkins de la UCCAEP ha sido el unico valiente que agarra el toro por los cuernos,y termino con el bloqueo que no solo coartaba nuestra libertad,sino que en tiempos de crisis,con alevosia,impedian la salida de nuestros productos agricolas, afectando mas a las poblaciones rurales.Una verguenza. Dice el comentarista que Carlos (asumimos el Presidente ) ha tomado buenas decisiones en derechos humanos. Es el mismo cuento de Biden en EEUU,un candidato insipido e incoloro,con una afrodescendiente de Vice.Donde hemos visto esa misma tragedia ? Donde al elector se le dice NO vote por nuestro candidato,
    Vote en contra del otro. Ese fue el clavo en que nos metimos.Los resultados saltan a la vista. Ahora imaginese si ese China Joe llegara a la presidencia americana.

    • Don Jorge, usted es un ejemplo claro de analfabetismo político, incapaz de expresar una idea correctamente, y digamos que con pocas faltas ortográficas, gramaticales y de sintaxis que dan cuenta de su arrogancia. Por si fuera poco, usted profesa una implícita admiración por un fascista, Donald Trump, que será sacado del poder por lo mejor del pueblo estadounidense. ¡Le salió el racismo a flor de piel! Miles de ticos estamos en el exterior por mil razones, y no nos olvidamos de nuestra patria y de nuestros amigos. En cambio, habrá otros costarricenses que nunca saldrán del terruño, pero que como buenos filibusteros criollos, la venden al mejor postor y la ensucian. ¡Tenga dignidad!

  2. Excelente artículo, como nos tiene acostumbrados Allen Pérez. Bien escrito, y con un importante mensaje que nos advierte sobre la crisis política y de legitimidad, que se nos viene encima de crisis de Salud Pública y económica. Advertidos y advertidas estamos.

  3. La política don Allen, cosa que usted sabe por lo que se desprende de su análisis, es el arte de lo posible, y esto de lo posible remite a la realidad, no a los gustos, como usted lo señala. En efecto, Alvarado «tuvo que haberse sentado con el MRN, no por Célimo, ni por Campos y Corrales, sino porque detrás de ellos hay -nos guste o no- el ánimo herido de miles de familias empobrecidas… de las zonas rurales y costeras». Pero CAQ asume que la realidad está en su verbo, pobre, pero verbo suyo. Su palabra y la realidad -según él- son una y lo mismo. Este proceder y estar en la vida posiblemente el propio Alvarado lo ignora. Cuando llena su retórica de la palabra diálogo, resulta evidentemente vacía para los demás. Un diálogo excluyente es un absurdo, pues acaba por ser un monólogo. Y esto es lamentable y peligroso para el país que es lo que debe importar: tener un presidente sin credibilidad. No es que CAQ ha perdido pueblo sino que nunca lo tuvo. Y lo lamentable no es eso, sino que CAQ lo ignora, y aunque esto sea irrisorio, se ve a sí mismo como un gran líder.

  4. Buenos días. En toda esta polémica sobre el gobierno de Carlos Alvarado se ha visto como una obra de teatro.!! Si bien es cierto el pueblo dio su voto por un gobierno mejor que sacara adelante el país. No que lo llevara al naufragio. reconozco que ha hecho cosas buenas en el tema de derecho humano y ambiental.!! Pero le falta la malicia de políticos de trayectoria como José María Figueres ohoh un Óscar Arias. Pero bueno no podíamos esperar más de un novato en gobernar un país. Ahora el pueblo también está desangrado, decepcionado, humillado, reprimido y limitado a expresar e exigir lo que por derecho nos corresponde justicia, cuentas claras. no matrafulas que lo que hacen es llenarnos de sec de justicia y repudio al que elegimos como el capitán del barco.!! Esta es mi humilde opinión señores

  5. Excelente, el pueblo no quiso seguir el rol de ordenado ratón, eso pasa cuando se le acorrala; se deslinda de las filas ordenadas despertando de la hipnosis que les somete. Peligroso para el orden establecido como bueno; difícil de aceptar, pero eso sucede siempre que se insiste en apretar hasta casi asfixiar. La verdad es que hay que estar en el zapato del más necesitado, del que con desesperación no encuentra lo mínimo para sustentarse o sustentar una familia; así se entendería mejor qué lleva a la gente a sublevarse.

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