La vacunación masiva para cerca de 212 millones de brasileños comenzó el domingo en Sao Paulo, después de que la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria autorizara el uso de emergencia de dos fármacos (CoronaVac y la elaborada por la Universidad de Oxford junto a la empresa anglo-sueca AstraZeneca).
Un extracto del pedido a Bolsonaro reza que ‘los gobernadores de los entes federados brasileños que suscriben este expediente se dirigen a usted para abordar la necesidad apremiante de mantener el suministro externo de insumos utilizados en la producción de vacunas contra la Covid-19 en Brasil’.
En tal sentido, añade, se demanda a esta ‘presidencia que evalúe la posibilidad de establecer un diálogo diplomático con los gobiernos de los países que aportan estos insumos, especialmente China e India, para asegurar la continuidad de la inmunización en el país’.
Las autoridades estaduales discuten además la reserva de la segunda dosis de la Coronavac, para asegurar que los primeros inmunizados no se queden sin la segunda parte.
Se teme que la inoculación se detenga por la escasez de insumos. El Gobierno negocia la importación de dos millones de dosis compradas al laboratorio indio Serum, que fabrica la fórmula desarrollada por AstraZeneca.
Por el momento, admitió el ministro de Salud, Eduardo Pazuello, ‘no hay respuesta’.
En el escrito de los gobernadores, al que tuvo acceso el diario O Globo, también se solicita que se autorice a la compañía brasileña Unión Química producir la vacuna rusa Sputnik V.
Los vínculos diplomáticos de Brasil y China se vieron afectados por usuales y ofensivas declaraciones de Bolsonaro contra la Coronavac.
Una de las agresiones ocurrió en octubre, cuando el exmilitar comentó: ‘le advierto que no compraremos la vacuna de China’.
A lo anterior se suma que en noviembre el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, aseveró en un escrito en redes sociales, borrado luego, que el gobierno brasileño declaró su apoyo a una ‘alianza global para una (tecnología) 5G segura, sin espionaje desde China’.
La Embajada de China en Brasil alertó ante tal aseveración que la infame declaración sigue ‘los dictados de Estados Unidos de abusar del concepto de seguridad nacional para difamar’ a la nación asiática y restringir las actividades de sus empresas.