Docenas de conservadores este fin de semana fustigaron a los actuales líderes partidistas en el Congreso y juraron abandonar la organización por completo si Donald Trump decide no presentarse a un segundo mandato en 2024, lo que da una idea de cuánto pesa el expresidente en la agrupación identificada con el color rojo.
Es una realidad que describió Tommy Zegan, creador de la escultura del exmandatario, una atracción popular en la CAPC, quien citado por el diario The New York Times, definió a la agrupación roja con una escueta frase: ‘En un caos’, dijo.
Según el Times, los fieles que acudieron a la conferencia anual de los conservadores dejaron claro que su lealtad era hacia el expresidente mucho más que hacia el Partido Republicano.
‘Estamos tan asqueados de los republicanos que, honestamente, si Trump no se presenta, no nos importa quién gane’, expresó Sany Dash, mientras trabajaba en su puesto de mercancía, citada por el rotativo.
Sin embargo, ahí está uno de los asuntos en debate, muchos republicanos señalan que se mantendrán en el partido ‘sólo si Trump, o alguien que prometa liderar como él, fuera el nominado’ para 2024.
Un comentario que publica el sitio en internet nakedcapitalism.com interioriza en el asunto al señalar que una versión ‘menos trumpista del trumpismo’ podría ser el futuro de la organización roja.
Al respecto, Morgan Marietta, profesor asociado de Ciencias Políticas de la Universidad de Massachusetts y David C. Barker, director del Centro de Estudios del Congreso de la American University, estiman que las ideas de Trump pudieran seguir animando a los republicanos.
Ambos académicos definen esa corriente como ‘populismo pulido’ que abraza las ideas del expresidente, pero sin su lenguaje abiertamente antagónico.
Sin embargo, algunos integrantes de la tolda roja abogan ahora por rechazar el populismo y volver al conservadurismo tradicional, aunque estudiosos estiman que las políticas populistas que le sirvieron a Trump para llegar a la Casa Blanca, sino la retórica, seguirán siendo un tema dominante del Partido Republicano.
Aunque el conservadurismo tradicional no desapareció de los rojos, las percepciones populistas dominan las nuevas bases obreras del partido, algo que manipuló Trump para ganar la Casa Blanca, opinaron Marietta y Barker.
Ambos académicos se adentran más en la ambivalencia de la agrupación y plantean que un candidato republicano fuerte, un problema de política exterior para el demócrata de turno o una pequeña dosis de suerte podrían hacer que la Casa Blanca vuelva a manos del otro partido.
El trumpismo no fue repudiado por los votantes de la manera que los demócratas esperaban e incluso aumentó su apoyo entre latinos y negros, señalan los académicos.
Es totalmente posible que si no se hubiera producido la pandemia -que fue una fuente importante de la disminución de su apoyo- Donald Trump seguiría en la Casa Blanca, agregan a favor de los seguidores del exmandatario.
Eso daría a la formación pocos incentivos para cambiar de rumbo, aparte de cambiar la cara en el cartel, sostienen; o lo que es lo mismo, otro que no sea Trump pudiera representar la vuelta al ruedo para aspirar a la presidencia, asegura el análisis de Marietta y Barker.