Petropávlovsk-Kamchatski (Rusia), 1 abr (Sputnik).- La confrontación entre Occidente y Rusia ha tocado fondo, pero existe la esperanza de que todos entiendan los riesgos que implica ese hecho, declaró este jueves el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
Al responder a la pregunta de si alguna vez había estado más preocupado que ahora, el ministro ruso dijo que «sí y no».
«Por un lado, la confrontación tocó fondo. Por otro lado, en ese fondo existe la esperanza de que todos sean personas adultas y comprendan los riesgos que conlleva aumentar la tensión», subrayó el ministro en un programa del Canal 1 de Rusia.
Según Lavrov, los colegas occidentales fueron los que introdujeron la palabra «guerra» en el uso diplomático a nivel internacional.
El ministro ruso destacó que Moscú está dispuesta a restablecer las relaciones con Bruselas, «para que resurjan de las cenizas», pero no va a «tocar la puerta cerrada».
«Actualmente lo que Occidente percibe como evento principal de la vida internacional es ‘la guerra híbrida desatada por Rusia’, esa es una descripción muy popular. De todas formas confío en que prevalecerá la razón», destacó.
Las relaciones entre Rusia y Occidente siguen empeorando, en particular, como resultado de la práctica tanto de Washington como de Bruselas de aplicar constantemente nuevas sanciones en contra de Moscú.
Hace un par de semanas Lavrov constató que entre Rusia y la UE, como organización, no hay relaciones, ya que las mismas fueron destruidas de manera unilateral por Bruselas.
Los intercambios entre el Kremlin y la Casa Blanca igualmente muestran temperaturas cercanas a cero, y el embajador ruso en EEUU, Anatoli Antónov, fue invitado a Moscú a consultas, para analizar qué hacer en el contexto de las relaciones actuales con Washington.
La Cancillería subrayó que Moscú no está interesado en una degradación irreversible de esas relaciones y afirmó que quiere buscar «las vías que lleven a corregir el actual estado grave de los vínculos ruso-estadounidenses, los que durante los últimos años, de hecho, se vieron en un atolladero por la actuación de Washington».
Según Antónov, que no sabe cuando regresará a Washington, EEUU no muestra ningún interés en eliminar las barreras que obstaculizan las relaciones entre ambos países durante los últimos años.
Rusia no usará suministros energéticos para influir en Europa
Rusia nunca va a usar sus recursos de energía o rutas petroleras y gasísticas para ejercer influencia política en los países europeos, declaró Lavrov.
«Nosotros nunca –eso es nuestra posición fundamental que no depende de nada– vamos a usar recursos de energía, nuestras rutas del petróleo y del gas en Europa», dijo Lavrov en declaraciones a la cadena Canal 1 preguntado si Rusia podría usar los suministros energéticos como herramienta de influencia política.
En este contexto el jefe de la diplomacia rusa recordó el bloqueo del suministro de agua a Crimea por parte de Ucrania y calificó de vergonzosa esa decisión.
«Occidente, que muy a menudo cuestiona que usemos los suministros energéticos como herramienta de influencia, como una arma, permanece callado en cuanto a qué hace Kiev sobre el suministro de agua a Crimea», señaló el alto diplomático.
Subrayó que las necesidades básicas, de las cuales depende la vida de muchas personas, nunca deben convertirse en el blanco de sanciones.
A finales de marzo, el secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, declaró en una entrevista concedida a la cadena CNN que Washington considera que el proyecto Nord Stream 2 es una «mala idea», por lo cual continuará imponiendo sanciones a las compañías involucradas en la construcción del gasoducto.
Según Blinken, el Nord Stream 2 supuestamente le dará a Rusia la oportunidad de «usar la energía como una herramienta coercitiva».
El proyecto Nord Stream 2 tiene por objetivo la puesta en marcha de un gasoducto que transportaría hasta 55.000 millones de metros cúbicos de gas natural por año desde Rusia a Alemania, pasando por las aguas territoriales o las zonas económicas exclusivas de Dinamarca, Finlandia, Alemania, Rusia y Suecia.
Se oponen al nuevo gasoducto EEUU, que busca vender a Europa el gas natural licuado de sus yacimientos de esquisto, y varios países europeos como Polonia, Letonia y Lituania.
Para el 1 de abril, la compañía operadora Nord Stream 2 AG informó haber completado la construcción del gasoducto homónimo en un 95 por ciento. (Sputnik)