jueves 28, marzo 2024
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Corrupción, neoliberalismo y estado social

¿Cómo es que en Costa Rica -celebrado ejemplo continental de democracia- exista una voluntad grupal para malversarle al estado una cuantiosa suma de dinero (unos 126 millones de dólares) hecho sin parangón en esta nación y que llevó a decenas de arrestos de funcionarios públicos y altos empresarios?; ¿Qué motivó a los ambiciosos capitalistas y a unos cerebritos que sirven o sirvieron en el Conavi a corromper criminalmente la razón de ser de una institución pública que en teoría se debe a la honradez y a la probidad?

 

Si bien es cierto, la corrupción siempre ha existido hasta en las cortes celestiales y por la eternidad será tentación, y dada la imposibilidad de implantar la rectitud en toda la ciudadanía, no cabe duda de que el cismo social causado al hacerse pública la investigación judicial conocida como la <<Cochinilla>>, produjo colocar en el debate público, nuevamente, la existencia de una corrupción crónica y sistémica que al país le urge detener como la mortal hemorragia que es. Esta deberá explicarse en su detalle porque entre no pocos males es el principal.  Repasemos que los 2 los grandes enemigos de la democracia son la corrupción y la injusticia social.  Costa Rica ya tiene su Odebrecht.

 

Ya no se trata, únicamente, de denunciar a unas cuantas <<manzanas podridas>>; también se ha de acometer la autocrítica política en contra de un estatus quo que ha <<normalizado>> el discurso corruptor que circula liberalmente en los aires de Costa Rica, y que da abrigo a todas las corruptelas, <<mayores o menores>>, pues las hay de todos los tamaños y sabores.  La sociedad costarricense debe sincerarse consigo misma y preguntarse sobre el origen social e individual de esta calamidad.

La cuestión moral

¿Cuáles emociones incitan a la corrupción del individuo?  No otra cosa puede ser que el poder, el narcisismo, la codicia, la avaricia, el elitismo, el egoísmo, el individualismo, la hipocresía, la trampa  y la mentira. El lector podrá agregar otras. Nace la corrupción en la mente o en las emociones del ser humano y desde sus profundidades emerge el pésimo consejo del hedonismo rastrero. Pero estas apetencias subjetivas se vuelven más problemáticas cuando se socializan en el universo económico y político. Es el neoliberalismo -una doctrina económica particular en cuanto a cómo se hacen el comercio y los negocios- el que mejor conoce en nuestro tiempo este oficio de corruptor de sentidos y voluntades; sin embargo, no conviene generalizar este defecto como propio de todas las economías de mercado, pues hay lugares como Dinamarca, Nueva Zelanda y Finlandia, o, Singapur, Suecia y Suiza, donde la corrupción o la percepción ciudadana  de esta es muy baja. En fin, la corrupción es una tara de la cual ningún sistema político e ideológico se encuentra exento.

Hace cerca de 4 décadas el neoliberalismo fue inaugurado en la esfera política y global  por Reagan y Thatcher. Los grandes capitalistas del mundo entendieron que en la inhóspita jungla de la competencia todo recurso valía para ganar cartera y dinero.  Se pusieron de acuerdo en cuanto a las reglas del juego, utilizando para ello a los vasallos estados nacionales y se guardaron el común propósito de desmantelarlos de utilidad social o de manipularlos a punta de corrupción.  Y no transcurrió mucho tiempo cuando las <<coimas>> empezaron a salpicar políticos y empresarios en toda  América Latina. Los plutócratas -unos más y otros menos-  infirieron tener, implícitamente, una cierta prerrogativa para corromper los negocios en un universo de casino y circo romano. Entonces, se instaló la bandera de la corrupción a lo alto pero vestida de blanca, es decir, con loas a la honradez, la esperanza y el progreso. Por un tiempo este doble discurso fue exitoso y  hasta el pueblo lo aplaudió víctima de la farsa. La génesis de la inmoralidad del neoliberalismo yace en su propia mentira. Los resultados de tanta desigualdad creada saltan a la vista.

Al leer el reporte mundial de la organización Trasparencia Internacional cuya misión es <<detener la corrupción y promover la transparencia, la responsabilidad y la integridad en todos los niveles y en todos los sectores de la sociedad>> , observo que en las naciones donde hay una gruesa inversión social, donde existe un consenso político sobre el carácter asistencialista del estado como en los países escandinavos, y en otros no tan socialistas, y que además facilitan la equidad tributaria, destacan como poco corruptos en la percepción ciudadana. La sinergia entre democracia, capitalismo y socialismo produce, sin duda alguna, sociedades más saludables, más solidarias y menos proclives a la corrupción. El mercado verdaderamente liberador se concibe, entonces, bajo un marco ético al servicio del bien común y de los intereses del inversionista que ha de esperar un legítimo lucro. Este último no puede ser ilimitado porque el mercado ha de estar guiado por estándares éticos y de justicia para con el ser humano y el medioambiente. 

Costa Rica con su estado social en franca desmejora ocupa el lugar 42/180 y un puntaje de 57/100, según el Índice de Percepción de la Corrupción 2020 que elabora cada año Transparencia Internacional.   Su puntaje no es malo ni óptimo. No cabe duda que nuestro país descenderá de posición a la luz de la escandalosa Cochinilla

El neoliberalismo

El neoliberalismo es una posición económica y política que surge como reacción a la intervención del Estado como garante de una mayor justicia social. Esta doctrina favorece la privatización de empresas y servicios que estaban en manos del sector público, bajo la premisa de que el sector privado es más eficiente. Es partidario de la reducción del gasto social, de propiciar la libre competencia de las grandes corporaciones e inspira el debilitamiento y hasta la desintegración de los sindicatos del pueblo. 

Particularmente lo ha sido así en América Latina y el Caribe, en África, en Asia y hasta en las modestas islas de Oceanía.  En metrópolis como el Reino Unido y los Estados Unidos, esta debacle se sufre relativamente menos con la diferencia de que estos países tienen más recursos económicos e institucionales para paliar hasta cierto límite sus desgracias.  Pero tanto en el norte afluente como en el sur emergente o pobre se sufre un terrible cáncer: el de la extrema concentración de dinero, riquezas y poder en manos de una ínfima minoría, hecho que contrasta con universos crecientes de excluidos, pobres y muy pobres, como de estamentos medios disminuidos y acongojados.  La pandemia es una radiografía de esta realidad.

A lo dicho concurren el desempleo, el subempleo, la terciarización, la precarización de los servicios sociales, las limitaciones al derecho de huelga y a la organización sindical, así como las descaradas injusticias tributarias, etcétera. En este ambiente precario la corrupción rápido se enquista y los grandes capitalistas se aprovechan para corromper de manera legal o ilegal el sistema de contrataciones públicas, tanto como los torneos político-electorales, en razón del poderío económico que ostentan. Y también el narcotráfico encuentra mayores oportunidades para lavar capitales.

El legado global

Bajo el neoliberalismo nunca la humanidad creó tanta riqueza (en gran medida gracias a China) y fue tan pésimamente distribuida; y nunca alguna ideología como esta le hizo tanto daño al ecosistema de nuestro planeta. Y también, por otro lado, sacó temporalmente gente de la pobreza extrema pero nunca de la pobreza e impulsó el nacimiento de una casta de tecnócratas privilegiados para servir a sus fines, una especie de corte palaciega que celebraba los alegres números de economías como la chilena que ocultaban su inhumanidad.

 

Oxfam Internacional ha medido que el 1% más rico (2,153 billonarios) duplica y un poco más la riqueza de 6.9 billones de personas. Casi la mitad de la humanidad vive con menos de $5.50 al día.  Según el Banco Mundial <<La tasa de pobreza extrema mundial disminuyó del 10,1 % en 2015 al 9,2 % en 2017, lo que equivale a 689 millones de personas que vivían con menos de USD 1,90 al día. En 2017, en las líneas de pobreza más altas, el 24,1 % del mundo vivía con menos de USD 3,20 al día y el 43,6 % con menos de USD 5,50.>> Económicamente los poderosos (personas físicas y corporaciones) disfrutan de los niveles más bajos de pago en décadas en materia de impuestos; en cambio, la carga tributaria recae desproporcionadamente sobre los trabajadores. Solo 4 centavos en cada dólar de ingresos tributarios  provienen de los impuestos a esta  riqueza.  Los archimillonarios evitan hasta el 30% de su responsabilidad fiscal.  258 millones de niños (1 de cada 5) no podrán ir a la escuela.  Cada día mueren 10.000 personas por falta de acceso a la atención médica. Las personas de las comunidades pobres pueden esperar morir diez o veinte años antes que las personas de las zonas ricas.  La pandemia no ha hecho más que acentuar estos draconianos datos.

 

En los Estados Unidos -conforme a lo investigado por la revista Forbes- <<La riqueza total de los multimillonarios estadounidenses asciende a 4,6 trillones de dólares al cierre del mercado de valores el 28 de abril, según nuestro recuento. Eso es un 35% más que los $3.4 trillones cuando se abrieron los mercados el 1 de enero de 2020, justo cuando Covid-19 comenzaba a tomar el mundo por sorpresa. En otras palabras, los multimillonarios de EE. UU. se han enriquecido 1.2 trillones de dólares más durante la pandemia.>>

 

Con la crisis sanitaria las personas con las mayores fortunas  del mundo recuperaron sus perdidas en 9 meses desde el inicio de la emergencia, mientras el número de gente atrapada por la pobreza y la extrema pobreza se incrementó en dicho periodo en más de 500 millones. Las Naciones Unidas también ha destacado esta asimetría como en su informe de 2020, elaborado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas.  Su secretario general, António Guterres, dijo ese mismo año que el nuevo coronavirus «se ha convertido en una radiografía que revela las fracturas del frágil esqueleto en las sociedades que hemos construido«. Además agregó que esta coyuntura «está exponiendo falacias y falsedades en todas partes: la mentira de que los mercados libres pueden brindar atención médica para todos; la ficción de que el trabajo de cuidado no remunerado no es trabajo; la ilusión de que vivimos en un mundo postracista; el mito de que todos estamos en el mismo barco».

 

Por su parte, el Banco Mundial estimó que la pobreza extrema mundial aumentaría a gran escala en la presente coyuntura, agravada por la fuerza de los conflictos y el cambio climático.  <<Se estima que la pandemia de COVID-19 empujará a entre 88 millones y 115 millones de personas a la pobreza extrema este año, mientras que la cifra total llegará a los 150 millones para 2021, según la gravedad de la contracción económica. La pobreza extrema, definida como la situación de quienes viven con menos de USD 1,90 al día, probablemente afecte a entre un 9,1 % y un 9,4 % de la población mundial en 2020, de acuerdo con el trabajo Poverty and Shared Prosperity Report (Informe sobre pobreza y prosperidad compartida), que se publica cada dos años.>>  En efecto, para ser preciso, la pandemia puso a rodar las consecuencias de una estructura económica y global injusta que el neoliberalismo ha privilegiado.  En un mundo donde hubiera primado la equidad y la justicia otras habrían sido las consecuencias de esta violenta crisis.

 

La desigualdad en Costa Rica.

 

En un extraordinario artículo que juzgo de lectura obligatoria, escrito por el Dr. Jaime Ordónez, catedrático de la Universidad de Costa Rica, director del Instituto Centroamericano de Gobernabilidad (ICG) y del Observatorio de la Democracia en Centroamérica, se preguntó sobre las razones por las que 1 de cada 3 costarricenses es ahora pobre. Dice: << Del histórico 22% de línea de pobreza que el país tuvo en las últimas décadas, en junio de 2020 ya habíamos llegado a un 30.5%. Para junio de 2020 se habían añadido 321,000 personas, para un total de 1,529,255 personas pobres. Para el cierre del presente año 2021, se proyecta un total 1,850,000 de personas pobres, sumada la pobreza extrema y general. (…) Al escribir estas líneas, uno de cada tres costarricenses es pobre y la situación se sigue agudizando. Ese 33% de pobreza con el cual llegaremos a fines de 2021 tiene, además, un componente explosivo, que nos recuerda mucho de lo que sucedió recientemente en Chile y Colombia (dos países que comparten la nefasta lista de inequidad del Banco Mundial) y es que la pobreza se acelera mucho más en las zonas urbanas que las rurales.>>

 

El autor también se preocupa de los motivos que ponen a nuestro país en la lista de los más desiguales del planeta conforme al índice de Gini del Banco Mundial, asunto claramente vergonzoso para nuestra nación. Por ejemplo, el quintil superior (20% más rico), recibe entre el 75% y el 80% del ingreso. El analista pasa ausculta lo que yo denomino <<nuestra daga suicida>>:  la injusticia tributaria que acampa en el meridiano de Hacienda, entuerto que se afiló con la reforma fiscal regresiva que impulsó el presidente Carlos Alvarado. El azote lo han recibido las pequeñas empresas, las pymes, la clase media y los pobres. Si no enderezamos esta deriva el estallido social llegará irremediablemente.

 

Conclusión

 

Los costarricenses tenemos memoria de un estado de bienestar. Con sus defectos y sus virtudes creamos una sociedad con expectativas de ascenso social con sólidas instituciones como la CCSS que prácticamente universalizó el derecho a la salud. Fundamos el ICE, el órgano rector de nuestra energía eléctrica y pionero de la telefonía, y debemos a sus ingenieros las impresionantes  represas que aprovechan el abundante recurso hídrico que permite producir energía limpia.  Nuestro estado estableció 3 universidades públicas de primer orden y calidad continental.  No somos un país pobre en recursos humanos y materiales y, por lo mismo, es inaceptable producir pobreza y esparcir desigualdad. Estamos hoy ante una encrucijada: la de seguir cayendo en el abismo neoliberal, o, la de escoger la acción reflexiva que nos heredó la II República.

 

El comercio, los negocios, deben reflejar en el mercado las virtudes del decoro, la honradez, la transparencia y la sensibilidad. Tengamos siempre presente que la corrupción y la injusticia social son enemigas de la democracia. Nuestro talón de Aquiles es un dinosaurio que se llama injusticia tributaria.  Rectifiquemos. Sea ella la primera tara a enmendar si es que se quiere rescatar a la Costa Rica solidaria.  Exijamos a quienes aspiran a la presidencia de la república que se pronuncien sobre este tema.  En verdad urge un esfuerzo de reconstrucción nacional y un retorno a la generosidad de espíritu.

(*) Allen Pérez es Abogado

Referencias:

 

  1.  https://www.transparency.org/en/cpi/2020/index/nzl

  2. https://www.oxfam.org/en/5-shocking-facts-about-extreme-global-inequality-and-how-even-it

  3. https://www.bancomundial.org/es/topic/poverty/overview

  4. https://oxfamilibrary.openrepository.com/bitstream/handle/10546/621149/bp-the-inequality-virus-summ-250121-en.pdf

  5. https://www.forbes.com/sites/chasewithorn/2021/04/30/american-billionaires-have-gotten-12-trillion-richer-during-the-pandemic/?sh=568efc5af557

  6. https://www.cbsnews.com/news/oxfam-billionaire-wealth-poverty/

  7. https://www.un.org/development/desa/dspd/world-social-report/2020-2.html

  8. https://www.un.org/es/coronavirus/articles/guterres-covid-19-expone-desigualdad-genero

  9. https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2020/10/07/covid-19-to-add-as-many-as-150-million-extreme-poor-by-2021

  10. https://wsimag.com/es/economia-y-politica/66229-costa-rica-el-virus-de-la-desigualdad

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4 COMENTARIOS

  1. Allen,has estado muy lejos de Costa Rica por mucho tiempo.Te doy la razon en muchos de tus argumentos,pero la gran carga que significa para los costarricenses la manutencion del estado ha hecho que nuestro querido pais, ese que añoras, sea mas caro que vivir en Boston ,ya de por si una ciudad cara.
    Aqui tenemos mas de 115 impuestos,330 instituciones del estado que debemos mantener y no hay de donde.Nuestras empresas contrario a EEUU pagan el 30% de renta comparado con el 21 % alla.Y la tendencia es bajarlo a 15 %.No hay sueldo en nuestro pais que aguante las cargas,ni hablar de las sociales,ademas de que el colon ,believe it or not, es una moneda fuerte,o la mantienen fuerte.Regulaciones ministeriales,municipales y de cualquier indole que se le ocurra a un funcionario hacen de la tarea de producir una pendiente dificil de superar.Eso lleva a miles a la informalidad y a establecer los nichos de corrupcion propiciados por tanta leguleyada.Es triste pero es cierto.Tambien debes pensar en lo que nos cuesta tener un vecino que vive emulando a Cuba y Venezuela.Es dificil.Hope you had a great 4th of July !Tu amigo de limon ,Charles.

  2. Estimado amigo: coincido con usted que el sistema tributario hay que cambiarlo, hacerlo racional y simplificarlo. El cobro debe ser eficiente y fuerte para evitar la evasión y la elusión. Sin embargo, sin un Estado democrático de Bienestar, es imposible repartir progreso y holgura económica. El mercado y el justo lucro es parte de esta ecuación, por lo que urge desterrar la corrupción de los sectores público y privado. Duele la agresión tributaria contra los pymes y, en general, contra la pequeña y mediana empresa. Cientos de ellos han dejado de operar. La reforma fiscal del 2018 solucionó muy poco y lo empeoró casi todo. En efecto, el tema es muy complejo. Yo le agradezco su oportuna intervención, porque en efecto la distancia puede no hacerme apreciar lo que usted sí puede palpar sobre el terreno. Muchas gracias por hacerme notar su opinión. Reciba usted un fraterno abrazo de mi parte. Yes, we can!

    Nota: el adjunto el artículo de don Jaime que se publicó hace pocos días en la revista del Wall Street Journal: https://wsimag.com/es/economia-y-politica/66229-costa-rica-el-virus-de-la-desigualdad?fbclid=IwAR0c82MLicdBiGD-XgU5Kbnxx73dSft9lkhBWaIA20OMVO3i97KwY9Hpm2I

  3. No hay impuesto que aguante un Estado tan gigante e ineficiente, para colmos estamos viviendo una crisis cultural de corrupción y falta de solidaridad, sólo pensamos en nosotros mismos, sin importar a quién afectemos con nuestros actos.
    No se le puede achacar los males del Estado a una ideología política, esos argumentos son vacios y no se apegan a la realidad, al tico promedio ya no le importa la izquierda, derecha, centro, etc; el tico promedio está asqueado de todo lo que tenga que ver con política, por lo tanto se mantiene ignorante en el tema y sólo está velando por «ver qué agarra».

  4. Cuando salí de Cuba en Mayo de 1996 y llegué a Costa Rica con solo 300 USD en el bolsillo(Tenia 24 años en aquel entonces). Como se pueden imaginar, ese dinero lo tuve que gastar casi todo en la primera semana de mi estancia, en gastos de alquiler, alimentación, etc. Se puede decir que estaba en pobreza extrema en ese momento, pero siempre tuve presente que mi condición era transitoria. Había llegado a un país con una economía de mercado(capitalista) que me brindaba la oportunidad de salir adelante trabajando duro y aprovechando mis habilidades. Quiero aclara que nunca recibí ayuda ninguna de parte del gobierno ni de ninguna otra institución no gubernamental o religiosa.
    Para no hacer la historia muy larga, hoy con 48 años de edad, tengo una estabilidad económica muy buena, una casa propia muy bonita y dos apartamentos de alquiler (todo libre de hipoteca), un carro premium modelo reciente, he podido viajar a mas de 12 países en diferentes partes del mundo y no carezco de nada. Mi punto es que de la misma manera que los ricos se hacen mas ricos, lo que es innegable y no le veo nada de malo, también los pobres pueden mejorar su condición económica y pasar a formar parte de la clase media. Yo soy una prueba fehaciente de ello.

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