¿Qué hace Fidel Castro los domingos por la tarde? Ahora nada, imagino, pero esta pregunta me inquietó por décadas, simplemente porque nuestros países pequeños no ofrecen mucho espacio para las grandes figuras y nos guste o no, Fidel fue uno de los personajes latinoamericanos (quizá mundial) más grande, hombre de extremos en todo, vivió y murió sabiendo que la Revolución Cubana había sido un estado fallido, porque un país que necesita dádivas externas para medio mantener a sus ciudadanos, es de todo menos un estado exitoso. Cuando el levantamiento armado contra la dictadura de Fulgencio Batista (aquel criminal dictador, títere de los EEUU) incluso los que éramos niños, íbamos a favor de Fidel Castro.
El fenómeno de “los muchachos” con barba y pelo largo, era el amanecer de una revuelta mundial de protesta contra el stablishment, verlos posar para Life y Vanity Fair con un rifle al hombro era apasionante. Después Batista, como todas las gallinas, huyó y dejó la gente que lo aplaudía a merced de los revolucionarios, desde luego no fueron fusilados diez mil, como decía la propaganda, pero quedarían con vidas arruinadas.
Los años y el embargo comercial estadounidense, se encargaron de llevar a Cuba hacia el comunismo soviético, había nacido una larga dictadura títere de quien pagara, pero eso sí contra los EEUU, que de paso Fidel previó como el mejor negocio, había muchos países odiando al imperio americano, hoy le venden y le compran, pero en ese entonces daban toneladas de dinero a Castro y sus huestes.
La historia de Cuba es triste, donde mejor la he leído es en un voluminoso texto de Hugh Thomas: “Cuba”, brillante historiador británico, quien lamentablemente murió en el 2017, sin publicar una segunda parte de su fenomenal y documentada historia. Cuba es en muchos aspectos un paraíso, su rico suelo produce de todo, su fundación provocó una gran diversidad de culturas imbricadas, es un encanto, pero no ha conseguido su libertad. No quiero con la palabra libertad colocarme en contra o a favor del régimen vetusto y anquilosado de La Habana, yo sé cómo funcionan las dictaduras, lo aprendí en el Panamá de Noriega, todos los dictadores son iguales: el aplauso, la lisonja y el poder, los transforma en marionetas irrisorias de quienes viven de ellos, que son al fin y al cabo los verdaderos dictadores.
La explotación de los ciudadanos cubanos, los de siempre, ha sido caótica y les ha entrenado para obedecer, no hay otra salida, Cuba es una isla y ha sido perennemente cárcel para tirios y troyanos.
El cubano promedio siempre ha sido pobre, desde luego ha sido caldo de cultivo para el poder de los sátrapas, de cualquier bando, eso es secundario, su independencia nació de un montaje de Roosevelt el cazador y muchos otros, luego tenemos ciento veinte años de desgracia. Al hablar de desgracia es por la equiparación de la vida allá con la vida en nuestro país, pero el cubano promedio come yuca, porotos y puerco, toma ron y juega dominó, ese es un lujo que en nuestros países solo los mejor posicionados económicamente pueden darse. Milongueros y bailarines, viven su día día sin prisa, lo pasan duro, quizá, pero no han conocido mejores épocas nunca.
¿Qué sucede hoy? Bueno, eso es mucho más sencillo, el cubano joven comió del fruto del árbol del bien y del mal: internet le mostró que no eran el mejor país en su desempeño económico ni político, que no había necesidad en otros países de pasar páramos para vivir modestamente y ante todo que existía libertad en otros mundos.
En vano tratará la nomenclatura comunista de tapar el sol con un dedo, cada vez habrá mayor comunicación entre los ciudadanos cubanos y los ciudadanos de otros lados.
Estamos viviendo “la era de la información en vivo”, aunque la veracidad se mezcla con la mentira, es información y listo, la raza humana es social por antonomasia, el hombre es un animal de relación social, eso es inevitable, el momento de migrar de una Cuba a otra Cuba, está ahí pidiendo puerta como el sabanero. ¿Cómo será la próxima Cuba? No lo sé, aún no me lo han querido decir los astros, aunque estén alineados, aún no lo dicen, pero de algo estoy totalmente seguro: será mejor.
Cuando veo “el desmadre cochinilla”, creo que con todo y eso, la libertad es el bien supremo. Muy joven leí a Lord Acton, entonces supe que por encima de cualquier partido político, credo o religión, mi norte sería “la libertad”, de ahí que no camino hacia la derecha ni hacia la izquierda (esta última ha pasado por el arcoíris de las tonteras: marxismo, ecologismo, género libre, aborto, etc etc, todo lo que vaya contra la derecha) soy quizá centrista aquilatando todos los beneficiosos ideales de las eternamente en lucha, derecha e izquierda.
Me dolió ver a Raúl con una banderita en la mano junto a Diaz-Canel, creí que ese día no llegaría, sucedió como cuando en medio del levantamiento cívico en Panamá durante la dictadura de Noriega, sacaban fotos estandarte con la figura de Torrijos: “…ya sacaron a pasear al santo…”, decía un señor amigo mío. Con esas poses estúpidas no se oculta la verdad.
La libertad es el único bien inalienable del ser humano. Hay que leer a Lord Acton, suya es una frase famosa: <el poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe absolutamente>. Esta máxima, en la que el poder político parece que tiene que ser limitado y frenado, con el fin de hacerlo compatible con la libertad, nos expresa la idea de que la tendencia del poder (humano, social, económico, político) es a extralimitarse y por lo tanto a ahogar la libertad. Sobre este tema del poder regresaré pronto, acerca de la necesidad de limitar el poder que se ha abrogado el ejecutivo en Costa Rica y cómo regularlo.
Suerte hermanos cubanos, el mañana les espera.
Un buen esfuerzo el suyo por abordar un tema muy complejo y con muchas aristas, una retrospectiva histórica en el tiempo de la larga duración. De la lectura de Hugh Thomas, la que aún no he concluido, sólo puedo decirle que el tema de la libertad y de la independencia de la nación cubana, los EEUU confiscaron la independencia cubana que estaba a las puertas en 1898, en 1902 la devolvieron condicionada. Todos los gobernantes cubanos se han visto condicionados por la embajada, ya sabemos cuál, y todos los presidentes, Gerardo Machado y Fulgencio Batista incluidos, quisieron hacer “su” revolución y remediar algunos de los males del colonialismo, esa embajada se encargó de recordarles ¿quién mandaba de verdad en Cuba?, al final tuvieron que obedecer. Cuando los rebeldes del “26 de Julio”, no el viejo Partido Socialista Popular o “comunista” que incluso los calificó de “aventureros putchistas” e “irresponsables”, derrocaron al dictador Batista, gran amigo del presidente Dwight Eisenhower, los Dulles y la mafia de los casinos, el primero de ellos se negó a recibir a Fidel Castro, durante su primera visita a Washington, en el mes de abril de 1959, el líder revolucionario tuvo, a lo sumo, la recepción fría e incluso hostil del presidente Nixon, el gobierno norteamericano era el mismo que había acabado con la democracia guatemalteca(1944-1954), la única que ese país ha conocido. De ahí en adelante, la revolución cubana quedó entre las tenazas de las dos superpotencias de la “guerra fría”, apostó a la alianza y a la ayuda de Moscú, pero el precio fue muy alto. El estalinismo en alzada, prescindió, e incluso persiguió a la izquierda del 26 de Julio (la otra izquierda más abierta y creativa, agrupada alrededor de Carlos Franqui y el diario Revolución, órgano del Movimiento 26 de julio), muchos de sus dirigentes terminaron en el exilio, algunos de ellos después de haber pasado por las cárceles cubanas, cosa que deploro. Esto terminó por burocratizar y empobrecer la perspectiva de la revolución, aunque a la larga fueron el embargo y el bloqueo estadounidense, cada vez más intenso y despiadado, los que volvieron la supervivencia una tarea casi imposible. A la caída de la Unión Soviética esto se evidenció, aún más, al perder la isla sus mercados y fuentes de abastecimiento, el llamado “período especial” fue tan duro que se pensó incluso en abandonar las ciudades, en una especie de colapso civilizatoria, llegó a decir el novelista cubano Leonardo Padura. Esa es la tragedia no sólo de Cuba sino de casi todas las islas del Caribe, con excepción de Martinica y la Guadalupe (aujourdhui départaments d´autre mer de la France, sans oublier la politique criminelle de la puisance française à l`égard du peuple haïtien) y con un desahuciado Puerto Rico, al que Donald Trump quiso vender o desmantelar.
Las analogías entre Panamá y Cuba no me parecen sin embargo muy afortunadas, aquel régimen de Noriega fue sólo la le ejecución de una mala sino pésima opereta, el dictador panameño que era agente de la CIA fue desplazado por sus patrones cuando dejó de serles útil. En fin, ¿qué más diré de su texto?, como siempre usted escribe excelentes textos literarios e históricos muy cuidadosos y elaborados, no deja de tener mucha razón en lo que dice, en lo que no estoy de acuerdo es en que para mí urge terminar con esas políticas tan destructivas de USA hacia la nación cubana, tal vez este sea el momento para abrirle paso ese largo camino hacia la libertad de que habla el británico Hugh Thomas, aunque para mí es un autor que peca de eurocentrista en su enfoque, y es demasiado benevolente hacia sus primos anglosajones de la Casa Blanca.
Siempre disfruto sus aportes, sea un artículo o incluso más: un artículo sobre otro artículo. En la mayoría de las cosas coincidimos, claro que debe haber discrepancias sino seríamos un mimo. Yo soñé con un país social demócrata, después con Oduber y unos amigos de él, vi que sería un sueño. Tenemos no obstante una tarea más grande, devolver a Costa Rica y sus políticos el adecentamiento y la inteligencia añosa.
Tuve el gusto de conocer a don Daniel Oduber, en una época que estuve en la Juventud Liberacionista, hace ya muchos años. Lo recuerdo con nostalgia porque un hombre culto y un verdadero estadista, pienso que después de él vino la muerte de la socialdemocracia, de ese viejo Partido Liberación Nacional que le dio tanto a Costa Rica. C´est dommage savoir que tout ça ne reviendra jamais…saludos doctor
Don Rogelio Arce: Creo que por fin nos estamos entendiendo, o estamos estableciendo las bases para un diálogo acerca de la pregunta ¿de qué trata este asunto? ¿cuál es el verdadero tema en discusión?, debo empezar reiterándole algo en que venido insistiendo desde hace bastante tiempo: el lenguaje político que seguimos utilizando está desfasado, es anacrónico porque corresponde a otro tiempo histórico, para ser más exactos al siglo anterior, y por lo tanto no nos sirve para explicar siquiera los aspectos más elementales de la compleja realidad de nuestro tiempo. El gran problema de muchas de las gentes de llamada “derecha”, con sus diversas tonalidades, tanto como de aquellos que se autocalifican como de “izquierda” o incluso “comunistas”, es que son personas que piensan que seguimos en el siglo pasado, cuando en realidad el siglo XX acaba de terminar con llamada “pandemia”, y no con la caída del Muro de Berlín como muchos historiadores habían dicho, por lo que lo desafíos también son otros, hay que mirar hacia adelante. Sucede que hoy casi nadie puede explicar en estos tiempos ¿qué carajos es el comunismo?, y también tenemos grandes dificultades para explicar y comprender que es de verdad la democracia. Por cierto José Figueres Ferrer, durante su exilio en México, publicó en 1943 un interesantísimo opúsculo titulado PALABRAS GASTADAS, que resultó ser una buena línea de análisis y estudio de este tema, lástima que no siguió trabajando en él. En ningún momento, he pretendido defender al régimen cubano como tal, o a cualquiera otro de los que tenemos en este continente bajo otros disfraces, en el primer caso porque el neoestalinismo lo burocratizó restando fuerzas sociales y políticas a la revolución misma, en un país atrapado por los conflictos de no tan fría guerra de baja intensidad que sostuvieron, durante décadas, los EEUU y la Unión Soviética, tal vez por eso es que el “socialismo” no llegó a ser lo que sus gestores pretendieron, cosa que deploro, en el segundo caso porque el hecho de que en una nación como Colombia -sólo por citar alguna- hayan elecciones cada cuatro años, no quiere decir que ese desdichado país sea en absoluto una “democracia”, y se respeten los derechos humanos, cuando todo el mundo sabe (aunque la mayoría prefiere callar) que no hay día en que no hayan masacres contra los campesinos, los obreros, los estudiantes y los indígenas, desde los tiempos en que los conservadores asesinaron a Jorge Eliécer Gaitán, el caudillo liberal que en los años cuarenta concentró en sí mismo las esperanzas de todo un pueblo. Esa es la nación de la eterna guerra contra el pueblo y una demostración de lo que no es ni debe ser la democracia (la de Colombia es de mentirillas, como decíamos de chiquillos), en un país que a diferencia del nuestro jamás se modernizó, y es el dominio de una oligarquía perversa como pocas. La verdad doctor Rogelio Arce es que lo deberíamos cuidar es nuestro país, el que tuvo una democracia ejemplar, a lo largo de muchas décadas, donde los logros sociales y políticos marcharon a la par del crecimiento económico. Lo estamos perdiendo por culpa del neoliberalismo, que como antes dije es una burla, pues se trata de un régimen que ni se basa en libre mercado, ni mucho menos en la libre competencia, no se todavía ¿porqué tanta gente se escandaliza con lo de Meco y Solís, cuando eso es lo normal?, dado el hecho de que se trata de un régimen económico y social mercantilista, monopólico, dúo u oligopólico, algo que no entendió Juan Carlos Bolaños, por eso fue que lo jodieron, cuando intentó entrar a competir con las empresas que tenían(y siguen teniendo) en su poder el negocio del cemento. Me parece que sobre estas y otras bases podríamos empezar un diálogo fructífero para ambos, tanto como para las personas de nuestro querido país.