Por Mario Roque Cayoja (dpa), La Paz, 13 oct (dpa) – En casi nueve años de gobierno, Evo Morales llevó adelante un proyecto que buscó integrar en los procesos de decisión en Bolivia a la población con raíces indígenas -que constituye una mayoría del 62 por ciento-, en lo que él bautizó como una «revolución democrática y cultural».
«Nunca más seremos marginados los indígenas. Además hemos demostrado que tenemos capacidad de gobernar, porque en 2006 decían que duraríamos unos meses. Todos se han equivocado, hemos llegado al Palacio Quemado para quedarnos 500 años», destacó en la campaña electoral el mandatario de origen aymara.
Juan Evo Morales Ayma nació en Isallavi, una aldea de Orinoca, muy cerca al lago Poopó de Oruro, el 27 de octubre de 1959, de padres campesinos que enfrentaron verdaderas penurias para mantener a su familia.
Para sobrevivir, a los seis años se fue a trabajar durante un año junto a su padre Dionisio y su hermana Esther hasta la zafra de la caña de azúcar en la comunidad Galilea, en el norte de Argentina.
Oruro fue la primera ciudad donde vivió, estudió y trabajó como albañil y panadero. Fue trompetista de una banda de música, la «Real Imperial», que amenizaba fiestas populares.
En 1980 se instaló en una pequeña parcela en la región tropical del Chapare, en el departamento central de Cochabamba, donde hizo una rápida carrera sindical al frente de los campesinos productores de hoja de coca.
Morales preside desde 1988 las seis federaciones del trópico de Cochabamba. Fue su liderazgo de los productores de la hoja de coca el que lo proyectó a la política en 1997, cuando fue elegido diputado.
En 2002 se lanzó por primera vez como candidato presidencial, logrando 36 parlamentarios y un interesante apoyo popular (20,94 por ciento). El 18 de diciembre de 2005 sorprendió al ganar la presidencia, acompañado por el matemático Álvaro García Linera.
«Yo no leo libros, leo al pueblo con permanente contacto. Cuando me quedo en el Palacio Quemado me siento como en un calabozo, a mí me gusta viajar para aprender mucho», dijo al justificar los innumerables viajes que realiza desde el 22 de enero de 2006, cuando juró como presidente.
Morales es soltero, pero tiene dos hijos: Eva Liz, de 22 años, y Álvaro, de 21. «Estoy casado con Bolivia», suele responder con frecuencia.
Y es un hombre apasionado del fútbol. Morales recuerda a menudo que secretario de Deportes fue su primer cargo como sindicalista de los cultivadores de la hoja de coca. «Joven pelotero me decían, porque siempre tenía una pelota de fútbol», rememora.
También proyecta tener un restaurante para dedicarse a él una vez que cumpla su mandato constitucional en 2020, tras su segunda reelección en los comicios de este domingo.
«El gran proyecto que tengo es montar un restaurante (de carne). Tengo dos excelentes parrilleros (los actuales alcaldes de Cochabamba y Yacuiba). Mi propuesta es que el ex presidente sea mesero (camarero). Vamos a cobrar barato y vamos a cobrar por foto», dijo al diario «El Deber».
Morales es dueño de tierras que producen coca en el trópico del departamento de Cochabamba, y en varias ocasiones anticipó que tras su retiro de la política volverá a su solar campesino.
Pero sus tierras deberán esperar, después de que este domingo se impusiera en los comicios con el 60 por ciento de los votos, según las encuestas a boca de urna.