De cal y de arena
La Reforma Social que el presidente Calderón Guardia legó a la sociedad costarricense procede de una firme vocación suya por la justicia social. Una vocación labrada con esmero desde los años en que él estudiaba en Bélgica, cuando se adentró en el conocimiento de “la cuestión social” que abordaban las encíclicas de León XIII y Pío XI y que propagaban las enseñanzas del cardenal Mercier. Ya en el discurso de asunción del mando el 8 de mayo de 1940, don Rafael Ángel marca el derrotero de su administración en este campo. Pocos meses después de esta fecha, Calderón Guardia –que había sido electo con el 84% de los sufragios- ya tenía andando las ideas matrices de lo que sería su principal legado al país. El Dr. Guillermo Padilla Castro, tras un viaje a Chile para documentar el encargo del presidente, entregó la versión inicial de la ley creadora de la Caja del Seguro Social, que luego analizarían Ernesto Martén Carranza, Walter Dittel y Oscar Barahona. El grupo de trabajo amplió sus horizontes: vino el parto de las Garantías Sociales y del Código de Trabajo. En su mensaje del 1 de mayo de 1941, el presidente Calderón anunció la próxima remisión al Congreso de los proyectos para establecer los seguros sociales. Un año después hizo lo propio respecto a la adición a la Constitución Política de un capítulo particularmente dedicado a proveer Garantías Sociales. Así, el 1 de noviembre de 1942 se crea la CCSS. El 30 de junio de 1942 se emite el Decreto Legislativo # 67 que cristaliza esa reforma constitucional. Y el 27 de agosto de 1943 el presidente Calderón Guardia impone el ejecútese al Código de Trabajo, Ley 17 del 22/10/43.
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Leo a Oscar Barahona Streber en “Memorias y Opiniones”: “La Reforma Social no tuvo origen comunista; simplemente los comunistas se vieron obligados a apoyarla y terminaron aprovechándose de ella”. Y leo en “Secretos de un Acuerdo” de Miguel Picado: “Si bien el Partido Comunista la apoyó (la ley que creó la CCSS) no había desempeñado un papel significativo en su redacción ni fue decisiva su labor para conseguir la aprobación parlamentaria ni acudió tampoco a la movilización de masas” aunque sí aportó importantes modificaciones durante los debates. Es impertinente, entonces, la afirmación (La Nación 5/10/14, pg. 6 de Áncora) de que el acuerdo firmado el 14/06/43 por el arzobispo Víctor M. Sanabria y el líder del Partido Comunista Manuel Mora referente al ideario y denominación de este partido y a la militancia de los católicos en filas comunistas, derivara en la creación de la CCSS y en la promulgación del Código de Trabajo y las garantías sociales. La Reforma Social precede, en mucho, tal acuerdo. Que sí fue vital para aportar un fuerte y decisivo apoyo político a un gobierno que habría de soportar una violenta ofensiva del gran capital, muy incómodo con las reformas que nunca dejó de combatir al extremo de demandar al presidente de la Junta de Gobierno, José Figueres, en 1948, que las derogara. Fue la terminante negativa del victorioso líder lo que hizo de la legislación social “una cuestión irreversible”, como lo dice el historiador Víctor H. Acuña.
(*) Abogado y Periodista.