martes 26, septiembre 2023
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El G20 de Brisbane decepcionó a las organizaciones sociales

Brisbane (Australia), 16 nov (dpa) – A juzgar por las declaraciones del primer ministro de Australia, Tony Abbott, y también de la mayoría de las delegaciones nacionales, la cumbre del G20 deja resultados concretos positivos para avanzar en el crecimiento y el empleo.

«A la gente en todo el mundo le va a ir mejor, y es que de eso se trata», dijo Abbott a modo de resumen.

¿De eso se trata? No para las organizaciones de la sociedad civil presentes en Brisbane, la capital del estado de Queensland, que esperaban más de los líderes: crecimiento inclusivo, trabajo digno, combate contra el ébola y erradicación de la pobreza y la desigualdad.

«El G20 hace todo a medias», se quejó Friederike Röder, de la organización ONE. «Así no se puede salvar vidas».

También se mostró decepcionado Steve Price-Thomas, de Oxfam, que presidió la plataforma de la sociedad civil que hizo propuestas al G20, la C20. «Se ha fracasado en poner los problemas de la pobreza y la desigualdad en primer plano». La meta de crecer un 2,1 por ciento adicional es buena, pero «tiene que beneficiarse de ello el 40 por ciento más pobre de la población, no solamente el 10 por ciento más rico».

«Veo aquí muchas ideas recicladas», comentó a su vez la analista Bessma Momani, del «think tank» canadiense CIGI. En vez de presentar propuestas nuevas, los países trajeron planes que ya se conocían, con un lavado de cara. «Por lo menos, el G20 anima a los países a hacer más, y en ese sentido creo que ayuda», añadió.

Para colmo, la unidad mostrada en lo económico se vio ensombrecida por una tensión política como no se veía desde la Guerra Fría, que no sólo opaca la foto de familia, sino que pone en riesgo el crecimiento en momentos en que es débil y que debería hacerse todo por restaurar la confianza.

«Europa no crecerá hasta que Rusia no retire sus tropas de Ucrania», sentenció el profesor John Kirton, de la Universidad de Toronto. «Existe el peligro de que Rusia desate una nueva crisis financiera». Y así lo advierte incluso la declaración final, que habla de los peligros por las «crisis geopolíticas».

De la «esperanza y el optimismo» que debían emanar de Brisbane, según la visión de Abbott, quedó poco. Hubo avances, sobre todo en la evasión fiscal, la lucha contra las empresas fantasma y la elusión de impuestos (profit shifting). Las estimaciones de las organizaciones humanitarias son que los países en desarrollo pierden un billón de dólares al año por los flujos financieros ilegales, algo que sólo se puede combatir con una mayor transparencia.

ActionAid fue incluso más allá y calculó que en 2011 los países más afectados por el ébola, Liberia, Sierra Leona y Guinea, perdieron más por el fraude fiscal que lo que invirtieron en salud: y ahí están las consecuencias.

Organizaciones como ONE, Oxfam y la Coalición para la Transparencia Financiera (FTC) saludaron por eso la declaración final, pero exigieron que, a diferencia de lo que se establece allí, los datos sobre quiénes son los verdaderos dueños de una empresa o las ganancias sean públicos.

«Esperábamos que los líderes tuvieran más valor», comentó Verena von Derschau, de FTC. «Los países en desarrollo tienen que tener más voz, «porque son las primeras víctimas de un sistema financiero en el que no tienen ningún papel».

«Un gran avance del G20 es que ha reconocido que todo esto es un problema, pero basta que un país diga que no para que los avances sean menos efectivos», señaló Susana Díaz, de Oxfam. «Hace falta una clase política que ponga por encima de todo los intereses ciudadanos, el mejorar la vida de las personas. No se trata de otra cosa».

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1 COMENTARIO

  1. Mientras no se piense primero en los seres humanos y el planeta, antes que en el capital financiero, difícilmente cambiarán las sociedades.

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