Hace algunos días, a la hora del almuerzo escuché la historia de una religiosa con tal capacidad para desarrollar proyectos, que en cuestión de tres meses había logrado dirigir la construcción de un hogar para niños huérfanos. Luego uno de los religiosos agregó que la hermana fue enviada a otro país y en la actualidad no tiene ningún puesto de liderazgo, como una sana medida para que no se vanagloriara y afectara su vida espiritual.
Esta historia me ha llamado a meditar sobre la manera en que se tratan a las personas con capacidades excepcionales en las empresas y organizaciones. ¿Cuántas veces hemos escuchado una persona desmotivada porque no se le valora o se le invisibilidad ante su creatividad e iniciativa? ¿Cuántas veces perjudicamos a tal grado a una persona que puede dar muchísimo por nuestra empresa? Y todo esto solo por no tener el cuidado de saber mirar, escuchar, de saber comprender, de intuir.
Peor aun cuando la realidad según Pareto indica que solo un 20% del total de la planilla se comprometerá plenamente con la empresa, dando su mayor esfuerzo y en ese porcentaje están personas como la “monjita” de la historia. Por ello, ¿Verdad que vale la pena detenerse en el tema y determinar algunas oportunidades de desarrollo para todos?
Primero que todo es importante aprovechar cada oportunidad que se de en la empresa para reconocer la iniciativa de otras personas. Bien sabemos que el ser humano requiere de tales observaciones para bien de su crecimiento. Y hacer esto habla de liderazgo. Aunque hay un dato adicional: muchos empleados preferirían incentivos no económicos como estímulo a motivarle (recuerde que el dinero motivará hasta que se haya gastado).
Luego resulta de vital importancia para la propia carrera como director (hablará de usted su trabajo) así como para el bienestar de la empresa, descubrir estos talentos que posiblemente en un proceso de contratación primario no percibió, a fin de proporcionarle herramientas adicionales que le den oportunidades de hacer carrera y con ello fortalecer la cadena de sucesiones del recurso humano. En si acciones como estas no solo permiten disminuir el presupuesto en reclutamiento sino que también le otorgan la posibilidad a la empresa de contar con personal mejor preparado, que conoce a profundidad la misión de la organización así como su forma de hacer las cosas, sino también que prevé la sucesión ante imprevistos de todas las formas conocidas: así por ejemplo, un departamento no deberá someterse a una búsqueda que lleve hasta meses para tener una nueva jefatura ante una renuncia.
En segundo plano, da la posibilidad de establecer un control integral de los trabajadores, no como una simple y perjudicial labor de policía, sino como la oportunidad tanto de la jefatura como del empleado para analizar el desempeño laboral, haciendo el reconocimiento debido y estableciendo metas que reten en el siguiente periodo al colaborador. No se tratará de “esconder” a la persona ante dificultades en su labor, de relegarla a un rincón o castigarla, sino de acompañarle a partir de una evaluación para que mejore, desarrollándose como ser humano total, en beneficio de las metas que se propone la empresa.
Como puede observarse, el reconocimiento y estímulo de los trabajadores, unido a una verdadera evaluación del desempeño, aunque presenta mayor trabajo y especialización de la dirección, le otorga la posibilidad de no solo de reducir costos, sino de marcar la diferencia en liderazgo que visibilice aún más a la marca empresarial.
Y bueno, al final de cuentas, con toda sinceridad ¿Quieres saber cómo es una empresa? Pues mira cómo son sus directores. Y ¿Quieres saber cómo son sus directores? Mira su clima laboral.
Al final es una gran oportunidad para todos, si nos atrevemos a mejorar.
Heinier Gibson Diaz Cabezas
trabajo para una institucion del gobierno, y el director y los directores que he visto son gente bastante miope e ignorante. Solo son buenos para los viajecitos y para regalarse premiecitos por lo pichota que son, pero carecen de visión por completo. Ese tipo de gente que han sido burócratas de por vida, pero que nunca aprendieron a ensuciarse y no saben ni cómo poner un bombillo. Dan lástima. Ojalá se pensionen pronto y dejen de estorbar.