Madrid, 17 nov (dpa) – Mariano Rajoy se lanza personalmente a recuperar Cataluña. Tras meses de inacción y en medio de las críticas en su Partido Popular (PP), el jefe del Ejecutivo español viajará el sábado a la región del noreste de España para dar a los catalanes sus argumentos contrarios a la independencia.
La batalla allí está en la opinión pública, a la que solo ha llegado el discurso de que hay que acatar la legalidad, porque ese ha sido el único que ha mantenido el presidente del gobierno español.
«Tendré que explicar mejor que hasta ahora mis razones y mis argumentos», dijo el domingo en lo que pareció una asunción de errores en la estrategia que ha mantenido hasta ahora sobre Cataluña.
«Les voy a decir que yo no quiero que tengan que elegir entre ser catalanes o españoles», señaló al avanzar desde Australia, al cierre de la cumbre del G-20, que en los próximos días viajará a la región.
De forma paralela también librará una batalla interna, intentando recuperar a una parte de su partido en la que reina el desconcierto y la decepción por su inacción en el tema catalán.
El viaje, según señalaron fuentes del PP a medios locales, será este sábado, casi dos semanas después de la consulta no oficial sobre la independencia que impulsó el gobierno regional de Artur Mas pese al veto del Tribunal Constitucional.
Rajoy aseguró durante meses que no se celebraría el referéndum independentista del 9 de noviembre. Técnicamente no se celebró, porque Mas renunció a él tras la suspensión del Constitucional. Pero el 9-N sí se llevó a cabo la consulta alternativa por la que el líder catalán lo sustituyó pese a que también esa había sido vetada.
Que Rajoy no hiciera nada para impedirlo molestó en el PP, sobre todo en el PP de Cataluña. «El gobierno nos ha dejado desamparados. Esa es la opinión unánime del PP catalán», citó el diario «El Mundo» hace unos días a un dirigente electo del partido en la región.
Enterarse además por una exclusiva de «El Periódico de Cataluña» de que un enviado de Rajoy -el sociólogo Pedro Arriola- se sentó durante meses en secreto a una mesa de diálogo con otro del gobierno catalán para intentar desatascar la situación cayó como una losa sobre parte del partido, según publica hoy «El Mundo».
A ello se sumó la estupefacción por la desaparición de Rajoy durante varios días desde la víspera de la consulta.
El jefe del Ejecutivo español, de hecho, no tenía previsto hablar, pero ante la presión social e interna convocó una rueda de prensa en La Moncloa tres días después de que 2,3 millones de catalanes desafiaran el veto y acudieran a votar en la consulta ilegalizada.
Rajoy tiene sobre la mesa de su despacho de La Moncloa la mayor amenaza a la unidad territorial de España de las últimas décadas. Hasta ahora se ha limitado a remitirse a la ley, impugnando ante el Constitucional las dos consultas convocadas por Mas.
Su postura ante el desafío independentista se mantiene de momento inalterable. Lo dejó claro la semana pasada después de que Mas le instara a abrir un diálogo para celebrar un referéndum pactado sobre la independencia. «Mas quiere imponerme la celebración de un referéndum de verdad y eso no puede ser. Lo que era ilegal hace un año sigue siéndolo hoy», dijo.
Y así se lo iba a transmitir al jefe del gobierno catalán en la carta con la que hoy iba a contestar a la que el líder catalán le mandó hace una semana.
La presión sobre él para que abra su estrategia jurídica a respuestas políticas es cada vez mayor.
El Partido Socialista (PSOE), el principal de la oposición, le presiona para abrir una reforma de la Constitución. Los socialistas creen que una reforma federal de la Carta Magna permitiría un nuevo encaje de Cataluña en España y moderaría el viento independentista. Su líder, Pedro Sánchez, opina además que es el presidente del gobierno el que debe liderar el proceso.
Y aunque Rajoy hace unos días no rechazó de plano la posibilidad de reformar el texto, no parece, al menos a día de hoy, que vaya a ponerse al frente de una iniciativa semejante. «No nos negamos a hablar de reforma, pero antes el PSOE tiene que concretar qué objetivos persigue y qué puntos concretos quiere cambiar», dijo hoy el vicesecretario de Organización del PP, Carlos Floriano.