MONS, BÉLGICA (dpa) – Esferas luminosas humanas, dragones fosforescentes y artistas voladores son sólo algunos de los alicientes con los que la ciudad belga de Mons, en la francófona Valonia, promociona el comienzo de su año como Capital Europea de la Cultura 2015, junto a la checa Pilsen.
A la fiesta, que se celebrará el 24 de enero, espera que acudan unos 100.000 visitantes. Pero eso será sólo el comienzo de un maratón de actividades, anunció Yves Vasseur, responsable del programa: a lo largo de los próximos 12 meses hay previstos unos 300 acontecimientos, entre ellos 20 grandes exposiciones, con Van Gogh como plato fuerte. Y es que el pintor holandés vivió varios meses en el pueblo minero de Borinage, cerca de Mons.
Mons, con sus algo más de 90.000 habitantes, es una de las ciudades más pequeñas que se alza como Capital Europea de la Cultura. Y esta ciudad famosa por sus tradicionales paños sabe valorar ese título. Hace meses que por sus calles se escucha el ruido de obras: se han renovado muchas de sus casas señoriales de los siglos XVI y XVII, los callejones lucen nuevos adoquines y su plaza mayor, más lustre. La restauración del campanario barroco de 87 metros de alto y Patrimonio de la Humanidad estará lista en primavera (boreal).
Mons está situada sobre una antigua cuenca carbonífera, como dan fe las torretas de extracción y escombreras de sus alrededores. Sin embargo, nunca fue una ciudad minera, sino un centro administrativo y universitario. Ahora, con la etiqueta de Capital de la Cultura, la región espera desprenderse definitivamente de la sombra de su imagen postindustrial, afirma Vasseur. «Toda la zona brillará con luz nueva».
La ciudad lleva buen ritmo en lo que al embellecimiento de su centro histórico se refiere. Así, el remodelado museo BAM ya llamó la atención este año con la exposición «Andy Warhol. Vida, muerte y belleza», en la que pudieron verse 130 obras del padre del pop art. Sin embargo, la nueva estación de tren, con unos costes de 150 millones de euros (182 millones de dólares), supone más quebraderos de cabeza. Se prevé que no esté lista hasta como pronto 2016, pero nadie pensaba que se retrasaría tanto.
Por eso, Vasseur apunta con orgullo al nuevo centro de congresos del arquitecto estrella Daniel Libeskind. Su construcción, que ha costado 32 millones de euros, sí estará lista a tiempo. Se trata de un edificio de estructura metálica y de cristal situado justo detrás de las obras de la estación. Para muchos, su arquitectura futurista recuerda a un dragón que se dispone a emprender el vuelo.
Así las cosas, parece que el dinero no es problema para Mons. Y eso se debe, entre otros factores, al alcalde Elio di Rupo, líder de los socialistas de Valonia y desde 2011 hasta el pasado octubre primer ministro del país. Di Rupo lleva desde 2001 marcando el destino de la ciudad, a la que desde entonces fluyen también los millones. Y para la capitalidad cultural europea, Vasseur y su vice, Marie Noble, han contado con más de 68 millones de euros (82,6 millones de dólares).
Entre los más de 300 acontecimientos destaca la exposición «Van Gogh au Borinage. La naissance d’un artiste» (Van Gogh en Borinage. El nacimiento de un artista). Abrirá sus puertas el 25 de enero con unos 70 lienzos y dibujos del pintor holandés (1853-1890), que trabajó aquí entre 1878 y 1880 como predicador antes de comenzar a pintar. «Calculamos que tendremos unos 400.000 visitantes», señala Noble.
En abril serán inaugurados cinco museos, entre ellos una artoteca de arte regional e historia cultural albergada en una capilla, un centro de interpretación de las minas neolíticas de Spiennes y el museo de Doudou, que permite sumergirse en el legendario combate entre San Jorge y el dragón.