Columna “Pensamiento Crítico”
¿Mover fichas o cambiar de juego?
El gobierno PAC-Solís (o GPS de aquí en adelante) llegó al poder en mayo pasado con la promesa de cambiar de juego político y no solo a mover las mismas fichas con las mismas reglas de juego que acostumbra usar la Partidocracia tradicional y que 1,3 millones de votantes rechazaron en la segunda electoral del anterior 6 de abril.
Sin embargo, lo que hasta el momento ha hecho muy bien el GPS es frustrar a ese electorado, al que prometió un Gran Cambio de Rumbo, un modelo de desarrollo distinto al imperante y un estilo distinto de hacer política.
Y es que no se esperaba cualquier tipo de política del GPS, sino una Política con “P” mayúscula y por la altura, no una política de “p” minúscula y por la bajura, que es la que vemos a diario desplegarse en los ejes centrales del sistema político conforme vemos a una zigzagueante nueva administración acomodándose cada vez más en los brazos de la Partidocracia; algo que resulta ser muy conveniente para el conjunto de la clase dominante y los grandes operadores del sistema de la corrupción organizada bajo las reglas mafiosas de un “Estado Paralelo”, el instaurado en las sombras del poder por los Arias y el PLUSC desde 1986.
Necesidad de explicar el escenario político de apertura de año
Decíamos en nuestra columna anterior que debemos ubicar la causa principal de esa temprana sintomatología mostrada por el GPS; y que pocos esperábamos pudiera suceder debido a la fuerte corriente de opinión a favor de un cambio cualitativo en el estilo y los contenidos de las políticas públicas, así como que en su ejecución y su frecuente no-ejecución.
De nada sirve ni servirá para variar al respecto el flamante mamotreto de más de 500 páginas llamado “Plan Nacional de Desarrollo ´Alberto Cañas Escalante`, 2015-18, que bien podrían subscribir el PLN y todas las demás argollas que son sus aliadas dentro de la Partidocracia, incluido allí el Grupo Nación que desde hace varias décadas, casi desde su fundación, funciona solapadamente como un “Partido-Empresa Privada-Medio de Comunicación”. Creemos que casi todos los analistas piensan que poco cambiarán en el 2015 los vientos que van soplando desde finales del 2014, dado el patente conservadurismo y continuismo que permean el planteamiento y ejecutoria de las políticas públicas del GPS y sus debilidades estructurales, operacionales y filosóficas.
¿Y qué pasa con el Programa de Gobierno 2015-2018?
Sobre todo porque el pesado y tedioso, tímido y poco imaginativo Programa de Desarrollo del gobierno es un muy buen ejemplo de la continuidad y forma de pensar predominante, en la cual se confunde estabilidad con inmovilismo bajo típico talante neoliberal; y que hemos denominado de “Juego al Centro” o de “Tercera Vía”, el que vamos a desentrañar a continuación para precisarlo como el mejor reflejo del comportamiento real del GPS.
Claro está, que para entrar en tal reflexión no debemos dejar que nos obnubilen los shows mediáticos, retóricos y teatrales que lanza Zapote como cortina de humo para tratar de tapar sus verdaderos móviles, so pena de que no podamos entender ni la naturaleza ni las consecuencias nefastas de lo que en verdad viene acaeciendo en el escenario político.
Tampoco nos deben confundir factores supuestamente externos dentro de la coyuntura de gobierno, presentados como aparentes obstáculos infranqueables a la gestión del GPS y/o al PAC, que en el fondo son más que todo pretextos para justificar su complaciente ajuste al status quo.
Siguiendo al gran filósofo francés Jacques Derrida (fallecido en 2004), diríamos que requerimos hacer una auténtica “de-construcción” del discurso y la gestión tan metafórica del GPS para llegar a la realmente existente.
Un vetusto estilo conservador de hacer política: el recurso de Aristóteles
Es frecuente entre la clase política escuchar la expresión de que la política –en especial la política con “p” minúscula- “es el arte de lo posible” o “de lo practicable”; o sea, el de hacer solo lo que se pueda y nada más, ello mediante pequeños ajustes y medidas de corto alcance.
Lo no-posible o lo imposible queda fuera del radio de acción de este estilo de hacer política y de la historia de la normalidad sistémica, como si fuera algo siempre conducente a desórdenes y desastres de diversa escala, eso sí, sin que se aclare aquí en qué consiste y cuáles son los agentes de lo que fuera de lo posible bajo premisas de la realidad u orden existente. Volveremos sobre este punto próximamente para ir esclareciendo lo que el estilo excluye, encubre y en estos tiempos califica de “populismo” o “radicalismo” de las izquierdas, entre otros términos, pero sin que enmarque dentro del mismo rango a los extremismos o “utopías regresivas” de las derechas.
El Posibilismo como útil recurso para las élites
Llamaremos a ese relativamente cómodo expediente -que a simple vista suena a razonable y a sensato realismo-, el “Posibilismo”, e iremos viendo cómo bien le calza al GPS y al PAC como partido desde su fundación.
Y algo que no nos debe extrañar, es que comúnmente va asociado con otro recurso juicioso, el cual pregona desde su lado que, en ese arte de la política posibilista, la “virtud se halla en el término medio”, en un justo punto de equilibrio entre las posiciones de actores opuestos y, por ende, un punto que se ajusta perfectamente a la naturaleza de las cosas y de las personas sensatas, como también lo planteara hace siglos Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.) jugando a hacer ciencia política equilibrada, libre de “extremismos”.
A esa supuesta virtud bien conocida en nuestro medio la denominaremos el “Mediocampismo”, táctica que tiende a ser un juego de puras gambetas siempre tirado al centro de la cancha (o el escenario de la política) y que recibió su mejor formulación criolla por quien fuera director del diario “La Nación”, el Lic. Guido Fernández, quien se declaró él mismo ser un riguroso “mediocampista” como aspirante a heredero de los valores y estilos de la vieja oligarquía liberal.
La “Tercera Vía” es una formulación reciente del “Posibilismo Mediocampista”
Cuando los dos recursos supuestamente virtuosos se unen y trabajan juntos en política, se produce un estilo de juego al centro que aparenta ser no solo realista y prudente, sino además probo y justiciero, el único plausible y ético. Este “Posibilismo Mediocampista” es el artificio que facilita a las élites neoliberales el presentarse hoy día como moderadas y armoniosas, impulsándolas como adalides de un centro político e ideológico casi de ensueño, impecable, imaginado como un punto equidistante entre, por ejemplo, las posiciones de conservadores/neoliberales por un lado; y, por otro, de reformistas /social demócratas o social cristianos (también llamados demócrata-cristianos), bien conocidos en nuestro medio desde los años de 1940 y del lanzamiento de la guerra fría por el emergente Imperio Anglo-Sionista con su eje primario en Washington-Londres-Tel Aviv al cual se unirá posteriormente el secundario de Berlín-París- Bruselas para conformar un Gran Imperio Global bajo regencia militar del Pentágono y la OTAN.
Conclusión
Lo propuesto como novedad por el Posibilismo Mediocampista –y que mucho se aviene a las directrices y normas preferidos y premiados en la actualidad por el mencionado Imperio- es la necesaria confluencia hacia el centro tanto de las izquierdas como las derechas moderadas; unas haciéndose pasar por liberal-sociales y las otras por social-liberales, todo bajo la creencia falsa de que, en vista de que las luchas de las clases sociales y contra las desigualdades ya no se justifican en el “nuevo mundo feliz” del capitalismo global neoliberal, entonces debe producirse una convergencia entre dichas corrientes y fuerzas a escalas mundial y locales.
Allí es donde se supone, por los organismos financieros internacionales, que Costa Rica ocupa el primer lugar en los “Índices de la Nueva Felicidad” y es precisamente coincidente con el casi sacrosanto “justo medio” favorecido por Aristóteles. Es el mismo punto de equilibrio donde lo que ahora aparece en casi todas las sociedades civiles son distintas categorías en apariencia no-antagónicas de emprendedores y consumidores, todos ellos solo diferenciados, si acaso, por sus capacidades empresariales y adquisitivas, gustos y preferencias dentro de un mismo mercado planetario dominado por poderosos intereses financieros y corporativos.
Es el escenario unidimensional donde precisamente emerge y se siente cómoda, la “Tercera Vía” como la mejor expresión del “Posibilismo Mediocampista” que a muchos tanto gusta dentro y fuera del GPS y de la Partidocracia gobernante.
Hablaremos más de esa vía y sus implicaciones, la próxima semana desde esta columna.
(*) José Luis Vega Carballo es Catedrático de Sociología Política UCR