Atenas, 28 ene (dpa) – El nuevo gobierno griego liderado por el izquierdista Alexis Tsipras no está perdiendo el tiempo: tras asumir esta semana, Syriza ha respaldado sin demoras sus promesas de campaña y aseguró hoy, en lo que fue su primera reunión de gabinete, que llevará a la práctica los compromisos asumidos.
A la hora de enfrentar su descomunal deuda pública, el nuevo gobierno no sólo se propone poner freno a las políticas de ahorro que considera catastróficas, sino que además pretende reintegrar a la plantilla estatal a los numerosos empleados públicos que fueron despedidos durante el anterior gobierno.
También ha enfatizado su intención de aumentar el salario mínimo en el sector privado y de reincorporar el pago de los aguinaldos o pagas extra, recortados en el marco de las políticas de ahorro. Y, como si fuera poco, destacó que pondrá freno a las privatizaciones, incluso antes de que éstas se iniciaran.
En resumen, el nuevo gobierno asegura que dará marcha atrás a varias de las medidas centrales que habían sido adoptadas por sus antecesores con el objetivo de obtener ayuda financiera de fuentes internacionales. No obstante, el equipo de Tsipras dijo hoy querer evitar un quiebre con sus acreedores, pero destaca, al mismo tiempo, que no está dispuesto a llevar adelante una política de sumisión, según palabras del propio Tsipras.
Los mercados reaccionaron este miércoles con importantes caídas, y el debate se avisora como una tormenta en el horizonte.
El vicejefe de gobierno, responsable además del área de Economía y Finanzas, Giannis Dragasakis, tiene previsto poner coto a los auditores internacionales que integran la troika de acreedores.
La alianza de izquierda considera que la troika, integrada por el Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea y el Banco Central Europeo, es una institución fundamentalmente ilegal.
Tsipras se propone lograr un nuevo acuerdo, basado en una vinculación del pago de la deuda al crecimiento económico, en la inmediata suspensión de las políticas de ajuste y en la cancelación de los créditos en un lapso de hasta 70 años. Esta nueva estrategia, asegura el gobierno, representaría un enorme alivio para la ciudadanía helena.
Pero uno de los requisitos para iniciar un diálogo sobre estos aspectos es cerrar el actual programa de ajustes pactado con los acreedores internacionales, quienes hacia fines del año pasado manifestaron sus reparos al conocer el presupuesto heleno 2015 y exigieron mayores medidas de ahorro.
El nuevo gobierno no mira con buenos ojos el grupo de control internacional. «No regresarán. No son bienvenidos», aseguró un funcionario de alto rango de Syriza a dpa.
La confrontación podría darse más temprano que tarde. La troika ya podría poner el grito en el cielo de sólo escuchar que el partido quiere llevar a la práctica sus promesas de campaña.
El gobierno espera este miércoles la llegada del presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schluz, mientras que el viernes arribará el jefe del eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.
Pese al impulso y las apoteósicas medidas que se propone tomar la nueva formación yendo en contra de los drásticos recortes, el nuevo ministro de Finanzas griego, Giannis Varoufakis, ya advirtió a la población: el bienestar no significa que vaya a haber coches de lujo por las calles.
De ese modo, el ministro quiso señalar que el país no debe esperar regresar a los viejos tiempos del consumo desenfrenado. Los griegos, aseguró, no consumirán más de lo que pueden pagar con sus ganancias.