Columna Poliédrica
Ahora resulta que solicitar un mejor periodismo en Costa Rica es ser irrespetuoso con los que tienen la licencia para ejercer de periodistas y con aquellos que no teniendo título profesional, trabajan en los medios de comunicación. He escrito varios artículos cuya idea central ha sido pedir un periodismo de mayor calidad, más balanceado y con un discurso menos valorativo y más descriptivo.
Aunque lo escrito responde a una reflexión propia que, pareciera, es compartida por otros costarricenses que están cansados del “periodismo” y de los contenidos que diariamente nos brindan los medios de comunicación colectiva. Hay “periodistas” que no han tolerado la crítica y se sienten incluso ofendidos por lo que he escrito, sin embargo, releyendo cada uno de los artículos no encuentro adjetivos ofensivos que puedan haber generado semejante apreciación; pero bueno, al fin y al cabo, el sentirse ofendido o no, al final es otro juicio de valor que depende de la subjetividad de cada quien. ¡En estos casos no hay nada que hacer! ¡Se siente o no se siente!
Siempre he creído que no es necesario utilizar palabras ofensivas para debatir o para expresar una crítica en relación con un determinado tema. El intercambio de ideas debe servir para establecer una relación dialógica que permita, más que convencer o hacer cambiar de criterio a los otros, aclararnos mutuamente las ideas y a partir de ello reafirmar o reformular nuestros propios planteamientos o argumentos.
En el caso que nos ocupa lo que se ha venido solicitando es un periodismo que, al menos, se acerque a los fundamentos que han sustentado el origen y desarrollo de esta profesión. Los fundamentos de cualquier disciplina tiene que ver con un tema esencialmente filosófico, se trata de contestar a preguntas esenciales como: ¿Qué es el periodismo? ¿El por qué del periodismo? ¿Para qué el periodismo? ¿Cómo se hace periodismo? y ¿Quién es un periodista?
La filosofía no sólo intenta contestar estas preguntas sino que cuestiona y critica permanentemente las respuestas que se han dado a las mismas. Los postulados, principios o premisas de los que parten las diversas profesiones tienen que ver con las respuestas que se le han dado a esas preguntas, es decir, la ciencia a diferencia de la filosofía, se sustenta en una serie de postulados que se asumen, muchas veces en forma dogmática, para desarrollar los diferentes aspectos teóricos y metodológicos de cada ciencia particular.
Pongamos ejemplos que siempre nos permiten aclarar lo que estamos tratando. En cualquier plan de estudios de la ciencia que sea, van existir uno o varios cursos cuyos contenidos tienen que ver con los fundamentos de la ciencia que se está aprendiendo. Pensemos en la Ciencia Política y en la Ciencia Jurídica, las cuales están interrelacionadas pero no son lo mismo; en el primer caso, se enseña qué es el poder político y para ello se le distingue del poder económico o del poder ideológico; en el segundo caso se enseña qué es la norma jurídica y para ello se le distingue de la norma ética, social o religiosa.
En ambos casos, el politólogo y el jurista, se supone que aprenderán y tendrán presente estos conceptos básicos para poder desarrollar cada una de sus profesiones. El politólogo deberá saber que el poder político se caracteriza por el uso de la fuerza para hacer que una o varias personas hagan la voluntad de quien tiene el poder; por su parte, el jurista sabe que la norma jurídica se caracteriza por ser coactiva, es decir, su incumplimiento supone una sanción o pena que se hace cumplir por medio de la misma fuerza que sustenta el poder político.
El filósofo, en cambio, procurará entender y cuestionar los postulados sobre los que se sustentan ambas ciencias. Tratará que el politólogo asuma una actitud crítica ante postulados como que “el poder debe ser legítimo” o que “el poder debe ser limitado”; o en el caso de los juristas, respecto a si sólo es Derecho las normas que están en el ordenamiento jurídico o hasta que punto una norma jurídica depende de su validez para considerarse Derecho.
Pues bien, en el caso del periodismo sucede algo similar. No estamos cuestionando si el periodismo de investigación ha permitido conocer un determinado hecho de corrupción o una determinada trama delictiva. Tampoco estamos cuestionando si debe existir el periodismo científico, deportivo, económico, político o de sucesos; lo que hemos dicho es que existen postulados mínimos que cualquier periodista tiene que tener en cuenta y si bien no pretendemos un seguimiento dogmático de los mismos, sí es recomendable que haya un mínimo respeto de ellos.
Si un periodista hace una investigación, este debe tener claro que la presentación de los resultados no debería estar sustentado en un discurso plagado de juicios de valor. Al contrario, la investigación en cualquier rama del saber se expresa por medio de un discurso descriptivo, es decir, no se usa la función expresiva o directiva del lenguaje, sino que se utiliza su función informativa, la cual se materializa en un discurso que intenta suprimir los juicios de valor. ¡En buena hora que los periodistas investiguen!, pero queremos que nos informen los resultados de la investigación, no que nos digan sus opiniones, prejuicios o valoraciones sobre lo investigado.
Pregunto: ¿Es arrogante solicitar que un periodista brinde una información que haya sido verificada? ¿Es prepotente pedir que los periodistas balanceen la información y nos presenten al menos dos versiones o perspectivas del hecho noticioso? ¿Es soberbio querer que no se presenten como asépticos contenidos en que se reflejan los intereses de los medios de comunicación donde labora el periodista? ¿Es altanero pretender que los periodistas informen en lugar de opinar de lo que no saben? ¿Es jactancioso requerir que entrevisten a expertos que realmente sepan de los temas específicos y no “expertos” que opinan de todo y le hacen un flaco favor a la claridad y al entendimiento de la información? ¿Es altivez peticionar que los periodistas y los que trabajan en los medios de comunicación conozcan y practiquen los fundamentos que han dado origen a una profesión tan noble como el periodismo?
En realidad en lugar de solicitar, pedir, querer, pretender, requerir o peticionar, lo que corresponde es exigir todo eso y más de los periodistas. Los que tenemos el derecho a la información somos los ciudadanos no los periodistas, los periodistas ejercen una profesión que tiene como propósito hacer efectivo ese derecho de la ciudadanía, por eso exigimos que cumplan su cometido respetando una serie de postulados que tienen como objetivo que el ciudadano se informe correctamente.
Dicho de otra manera, la contracara de todo derecho es la obligación que se origina de los que deben respetar el derecho que tenemos los ciudadanos. Los periodistas están obligados a que este derecho se materialice adecuadamente y sin que los ciudadanos tengamos que soportar contenidos que desvirtúan o tergiversan el derecho que está consignado en la carta magna.
Incluso, si en nombre de ese derecho ciudadano exigen que se les brinde información o declaraciones, no deben olvidar que lo hacen en nombre de la ciudadanía y no del medio de comunicación en que trabajan. Y es que pareciera que, en la actualidad, se ha pretendido invertir las cosas y se quiere hacer creer que el derecho de información lo tiene el medio de comunicación y los periodistas que trabajan en él. ¡No es lo mismo el cuarto poder, que el poder en el cuarto! ¡Hay que ubicarse y no confundir!
Los fundamentos del periodismo, de la ciencia de la comunicación colectiva, del derecho a la información y en general, de las diversas materias del conocimiento humano es un asunto filosófico. Aquellos que sólo entienden de su profesión y que nunca se han cuestionado sus postulados básicos, tienen el serio peligro de convertirse, parafraseando a Ortega y Gasset, en “bárbaros especialistas”.
Quienes desdeñan la filosofía no han comprendido que en el origen de las ciencias específicas estuvo y ha estado la reflexión filosófica, por eso no logran comprender el conjunto y no ven más allá de su profesión. ¡Por eso estamos como estamos!
(*) Andi Mirom es Filósofo
Es comprensible tu posicion Andi,pero una cosa es filosofar sobre como debe ser y lo otro es conseguir un trabajo,y mantenerlo en cualquier medio de comunicacion..No es facil.
no aplica el término «bárbaros especialistas» a toda la plétora de individuos superespecializados que encuentran su oasis, principalmente, en las universidades públicas? En efecto, ahí, en ese mini estado se encontrará a los académicos, los cuales llevan el significado de la hiper-especialización a niveles incluso demensiales. Salvo muy pocas excepciones, sin temor a equivocarse se puede afirmar que el académico es la mejor representación del bárbaro especialista. Porqué? Porque gasta la mayor parte de su tiempo y energía dedicandose a un área muy reducida del conocimiento. Es por eso que se encontrará entre los académicos que son verdaderos eruditos en su pequeñísima área del saber, pero en el resto de los temas, casi que completos ignorantes. Por eso es que vemos en la universidad individuos con títulos especializados en un área determinada que de docencia en no pocas ocasiones son unos verdaderos analfabetos, y que, aunque saben de su área, no conocen el gentil arte de dar esto a conocer a sus estudiantes. Schöpenhauer tiene sus críticas para con la comunidad académica, en comentarios tales como «el mejor atavio del académico es la peluca, porque carece de cabellos propios», habla de ellos como individuos que usan su profesión como una forma de ganar prestigio y dinero, y que su saber enciclopédico es como aquél que «come grandes cantidades de comida sin digerirlas». Si quiere ver al bárbaro especialista, sólo vea al modelo del académico actual, que solo tiene tiempo para leer y escribir papers y para tomarse unas birrillas en la calle de la amargura con sus colegas, pero que es un verdadero asno en el resto de las áreas del conocimiento. Solo véase el sistema de educación que se incentiva en las universidades de Tiquicia, basados en un saber enciclopédico desconectado de la actualidad y de contexto en aplicabilidad, el cual muchas veces resulta incompleto cuando se va uno a ejercerlo a la práctica, y que debe de «complementarse» con otro montón de conocimientos para poder hacerlo útil….no es esa la labor de la universidad, tenerlo a uno cinco años de esclavo para «salir preparado»? Eso podría lograrse con programas de estudio adecuadamente estructurados, pero desde luego, la visión mipoe y burocrática dentro de las universidades, aunada a la falta de visión global de quienes imparten sus programas, provoca esto. No es por casualidad que cuando muchos profesionales salen a enfrentarse con la realidad, se dan cuenta que este barbarismo enciclopédico muchas veces no les da herramientas adecuadas para lidiar con el mundo afuera del claustro. Aunque si alguien desea definir la realidad como lo que ocurre en esa «mileau de reducidos círculos intelectuales» que dicen ellos que hay en la unversidad, de talante bastante elitista y a los que pocos tienen acceso, ya eso es otra cosa. Pero eso no es el caso de las mayorías, y esa mileau tampoco es la que se cholla las nalgas en los trabajos que verdaderamente mantienen moviendo a un país.
La exigencia de un mejor periodismo es, efectivamente, un derecho, y es, aún más, un derecho humano fundamental, aunque obviamente no sea considerado así en este mundo capitalista. Es por esto, que el asunto no tiene absolutamente nada que ver con ponerse a escribir un comentario contra las universidades públicas-¡una vez más!- por lo elitistas, burocráticas e inservibles que son, sino con el hecho de que los medios de comunicación colectiva son, invariablemente, grandes empresas privadas cuya finalidad primordial es la consecución de la mayor cantidad de ganancias posibles y no investigar las gigantescas tramas de corrupción que, por ejemplo, se dieron durante los gobiernos de Liberación Nacional, dado que esos gobiernos coincidían con los intereses de clase de los dueños de esos grandes medios. Por esta misma razón, tampoco se ven en nuestra televisión programas educativos, de cultura nacional e internacional, ni, por supuesto que no, opiniones políticas que no sean las de las clases empresariales costarricenses; más bien, por el contrario, se verá un ataque sistemático a cualquier disensión respecto de la visión única y hegemónica de país que nos transmiten La Nación; Canal 7 y Repretel. Aún más, cualquier crítica que se haga sobre manipulación informativa por parte de los medios monopólicos es inmediatamente repelido con el famoso ¨ataque a la libertad de expresión¨. En resumen, vivimos en una dictadura informativa, y esta en la conciencia de cada quien que hace y que no hace, y que puede y que no puede hacer dentro de ese contexto.
He leído con atención varios de los comentarios que el señor Mirom ha hecho en relación con los medios de comunicación y respecto a los periodistas. En general han utilizado un lenguaje respetuoso y lo que ha señalado son cosas que muchos pensamos y suscribimos. Dudo mucho que estos artículos vieran sido publicados en otros medios de comunicación, ya que describe y plantea cosas que no se observa como puedan ser refutadas seriamente y sin acudir a los clásicos argumentos descalificadores. Bien por El País. cr y bien por el articulista, necesitamos más gente que diga las cosas clara y directamente. A la médula pero sin ofender.
Informar no es opinar dice Andi, por sentido comun y sin ser periodista , pienso que informar , opinar e investigar son basicos en el periodismo (no son excluyentes).La principal funcion de un medio no es solo de informar , sino de ayudar a la formacion de opinion publica, y esto se logra por ejemplo con secciones de Opinion, Foros , etc, en donde participen de preferencia personas reconocidas por el conocimiento del tema que tratan, tambien son importantes en esa funcion , la seccion Editorial,que es donde el medio opina sobre todo tipo de temas de actualidad nacional y mundial, y las secciones de Opinion de Redactor , del Jefe de Informacion etc. .Todo esto mas si la persona, lee ,investiga intercambia opiniones , etc, logra un ciudadano informado y con fundamento para opinar. Con respecto a la investigacion ya Andi la incluyo en este articulo y debe reconocer que una buena investigacion periodistica, puede que una simple noticia ,termine con la caida de presidentes.