Desde muy niña se despertó en mi, un profundo cariño, respeto y admiración por un buen amigo de mi padre. Sin duda alguna, ese sentimiento fue inculcado por mi papá. Ese hombre extraordinario fue don Yoyo Quirós, quien a pesar de que vivió intensamente 97 años, hoy no puedo evitar llorar su partida.
Daba yo mis primeros pasos en la vida como una inexperta secretaria ejecutiva y fue él, don Yoyo, quien me tendió su mano cariñosa y me llevó al ITCO cuando dirigido por él sí llenaba la verdadera función social para lo que la institución fue creada.
No puedo olvidar como me tendía “trampas”, pidiéndome que le redactara importantes documentos. Yo desfallecía de miedo cuando se los entregaba; él los leía, al rato me llamaba a su despacho, yo entraba con tembladera de piernas y él con cara seria solía decirme: “Vickyta (mi segundo nombre es Virginia), la felicito. Está excelente, me gusta su redacción!!”. Esto se repetía una y otra vez. Hoy quizá mi redacción no sea la mejor pero, si que me ayudó a mejorar mi ortografía!! Pasados tantos años, comprendo que era su forma de motivarme, de darme seguridad y ánimo frente a la vida… Siempre como un padre responsable y cariñoso.
Llegué a mi adultez, me casé y fui a vivir a Guápiles. Ahí estaba don Yoyo pendiente de su finca junto a sus hijos. Cada vez que venía al centro de la ciudad pasaba a verme y si yo no estaba en casa, me dejaba un papelito debajo de la puerta con su mensaje paternal, siempre con sus buenos consejos. Hasta hoy atesoro esas notitas.
Hoy, pasados tantos años, seguí pidiéndole su sabio consejo u opinión sobre asuntos personales y de interés nacional. Yo en San José y él en su finca en San Pedro de Pérez Zeledón. Nos vimos poco en los últimos años pero, cada vez que podíamos nos comunicábamos y mantuvo siempre su vitalidad y sus ideas claras. Trabajando como un verdadero agricultor, así falleció.
Don Yoyo se nos fue y es una pérdida descomunal no solo para Costa Rica que pierde un hombre valioso que tanto aportó al país, sino para la humanidad entera, que pierde un ser humano excepcional; como pocos hay en el mundo.
Me va a hacer mucha falta, don Yoyo. Siempre pensé que usted me iba a enterrar a mi…
Me uno con cariño al dolor de sus hijos Beto y Julieta, Fafa e Irma, Gerardo y Rosi, Florisabel, José Manuel y Ana Rita, a sus nietos y bisnietos.
Descanse en Paz, mi querido don Yoyo!!
Carmen Jiménez
Doña Carmen, muy bonito y sentido su escrito en memoria de don Yoyo Quirós. Sin duda alguna fue un hombre sin parangón en la historia de Costa Rica. Paz a sus restos y resignación a sus familiares.
Lindas palabras para un gran hombre!
Recien llegado a este país en marzo de 1972 tuve la dicha de que me presentaran a este gran hombre. El fue uno de los que me animo a quedarme en Costa Rica. Ante este bello y más que merecido panegírico que le dedica Cármen no tengo más que decir ante su partida del planeta tierra: Don Yoyo Quirós fué un hombre universal, excepcional
mente bueno.
Mi respeto y admiración por don Yoyo se dio desde el primer instante que lo conocí. Como Ministro de Agricultura fue el hombre visionario que modernizó la producción agrícola, impulsó el desarrollo rural a través de los pequeños productores, fortaleciendo también el CNP para comercializar las producciones de los diferentes cultivos. Esto ayudó a mejorar las condiciones humanas, económicas y sociales de nuestro campesinado. Sus objetivos los cumplió gracias a que constantemente se relacionaba con los problemas de los agricultores visitándolos y conviviendo con ellos en el campo y no desde una oficina como se ha estilado en las últimas décadas.
El artículo de Carmen Jiménez retrata a Don Yoyo, tengo el retrato vivo del amigo de mi padre, del compañero en las luchas por el agro y los productores agrícolas, asimismo en el entorno familiar, ya que sus hijos fueron nuestros compañeros de las aventuras juveniles en el barrio Aranjuez donde vivíamos ambas familias,amistad que perdura a travez de los años y las distancia.
Ya de adulto las conversaciones con Don Teodoro eran toda una lección de civismo y amor por esta tierra, conversaciones por la vía telefónica ya que el residía en su finca de San Pedro allá en su querido Pérez Zeledón.
Pierde Costa Rica un preclaro ciudadano, pierde la sociedad un hombre de bien, perdemos quienes lo conocimos un referente de vida, como creyente estoy seguro que se encuentra gozando de la presencia del Creador. Paz a los amigos de la familia Quirós Villafranca en esta dura prueba.
Un gran hombre, trabajé para él cuando era dibujante de planos en el ITCO (Instituto de Tierras y Colonización), cuando entré a trabajar allí el 16 de setiembre de 1975. Fuimos a una gira a arreglar el asunto del campesino Gil Tablada Corea y el terrateniente Luis Morice Lara a Guanacaste, el trataba a todos por igual, muy buenos recuerdos, no sabía que había fallecido.