BANGKOK (dpa) – A pesar de tener una imagen de tolerancia con los homosexuales, Tailandia, un país conservador de mayoría budista, no siempre es un lugar acogedor para las lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, la comunidad LGTB del propio país.
En el animado distrito de Silom, en el centro de Bangkok, los clientes se hacinan en un local pequeño y ruidoso de ambiente gay. Chakgai Jermkwan y su compañero Sean L’Estrange son los dueños del lugar, situado en una calle estrecha junto a otro bares gays. La pareja lleva junta ocho años y se casó legalmente hace tres años en Boston, Estados Unidos.
«Somos un matrimonio en Estados Unidos, pero aquí en Tailandia sólo somos amigos a los ojos de la justicia (local)», señala Chakgai.
«Si algo malo le sucede a él mañana, yo no podría decidir sobre nada», añade Sean. «Yo no soy nada».
Tailandia saluda la visita de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales. Los responsables de turismo enfocan sus programas hacia ese mercado y a menudo Bangkok figura como la única ciudad asiática «gay friendly» (amable con los gays) entre los destinos turísticos del mundo.
No hay una ley contra la homosexualidad en Tailandia a diferencia de otros países en la región y, sin embargo, la sociedad tailandesa es poco generosa con sus propias comunidades lesbianas, gays, bisexuales y transexuales.
Según una encuesta reciente de la fundación Khon Thai, una ONG, un 56 por ciento de los tailandeses entre 15 y 24 años piensan que la homosexualidad está mal.
En comparación, más de un 70 por ciento de la gente joven en Japón, Corea del Sur, Filipinas y países de Europa occidental considera que la homosexualidad debería ser aceptada ampliamente por la sociedad, según un sondeo del Pew Research Center, un «think tank» estadounidense.
En un país donde casi el 95 por ciento de la gente es budista, muchos consideran que los homosexuales o transexuales sufren de un mal karma por haber cometido adulterio en sus vidas pasadas.
«Me parece sorprendente que Tailandia, siendo uno de los países que (a ojos de los extranjeros) mejor acepta los gays, no tenga leyes que apoyen y protejan a la comunidad LGTB», señala L’Estrange, un irlandés-estadounidense que vive en Tailandia desde hace casi diez años.
Tailandia no tiene leyes para combatir la discriminación de los homosexuales y en una ley reciente sobre las madres de alquiler se define a los progenitores sólo como miembros de una pareja heterosexual. El matrimonio entre personas del mismo sexo no está permitido ni reconocido.
A pesar de que se va a presentar en el Parlamento una ley sobre parejas de hecho, los activistas homosexuales están preocupados porque consideran que la iniciativa no concede los mismos derechos a las parejas homosexuales que a las heterosexuales.
El grupo Anjaree, la mayor asociación en defensa de los derechos de las gays y lesbianas en el país, criticó este proyecto de ley por no garantizar a las parejas homosexuales los mismos derechos que a los matrimonios heterosexuales.
El proyecto de ley sobre las uniones civiles incluye el derecho a utilizar el apellido de la pareja, a poner fin a la relación y contempla derechos referentes a la propiedad, pero eleva la edad legal para tener relaciones consentidas de 17 a 20 años y no incluye la adopción conjunta o derechos de paternidad.
Los transexuales, a los que se llama «kathoey», son quizá más comunes en Tailandia que en ningún otro país del mundo, pero ellos también lamentan la discriminación que sufren.
Según las estimaciones, uno de cada 166 hombres en Tailandia es «kathoey». En comparación, en Estados Unidos es uno de cada 2.500, según una investigación de la Universidad de Hong Kong.
Hasta 2011, el Ministerio de Defensa seguía calificando a los «kathoey» -que incluyen a los hombres que viven como mujeres, no sólo los que se han sometido a una operación de cambio de sexo- como personas con trastornos psicológicos.
De nuevo, el marco legal se queda obsoleto. Las transexuales femeninas siguen siendo identificadas como hombres en sus pasaportes. No obstante, ahora las esperanzas se han depositado en la nueva Constitución, en la que esperan ser formalmente reconocidas.
«La sociedad sólo parece tener espacio para los transexuales en la industria del entretenimiento y el turismo», dice Kath Khangpiboon, la única profesora transexual de la universidad Thammasat de Bangkok.
«Yo tuve mucha suerte de que la universidad me aceptara por mi capacidad, pero la mayoría de transexuales no tienen esa oportunidad», señala esta profesora de bienestar social. «He escuchado muchas historias de jefes que les dicen a mujeres transexuales que vayan a cortarse el pelo y se vistan como un hombre para conseguir el empleo».
«La imagen liberal del país es superficial», agrega.
Hacer realidad esa imagen conllevará mayores esfuerzos tanto por parte de las autoridades como de la comunidad LGTB.
«En las altas esferas de la política no hay gente abiertamente gay que pueda influir en un cambio de leyes y de actitud», señala Suppakorn Chudabala, un investigador de los derechos de los homosexuales. «La comunidad LGBT necesita también ser más activa».
Kertchoke Kasemwongjit, miembro del Ministerio de Justicia y responsable del equipo que está elaborando la ley sobre parejas del mismo sexo, también coincide en señalar que se necesita pelear más en la defensa de estos derechos.
«Necesitamos más apoyo de la comunidad LGBT para aplicar los cambios de la ley», dice.
«El primer paso para abogar por los derechos de los LGBT es educar a la gente para que no piense que está mal ser gay o transexual», dice Suppakorn. «La gente tiene que dejar de pensar que los heterosexuales son la norma y entender que la sexualidad es diversa».
«No estamos pidiendo privilegios», apostilla Chakgai, el dueño del bar. «Queremos que se nos trate igual que a cualquier otra persona».
Estoy hasta los cojones «gay esto» y «gay lo otro». Porque tienes estos pesados que estar molestando con sexo a todo el mundo? Basta de exhibicionismo!
Por gente como tú la discriminación la intolerancia y el odio sistemático sigue siendo el motor del mundo
Exacto. Son gente normal con otros gustos, nada más que eso. Y lo único que están haciendo es pedir respeto e igualdad.