jueves 16, enero 2025
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TLC: ¿No es que íbamos a tener pleno empleo?

Columna Poliédrica

Cuando se dio la campaña en relación con el referéndum para aprobar el tratado de libre comercio con los Estados Unidos, los que estaban a favor dijeron que si se aprobaba iba a sobrar el empleo en Costa Rica. Hubo irresponsables como Óscar Arias Sánchez que se dejó decir que cada costarricense tendría la posibilidad de comprarse un vehículo nuevo y otros tuvieron el descaro de amedrentar a los más humildes, a los que no poseen las herramientas para ver más allá de lo que escuchan en los medios de comunicación.

La realidad desde aquellos tiempos ha sido otra y como siempre los más perjudicados ha sido la gente de a pie, aquellos que votaron por temor a perder su trabajo o porque les creyeron a los que ahora se lavan las manos ante la salida de las empresas que contratan trabajadores poco calificados. Se trata de aquellos que estaban trabajando en los sectores de la maquila, en la agricultura, en las empresas con bajo valor agregado; es decir, son aquellos empleos en que se requiere más la fuerza física o el trabajo repetitivo, donde ya no quieren emplear mano de obra costarricense porque prefieren emigrar a países en que pueden pagar salarios más bajos.

Da vergüenza y a la vez coraje escuchar a ciertos empresarios echarle la culpa a los costos sociales que implica producir en Costa Rica. Todos sabemos que son ellos junto con los políticos que les han servido, los que han generado un deterioro del empleo que difícilmente se va poder revertir en el corto tiempo; el problema hunde sus raíces en una contradicción que está relacionada con una política económica excluyente y que ha beneficiado sólo a unos pocos.

El discurso ideológico de los grupos que dijeron que con la aprobación del tratado de libre comercio con los Estados Unidos iba a generar pleno empleo fue: Que el costarricense es una mano de obra calificada y muy bien preparada, razón por la cual había que promover una política de atracción de inversiones, especialmente en empresas de alta tecnología o de alto valor agregado en conocimiento, para aprovechar esa mano de obra y que éstos, a su vez, iban a recibir una remuneración de primer mundo.

Por supuesto que no estamos en contra que los costarricenses se preparen para desempeñar empleos de este tipo y que vengan empresas con esas características, sin embargo, el problema es que la mayoría de los costarricenses no cumplen con la característica de ser mano de obra calificada. Los datos educativos que desde la década de los años ochenta del siglo XX se vienen consignando dicen otra cosa, no por casualidad se le llama la década perdida, ya que la mayoría de personas que hoy ronda los cuarenta y seis años no terminó la secundaria y mucho menos logró llegar a la educación superior.

Es falso, absolutamente falso, que la mano de obra tica tenga la preparación para desempeñarse en empleos de alta tecnología o de alto valor agregado en conocimiento.

Se trata de un problema estructural que se ha venido arrastrando desde aquella época y que si bien han habido mejoras en el nivel educativo, lo que está claro es que en el perfil de la mano de obra calificada sólo entra un porcentaje pequeño de las personas de la población económicamente activa; dicho de manera sencilla, la mayoría de la población que en este momento oscila de los veinticinco a los sesenta años no cumple con las características que interesa a las empresas de alta tecnología o de gran valor agregado en conocimiento.

Esta realidad ahora ha quedado evidenciada porque las empresas cuya base de producción es la fuerza física o el trabajo repetitivo, han decidido “competir” con base en la disminución de los salarios que pagan a sus trabajadores. Es por ello que las maquilas textileras, las empresas de manufactura agrícola y otras vinculadas al sector industrial, ante la imposibilidad (por el momento) de derogar las garantías sociales costarricenses, han decidido irse donde puedan pagar salarios más bajos y así obtener un mejor beneficio para sus accionistas.

Es así como, desgraciadamente, los más humildes, los que engañaron con que iban a poder comprar automóviles del año y otras mentiras añadidas, ahora están siendo despedidos y en una buena cantidad de casos, sin la cancelación de sus derechos laborales. Sí, los trabajadores de las textileras, bananeras y demás industrias con bajo valor agregado en conocimiento, son las empresas que están despidiendo gente; se trata de la gente que no tiene un título profesional o que no habla un segundo idioma, son los que las políticas de educación no lograron que se mantuvieran en el sistema educativo, son los desertores del sistema y que las estadísticas ha develado como generaciones perdidas.

La paradoja se encuentra en que por un lado se habla de traer empresas de alta tecnología que paguen altos salarios y por otro lado existe un gran segmento de la población que no tiene el nivel educativo para afrontar este tipo de empleos. Los gobiernos que han llevado a que Costa Rica sea el país más inequitativo de América Latina, son aquellos que propiciaron el déficit de escolaridad de la mayoría de la población en edad económicamente activa; en otras palabras, son los mismos que dejaron de invertir en educación y permitieron que los logros conseguidos después de la década del cincuenta del siglo pasado, vinieran a menos en la mayoría de los indicadores que nos habían hecho sentir orgullosos ante el mundo.

El desempleo en los trabajos menos calificados va a continuar. Las empresas que utilizan esta mano de obra, incluso, han planteado que para no emigrar es necesario dar marcha atrás con una serie de conquistas sociales que costaron sangre, sudor y lágrimas; nuevamente chantajean a los que tienen menos educación diciéndoles que eliminando el seguro social, eliminando la jornada de ocho horas o permitiendo la eliminación de vacaciones a cambio del pago de éstas, la situación mejorará y no habrá desempleo.

En consecuencia, este contexto y el los próximos años, vamos a tener un mayor desempleo porque el número de personas sin preparación académica es mayor y no podrán ser absorbidas por una economía que no puede retener a las empresas que antes empleaban a estas personas; dicho en palabras sencillas, hay un segmento amplio de la población que se encuentra en medio de esta contradicción estructural y que no tiene posibilidades de solventar sus deficiencias, no porque no quieran, sino porque la política de educación desarrollada por los grupos en el poder no se han interesado por esta realidad.

Probablemente a estos sectores de la población costarricense les tocará emigrar, como ha sucedido con amplios contingentes de personas, a economías que requieran mano de obra barata. Habrá muchos que pasarán a engrosar la economía informal y en el peor de los casos, se dedicaran a actividades ilícitas para poder sobrevivir en un contexto de desempleo y miseria; no se trata de ser pesimista, se trata de usar la razón y ver como son las cosas en una realidad que se presenta, para nuestra desgracia, muy poco optimista para los próximos años.

Ni el tratado de libre comercio con Estados Unidos, ni los tratados firmados con otros países han venido a beneficiar a los que menos tienen. Al contrario, son estos sectores los que más están experimentado sus efectos debido a que su lógica está sustentada en una polarización salarial en la que pocos ganan mucho y en la que muchos ganan poco.

Lo peor es que los pocos que logran engancharse en el esquema salarial de las trasnacionales, pierden la perspectiva y comienzan a reproducir un esquema que olvida o se desentiende del resto de la población. Entran en una especie de burbuja profesional y económica que no les permite entender lo que hay más allá de sus espacios laborales y de sus interrelaciones con ejecutivos que consideran normal la miseria extrema.

Merece la pena terminar estas líneas citando a uno de los autores clásicos de la economía liberal y que dudo mucho que haya sido leído por estos que se dicen liberales desde la perspectiva económica y mucho menos por aquellos que se dicen de izquierda actuando como de derecha. Decía Adam Smith en la Riqueza de las Naciones, específicamente, en el libro primero, capítulo octavo, “De los salarios del trabajo”:

“No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados.”

(*) Andi Mirom es Filósofo

columnapoliedrica.blogspot.com

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8 COMENTARIOS

  1. El problema es el enorme estado, y lo que cuesta mantenerlo.No es eliminar la Caja lo que se pretende como afirma el articulista.Es ser eficientes y razonables.
    La energia y el deficit fiscal ,amen de las politicas gubernamentales que amenazan con mas impuestos ,ahuyentan al inversor tanto nacional como extranjero.
    Por suerte tenemos TLC que nos ayuda considerablemente a que empresas establecidas en el pais ,contribuyan con la carga social.Sino fuera asi ,la cosa seria mucho peor.

  2. claro, después eliminan la CCSS, le quitan más cosas a los humildes para que los buchones se queden con todo, seguir promoviendo esta espiral de materialismo donde los galgos que mueven los hilos se chupan todo y se olvidan de los de abajo. Saben porqué quieren eliminar a la CCSS? porque es el lugar que usan los de abajo para curarse, alguien de plata no suele ir a la Caja a curarse. El hecho de que haya gente que habla en contra de las instituciones que construyeron nuestros padres solo habla de la clase de imbéciles que son.

  3. Hay gente que opina aquí que al parecer no han llevado un curso mínimo de comprensión de lectura. La tesis central del articulista es que los defensores de los tratados de libre comercio han ofrecido que por medio de esos instrumentos jurídicos se iba a generar empleo a granel y los hechos han demostrado que no es así. Ahora están buscando excusas como el tema de la electricidad o que los costos de producción son muy caros por las cargas sociales, impuestos, etc, etc, etc. El artículo da en el clavo en el sentido que hay una contradicción estructural de fondo que no es posible resolver porque LA MAYORÍA de la gente trabajadora de este país no cumple con ser profesional y bilingüe sino que son personas que con costos hablan el español y si acaso han acabado la secundaria; por tanto, esa mayoría no sirve para las empresas que están trayendo al país y tampoco sirve para las empresas de mano de obra barata. Conclusión: El desempleo va seguir aumentando.

  4. @ Alberto Sibaja Torres: la gente no tiene porqué opinar sobre el artículo si no quiere, aquí no hay protocolo que obligue a nadie a otra cosa más que a dar su opinión. Si quiere imponer lo que la gente debe opinar vaya a las aulas de la universidad a imponerle a estudiantes, aquí no.

    • Este es el medio más pluralista que yo conozco, vea usted como los de la derecha opinan contra este artículo y les publican sus opiniones sin ningún tipo de censura. En La Nación, por ejemplo, ni soñar que le publiquen a uno los comentarios. Ahora bien, cada noticia o artículo tiene abajo una sección de comentarios, entiendo yo, para referirse a la noticia o al artículo respectivo; si lo que se trata es de opinar de otras cosas entonces podríamos hablar de la teoría de los agujeros negros en lugar de la pertinencia o no de las opiniones. ¡Faltaba más! ¡Seamos un poquito serios! Un poquito es mucho pedir?

    • El paper que, a inicios del año 2014, publicó Stephen Hawking ampliando y resolviendo un problema planteado en los años 70’s dejó muy confundidos a los periodistas; la mayoría de los titulares decían que el Hawking se contradecía indicando que todo lo que sabíamos sobre agujeros negros era falso, a tal punto se desvirtuó y distorsionó la noticia; los medios se quedaron con una frase: Stephen Hawking dice que «no existen los agujeros negros», cuando su artículo trataba de resolver la paradoja de los teóricos y controvertidos cortafuegos del horizonte de sucesos. En resumen Stephen Hawking propone en su artículo «Information Preservation and Weather Forecasting for Black Holes» que contrario a lo que se había postulado en 1976, la información detrás del horizonte de sucesos no se pierde, sino que es transformada de manera tan caótica que no puede ser reconstruida de nuevo, planteando entonces la solución a la paradoja inicial de los agujeros negros (¿si nada puede escapar a un agujero negro por qué estos emiten radiación e incluso después de cientos de miles de millones de años se evaporan?).
      La distorción de quienes divulgaron la noticia hizo que una senadora Michelle Bachmann del derechista Partido Republicano de USA diera estas peregrinas declaraciones «Si ahora nos dicen que los agujeros negros no existen, quizás tampoco existe el cambio climático, ni la evolución». Y añade: «Afortunadamente para mi, no fui a ninguna clase de ciencias en el colegio».

      ¿Qué dijo Stephen Hawking? Que características que habíamos creído que definían un agujero negro no eran correctas y propone un nuevo modelo para una mejor comprensión de un fenómeno del que ya se tiene evidencia empírica e incluso fotográfica.

      Esto nos ilustra sobre los peligros de no leer el contenido de un artículo, de no ir a las fuentes y de no tener las mínimas herramientas de comprensión de lectura.

  5. En primer lugar, sería bueno que el autor de la columna, o los que la acuerpan dijeran explícitamente si creen de verdad que la situación laboral del país sería mejor en ausencia del TLC. Acaso afirman que en ausencia del mismo, la tasa de desempleo sería más baja? O la participación sería más alta en ausencia de un acceso abierto al mercado de los EEUU?

    También, si se observan las cifras de empleo, han sido los sectores más ligados al comercio exterior (Agricultura e Industria Manufacturera) que han mostrado incremento en el número de personas ocupadas, mientras que ha sido en el sector del comercio, más ligado a la actividad económica local, la que ha mostrado una baja en la ocupación. Este sector no compite directamente con el extranjero: después de todo, la mayoría de la gente no va a Miami o el exterior a comprar regularmente.

    Respecto a los costos laborales y el comercio: creo que la discusión debe ir más allá del costo, y verlo en términos de lo práctico. MI experiencia es que contratar a un trabajador en el país resulta casi un suplicio, por el papeleo que hay que llenar, y los altos costos de mantener un sistema de salud «solidario». Hay ue ser realista y plantearse cómo financiar mejor el servicio de salud y hacerlo más eficiente, no para cortar beneficios, pero para proveerlos en forma más eficiente y a menor costo.

    También, resulta curioso que los oponentes del TLC mencionen ahora que la mano de obra del país no está preparada para estos nuevos trabajos. Son los mismos que miran con desprecio la idea de la educación como forma de entrenar a los «empleados de multinacionales» como dicen despectivamente. El país gasta mucho dinero público en la Universidad, y poco en Educación VOcacional. Como resultado, se gradúan muchos profesionales que no encuentran empleo. Y no hay suficiente trabajador con conocimiento técnico. Se´ria bueno que las UNiversiades fueran menos subvencionadas, permitiendo entrar a los que sí son capaes de estudiar a ese nivel y obtener una carrera profesional. Y enfocarse más a la gran mayoría de jóvenes que no tendrán acceso a la Universidad pero que pueden tener una carrera igual de satisfactoria como técnicos.

  6. Es cierto todo lo que usted dice, arias propició semejante barbaridad, yo soy uno de esos que no terminó la secundaria y ahora trabajo como taxista pirata. No me quejo, me va bien, pero porque mi esposa es joven y es una de esas profesionales modernas que trabaja en una multinacional. Veo la necesidad urgente de que mis hijos estudien para que no les suceda como a mi y apoyo todo lo que tenga que ver con el crecimiento de la educación costarricense

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