Bogotá, 9 mar (EFE).- Militantes de la antigua guerrilla del M-19 se reunieron hoy en sendos actos simbólicos en Bogotá y Medellín para conmemorar los 25 años de la dejación de sus armas, un acto que les enorgullece y que reivindican como el mejor legado para la paz de Colombia.
Al acto en la capital colombiana asistieron exguerrilleros como el hoy senador Antonio Navarro Wolff; el alcalde de Bogotá, Gustavo Petr; la exsenadora Vera Grabe y miembros de la clase política encabezados por el presidente Juan Manuel Santos.
«Me llamo Jairo Rubio y soy del M-19 desde 1978 hasta hoy», se presentó a Efe este militante que, como la mayoría de sus compañeros, rechaza desvincularse de un grupo al que se unieron atraídos por ideales de revolución y defensa de la población vulnerable.
El Movimiento 19 de abril (M-19), que surgió en 1970 como respuesta al supuesto fraude electoral que elevó a la Presidencia a Misael Pastrana Borrero en detrimento del general retirado Gustavo Rojas Pinilla, entregó sus armas el 8 de marzo de 1990 tras llegar a un acuerdo con el Gobierno de turno.
La noticia contrarió a muchos militantes, que hoy sin embargo coinciden en que fue la decisión más acertada porque no le siguieron «causando dolor al país», explicó a Efe Javier Alfonso Forero, que porta bandera y se saluda con la satisfacción de encontrar a muchos compañeros de aquellos días.
Forero considera que lo más difícil de dejar las armas y reintegrarse fue la sensación de orfandad que dejó en la militancia un acuerdo de paz que integraba políticamente a la comandancia del grupo pero que olvidaba al resto.
«Nosotros éramos una familia concebida política y militarmente. Los hijos terminamos abandonados por los padres, que es la dirigencia del M-19», afirmó.
Este militante entró a la guerrilla con apenas 15 años tras buscar a varios de sus miembros en movilizaciones y sindicatos; cuando fue admitido empezó con las tareas de base, como repartir propaganda.
«Fue un proceso formativo, semanalmente acudía reuniones. Todavía me sigo formando y no he terminado de aprender», bromeó.
Como él, también entró muy joven al grupo otro hombre que se identifica como Rubio, que se unió cuando era estudiante universitario.
«Un compañero hizo contacto con integrantes del M-19 en Cali (suroeste) y fuimos a una casa clandestina encapuchados a reunirnos con él. Al principio hacíamos acciones pequeñas armadas. Como éramos de bajo rango, repartíamos periódicos y hacíamos tomas de buses de empresas, y ahí uno se va cualificando, va aprendiendo», recordó.
Es una historia parecida a la de Maya Pinzón, que contaba 16 años cuando consiguió entrar en el M-19.
Pese a que los buscaba constantemente solo la llamaron cuando, tras el robo de armas del Cantón Norte, la principal unidad militar de Bogotá, la Nochevieja de 1978, le pidieron que escondiera parte del botín.
«Recuerdo de aquellos días una sensación de compañerismo, hermandad, sentirse en familia. Cuando dejamos las armas me sentí huérfana», subrayó esta militante, que se siente orgullosa de haber «hecho historia».
«Dejamos nuestra huella. No fue la revolución que soñamos cuando éramos jóvenes pero sí dejamos huella», afirmó.
El acto de Bogotá, al que asistieron unas 200 personas que contemplaron los restos fundidos de las armas del grupo, sirvió para poner de ejemplo a este movimiento, que mostró al país que salida negociada al conflicto es posible.
Y ello en un momento en el que el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) negocian acabar con el conflicto armado, algo que fue destacado en este acto por el presidente Santos, quien subrayó «el camino correcto» emprendido por el grupo.
«Miren el ejemplo del M-19, miren lo que lograron hoy 25 años después», expuso.
De cara a una eventual desmovilización de las FARC, los militantes del M-19, que se convirtió en el partido político Alianza Democrática M-19, pueden aportar consejos enfocados a integrar políticamente a la base.
«Que no permitan, como hicieron con nosotros, que hombres y mujeres que teniendo la posibilidad de liderar procesos políticos fueran reemplazados por los políticos tradicionales en esa apuesta supuestamente integradora», propuso Forero. EFE