Después de una larga estadía en Londres vuelvo a sentirme más subdesarrollado que nunca como costarricense. El orden, el respeto por lo público, el cumplimiento de las normas del tránsito, la especial importancia que le dan en este país a los parques y los espacios verdes como componente esencial de lo urbano, el respeto y la conservación del patrimonio histórico, el cosmopolitismo evidente y el respeto a la variedad multirracial que se percibe por todos lados, el excelente transporte público, el trato amable y servicial con las personas de la tercera edad, como yo, me han dejado gratamente impresionado y satisfecho de haber estado acá por segunda vez en menos de dos años.
Cierto es que debemos aceptar la enorme distancia cultural e histórica de ambos pueblos. El primero fue una potencia imperial durante siglos, exprimió a sus colonias hasta dejarlas secas, pero aprovechó la riqueza generada para engrandecerse y posteriormente modernizarse. En cambio, nosotros, vamos de un estado colonial a otro, vivimos una civilidad aparente, somos en algunos casos medio primitivos. Es cierto que no hemos tenido enormes riquezas a nuestro favor, pero en el planeta existen ejemplos de naciones pequeñas que aprovecharon alguna circunstancia específica para convertirse en lugares desarrollados.
Curiosa paradoja que confirma que el subdesarrollo es un estado mental, como expresó hace varios decenios un norteamericano que había convivido con Latinoamérica por mucho tiempo. Y mientras no superemos ese subdesarrollo mental jamás, repito, jamás, superaremos el subdesarrollo económico, social, cultural, y tecnológico.
Ahora bien, ¿este subdesarrollo del que padecemos (en el peor sentido de la palabra) es congénito o provocado? Sobre este tema no existe un acuerdo comúnmente aceptado.
Aclaremos primero algunos puntos. Subdesarrollo es un concepto que se emplea para nombrar a la situación o al estado de una nación que no dispone de un nivel de desarrollo socioeconómico considerado adecuado. En otras palabras: el subdesarrollo señala que el desarrollo de un país se encuentra por debajo de un cierto nivel.
Es importante destacar que no existe un criterio específico para calificar a una región o un país como subdesarrollada. Por lo general la noción se vincula a países con economías precarias, poca capacidad productiva, servicios públicos deficientes y un alto índice de pobreza. Es decir, cumplimos los requisitos.
Hay autores que advierten que, aunque un país puede evidenciar ciertos índices económicos positivos, también puede contar con sectores de la población que sufren malas condiciones de vida. De esta manera, en una nación que se califica como desarrollada, hay personas que tienen sus necesidades básicas insatisfechas.
Algunos intelectuales, por otra parte, ponen el foco en la definición de pobreza. Podría decirse que los países cuyos habitantes tienen un salario inferior a X dólares por mes son subdesarrollados; sin embargo, dichos ciudadanos pueden contar con educación gratuita, salud pública de calidad y viviendas facilitadas por el Estado. Así la calificación del país como subdesarrollado es puesta en duda.
A modo de referencia, podemos mencionar el Índice de Desarrollo Humano que mide la ONU y que contempla la esperanza de vida, la alfabetización y el PBI per cápita, entre otros indicadores.
En su sentido más amplio, el término subdesarrollo refiere a la falta de desarrollo en cualquier área o actividad. Aunque el uso más extendido de la misma es para referirse a la situación del proceso de desarrollo de determinadas regiones o países del mundo en las cuales la economía se encuentra aún en una etapa preindustrial, siendo sus fuerzas productivas muy poco aprovechadas para lograr el desarrollo que haga despegar a la región o país.
Es decir, cuando de tal o cual región o país se dice que pertenece al subdesarrollo lo que se está queriendo significar es que la misma se destaca por su atraso que no ha alcanzado los cánones socioeconómicos y culturales que debería haber logrado tras un período de tiempo.
Si bien el término como se indicó más arriba se usa para designar el estado de desarrollo de un pueblo o región, también es correcto que se lo emplee para hablar de la etapa por la cual atraviesan todos los países en su progreso. Asimismo, es recurrente entre la mayoría de las personas que cuando se escuche pronunciar la palabra subdesarrollo se piense de inmediato en pobreza y en los países denominados del Tercer Mundo por esta falta de progreso que manifiestan.
El concepto subdesarrollo no es para nada nuevo sino que su origen se encuentra aproximadamente hacia finales del siglo XIX, principios del siglo XX, a instancias de la segunda revolución industrial, siendo empleado cuando se registraba en alguna nación o región un estancamiento en cuanto al desarrollo de su sector secundario, permaneciendo dependiente todavía de la agricultura, la pesca y la ganadería.
Entonces, siguiendo lo que en su momento proponía la escuela alemana se considera que las causas del subdesarrollo se encuentran en varias situaciones, entre ellas: la falta de industrialización, el clima, los conflictos sociales, movimientos guerrilleros, guerras civiles, la tiranía que presentan algunos dirigentes políticos, la inestabilidad, tanto política como económica, las pandemias, las hambrunas, la raza, la religión, el colonialismo, las naciones ricas.
En tanto, un estado subdesarrollado se caracterizará por lo siguiente: alto índice de desocupación, alto índice de corrupción, abismales desigualdades económicas entre los habitantes, poco aporte del Estado al desarrollo de la ciencia y la tecnología, baja renta per cápita, elevada deuda externa, el desarrollo tecnológico depende un tercero, dependencia cultural, alta tasa demortalidad infantil, enorme crecimiento urbano, entre otros. ¿Les parece esta una descripción adecuada para nosotros? Como vemos, es algo complejo, pero lo que a mí más me afecta es lo que se denomina el subdesarrollo que se manifiesta no solamente en lo económico..
A esta altura del siglo ya hay que preguntarse, en realidad cuál es la causa de la persistencia del subdesarrollo latinoamericano y por ende costarricense. En primer lugar, establezcamos que el subdesarrollo latinoamericano no es un desarrollo incompleto o insuficiente, sino un desarrollo de conducción exógena, hecho en función de intereses exógenos.
No se puede separar subdesarrollo y dependencia. Somos subdesarrollados porque somos dependientes, y si en los próximos años vamos a volver a desarrollarnos algo es porque hay un cambio en la modalidad de la dependencia: de la dependencia «satelital» vamos a pasar a la dependencia «provincial»; y esa nueva modalidad exige un nivel de desarrollo mayor que la anterior. La dependencia satelital ya es inviable, como lo demostró la crisis de la deuda externa, y se impone un cambio en la forma de la relación de dependencia.
Históricamente, el subdesarrollo latinoamericano admite varias explicaciones: la deficiencia intrínseca en la formación del capital local y la insuficiencia en el abastecimiento externo de capital. Desde fines del siglo XIX hasta aproximadamente 1930 es válida la explicación por el deterioro de los términos de intercambio.
Pero a esta altura de los tiempos hay que buscar otras explicaciones. Es muy interesante la que plantea Jaguaribe, que atribuye la persistencia del subdesarrollo a una relación circular de mutuo reforzamiento entre el estancamiento, la marginalidad y la desnacionalización.
El estancamiento es el resultado del agotamiento del impulso de sustitución de importaciones sin haber logrado un proceso general de crecimiento auto sostenido. Implica también la correspondiente carencia de procesos auto sostenidos en otros planos de la estructura social: el desarrollo cultural, social y político. También significa que la brecha que separa a América Latina de los países desarrollados se hace cada vez mayor.
La marginalidad es un concepto que puede interpretarse en tres sentidos diferentes pero complementarios: la mayor parte del pueblo es marginal en su participación económica, política, social y cultural, como productora y consumidora de bienes y servicios, respecto de los sectores minoritarios centrales de cada sociedad. La mayor parte de las regiones latinoamericanas son marginales respecto de las pocas regiones periféricas que han alcanzado cierto grado avanzado de desarrollo. La marginalidad de la mayoría de los países respecto de los pocos más desarrollados, y de la región en su conjunto respecto del mundo desarrollado, crece continuamente.
La marginalidad se caracteriza por un nivel muy bajo de productividad/ingreso, y una alta tasa de desocupación y subocupación rural y urbana. La marginalidad urbana, como consecuencia de las migraciones internas que origina el carácter expulsivo de las áreas rurales, ha crecido rápidamente en todos estos años y continúa creciendo. El estancamiento y la marginalidad se refuerzan mutuamente, en un proceso de causación circular. La desnacionalización es un proceso que consiste en una transferencia del control de los actores sociales, que dejan de estar manejados por manos leales a la nación y pasan a estar manejados por manos leales a otra nación o a alguna entidad no nacional (por ejemplo, a empresas multinacionales).
Es un proceso de graves consecuencias, porque un desarrollo político-económico-social exitoso exige condiciones de viabilidad nacional que son función directa de la capacidad política de la sociedad. Esa capacidad a su vez depende de la funcionalidad de la élite, que depende de la congruencia y complementación entre sus cuatro roles principales: conducción cultural, social, política y económica. Esa congruencia y complementación requiere fidelidad nacional y no es compatible con la desnacionalización. No se trata, pues, de un problema de chauvinismo o de nacionalismo; es un tema de fidelidad nacional, sin la cual la élite no es funcional y, por consiguiente, la sociedad no tiene capacidad política para conducir adecuadamente un proceso de desarrollo exitoso.
La desnacionalización económica se manifestó en una serie de procesos sucesivos y parcialmente simultáneos: el creciente dominio por las corporaciones multinacionales de los sectores más estratégicos y dinámicos de las economías latinoamericanas, el creciente endeudamiento externo de la región, que financió la ineficiencia global de su economía y su administración, sin una contrapartida en capitalización interna, y la privatización de empresas estatales a cambio principalmente de bonos de la deuda externa, adquiridos a una fracción de su valor nominal, y una pequeña parte en efectivo para financiar el remanente déficit fiscal durante el periodo de transición en la reforma del estado.
En los tres principales países de la región (Argentina, Brasil y México) más del 50% de la actividad empresarial está bajo control extranjero, y su dinamismo y respaldo externo le confiere una gravitación aún mayor. Por otra parte, durante todos estos años, la mayoría de las empresas nacionales públicas han funcionado como mecanismos de traspaso indirecto de ingresos al sector privado, con predominio de grupos extranjeros. Fue -y es- la llamada «patria contratista». Ahora está en marcha un proceso de privatizaciones por el que la titularidad de las empresas del estado va a pasar a empresas extranjeras en su mayor parte (en algunos casos, empresas de estados extranjeros), lo cual se explica no sólo por los déficits insostenibles que las pésimas administraciones nacionales han producido sino también por la necesidad de realizar inversiones efectivas en ellas para adecuarlas a la nueva etapa de dependencia en la que estamos entrando.
De todos modos, los mecanismos nacionales de creación de recursos circulantes libres han sido sofocados, y su función de promover inputs políticos y sociales ha sido traspasada a agentes no nacionales, con la consiguiente orientación no nacional de dicho proceso.
La desnacionalización cultural es, en realidad, una característica estructural originaria de la región, que, como ya vimos, siempre mostró una tendencia a la dependencia cultural. Las exigencias de la modernización y el desarrollo agravaron el problema, ya que las naciones latinoamericanas presentaban muy pocas condiciones propicias al desarrollo científico-tecnológico. Después de 1930, el proceso de sustitución de importaciones planteó un apremio científico-tecnológico. Como la oferta endógena de capacidad científica y técnica no se genera de un día para otro, dicha demanda urgente fue principalmente satisfecha mediante la importación de tecnología ya hecha (equipos, patentes, diseños, fórmulas y expertos extranjeros), con el paradojal resultado de acrecentar a la larga la dependencia que el proceso de sustitución de importaciones estaba destinado a conjurar. Por su parte, la juventud latinoamericana de clase alta y media buscó en las universidades extranjeras los conocimientos y el prestigio que las locales no podían proporcionarles.
La desnacionalización cultural produce una gradual pérdida de funcionalidad de la élite cultural como grupo nacional. Dicha élite pierde funcionalidad económica, ya que la ciencia y la tecnología vienen de afuera; pierde funcionalidad política, desde que la formulación y administración de los criterios de legitimidad se vuelven exógenos; y pierde funcionalidad social en la medida en que se adoptan socialmente criterios exógenos de respetabilidad.
La orientación política contraria a la autonomía nacional y favorable a la dependencia respecto de los EE.UU. es explicada por Jaguaribe por la tendencia ideológica de la clase media latinoamericana, agravada en su versión militar, compuesta de moralismo, progresismo autoritario descriptivo y anticomunismo militante; y también por la gravitación de los intereses profesionales y de la óptica nacional del grupo militar. El cultivo de las doctrinas de la vieja «guerra fría» es una racionalización de la injerencia de los militares en la política de sus países.
Por todo lo mencionado anteriormente me parece ridículo que nos llamemos en vías de desarrollo, término que se creó para complacer a ciertos sectores intelectuales y políticos. Nuestra realidad es otra. Radica en la ausencia de una mentalidad colectiva de respeto a las leyes y las reglas de convivencia social. Y el caldo putrefacto de la corrupción, en que se regodean lo público y lo privado, nos impide superar el estancamiento.
el subdesarrollo latinoamericano es primordialmente racial: producto de la mezcla de razas ha habido una disociación colectiva de mentalidad que es la que causa los problemas de integración como nación para definir objetivos comunes. Aparte de esto, está el hecho de que latinoamérica y Africa son simplemente patios traseros de los focos del imperialismo en estos días: EEUU y Europa, tal como los CEI lo fueron en otro tiempo para la USRR. Una potencia productiva requiere de un patio trasero grande donde poner todos los chunches, así de simple. Una no se concibe sin la otra, esta es la simple y cruda verdad. No entiendo porqué estos escritores de artículos periodísticos viven hablando de esto como una sorpresa continua para algo que es simple de entender dentro del contexto de lo que es el ser humano y como es que este opera…..el subdesarrollo y la pobreza de Latinoamérica y Africa es el reflejo de la opulencia de otras regiones, así de simple, bajo un paradigma de capitalismo salvaje y globalización que predica la quimera del desarrollo económico ilimitado, lo cual tiene estas consecuencias que vemos en nuestros países . La quimera que algunos han querido creerse, de que Cr o cualquier país subdesarrollado de Latinoamerica puede ser desarrollado es solo una falta de entendimiento clara de como es que mangonean las cosas en este mundo: no pueden llegar a ser grandes porque ya hay otros grandes, y los de arriba no van a dejar que los de abajo les quiten la tetica caliente, así de simple. El esquema económico mundial depende de la desigualdad con el fin de tener su motor productivo en movimiento, es un sistema absurdo condenado a desaparecer, pero mientras eso ocurre, que nadie se sorprenda de que no solo Cr, sinó la mayoría de los paises del planeta, van a seguri siendo pobres. A veces suceden casos excepcionales en el que algún país se pequeño logra algo, pero cuando los analizamos nos damos cuenta de que ese «algo» que los hizo lograrlo dificilmente existe en CR , principalmente cuando uno ve la mentalidad promedio del tico (incluidos los más «instruidos» , los cuales, aunque han estudiado en el extranjero eso no les quita lo ticos), empezando por esa manía que tienen de andar adulando a la potencia de turno y a copiar sus estilos de vida…una mentalidad que la «educación» ineficiente en colegios y universidades también promueve. Además su pasado disruptivo se confabula con el presente para establecer una mentalidad colectiva que automaticamente los ata a una posición de dependencia, incentivado en sí mismos y en los demás hábitos que los esclavizan más a sus amos. Y los «intelectuales» ? Estos lo que hacen es que mandan a sus hijos allá a estudiar y luego vienen aquí hablando de lo atrasados que estamos, cuando ellos mismos son el trágico resultado de ese atraso que critican. Entretanto, ustedes ven a estos señores doctores estudiados en el extranjero en este país no servir para otra cosa más que para escribir palabras rimbonbantes, escribir artículitos e imaginar que son prestigiosos , ocupar puestos, pero que de allí no pasan, son solo profesionales simbólicos que no tienen capacidad de transformar el entorno con resultados concretos (en 100 años nadie recordará que existieron, pero en su micro mundo rodeado de aduladores ellos se han creído la historieta de que son algo más que polvo).
Talvéz estos intelectuales deberían de ser un poco más honestos y decirle a la gente como es que realmente se manejan estos países, y no andar llorando por cosas que no pueden ser de otra forma de a como son, y pretendiendo que lo lamentan, entre otras cosas porque ellos están muy cómodos en su posición actual.
Para Rebeldus….https://www.youtube.com/watch?v=zu9W8AtZy7U