En el 2003, cuando un grupo de personas afro levantó la voz para hacer evidente el sentir de una parte de la comunidad con respecto al libro Cocorí, las reacciones fueron de furia y enojo en la comunidad no-afro. Gritos de traumatizados, acomplejados, hipersensibles fueron escuchados. Doce años después….que cambió?
Sin ser especialista en temas literarios, pero como lectora, negra y activista afro feminista, puedo compartir con ustedes mi sentir. A mí, Cocorí nunca me gustó. Me pareció un libro malo y el personaje un niño simple y tonto, nunca le vi las características románticas que le veían los demás. Hasta ahí todo normal, pensaba yo, una diferencia de gustos.
Con el tiempo entendí realmente de donde viene mi rechazo al libro. Durante toda mi educación primaria, solo recuerdo tres ocasiones en donde alguien que se parecía a mí, salía retratado en mi material de estudios: Papa Doc Duvalier, Gwendolyn Brooks y Cocorí.
Uno, dictador haitiano conocido por su salvajismo, muy común en las personas de color, nos explicó mi profesora. Y yo, me sentí avergonzada porque, si los “de color” son salvajes y yo soy de color, pues seguro yo también soy salvaje.
La segunda una poetisa estadounidense, la primera negra en ganar un premio Pulitzer en Poesía en 1950. Y yo, me sentí orgullosa, si ella puede ganar premios, escribir y ser famosa, yo también.
Y el tercero, un niñito como de 7 años, que se sorprende por su reflejo en el agua, a quien llaman mono y quien nunca había visto una niña linda hasta que vio a una niña blanca. Y yo, me sentí (y me dijeron) mona. Me sentí (y me dijeron) fea. Me sentí (y me dijeron) tonta.
Lo que los ticos me dijeron esta semana, doce años después, es que es más importante un libro que la sensibilidad, el sufrimiento y la humillación de una y miles de niños y niñas afro y afrodescendientes de Costa Rica. Me dijeron que les falta empatía, porque en lugar de tratar de entender, brincaron a minimizar los sentimientos de una parte de la comunidad. Me dijeron que les falta visión crítica y conocimiento histórico, tildando de censura y prohibición lo que no es. Me dijeron, muy claramente, que me ven como menos, que mis opiniones no importan y que mis sentimientos son irrelevantes, cuando de proteger un libro y su puesta en escena/musicalización se trata. Que las cosas, son más importantes que las personas.
Doce años después y, que cambió?
Cambié yo!
Con más orgullo que nunca, con más fuerzas que nunca “me niego rotundamente a negar mi voz, mi sangre y mi piel. Y me niego rotundamente a dejar de ser yo. (….. ) Y me niego absolutamente a ser de los que se callan, de los que temen”[1].
Y le digo (le grito) a Costa Rica; sos racista, que vas a hacer para cambiar vos?
1.- Rotundamente Negra. Shirley Campbell Barr. http://www.torremozas.com/Rotundamente-Negra-y-otros-poemas
(*) Pamela Cunningham Chacón
pamri@hotmail.com
Muy bien. Adelante, ECB. ¿Quo vadis?
Todo el que lea a Cocorí en forma imparcial, lo disfrutará. El(la) que vea a Cocori desde una óptica ideológica, morbosa y malsana, probablemente verá a un autor desalmado, sesgado, a un pre-juiciado, a un discriminador. Depende de la óptica.
Si a esta «brillante» y «sesuda» reflexión nos atenemos, pues tienen razón los neonazis que dicen que «Mein Kampf» es un tratado humanista por los derechos civiles de los blancos… Salud por el humanista Hitler!
Que es ser racista?
Yo soy blanco y a mí tampoco me gustó el libro Cocorí porque se trataba de un niño muy tonto.
excelente, muchisimas gracias por tu esfuerzo y las ganas de seguir eucando, sigue siendo cuesta arriba. lo dijiste clarisimo, desde una perspectiva que se hace dificil ignorar. Esperemos que sirva para seguir caminando
Hace ya un montón, pero de verdad montón, de años que leí Cocorí y me gustaron sus aventuras. Tendría que volverlo a leer para «opinar» si tiene cotenidos racistas o no, pero las opiniones están teñidas de la propia experiencia, así que cada quien ve las cosas de acuerdo con su historia de Vida. Recuerdo que hace unos años, alguien me habló del sentido filosófico de la aventura de Cocorí: el héroe que sale en busca de una respuesta / tesoro, que pasa mil aventuras en su búsqueda, para al final darse cuenta que la respuesta / tesoro estaban dentro de sí mismo o muy cerca de él, como es el caso de Cocorí que al final encontró una rosa, su tesoro, en el jardín de su casa y él, fortalecido por las pruebas que tuvo que pasar y superar: cuando volvió a su hogar ya no era el mismo, había crecido interiormente.