Infografía de Sarita Bonilla
El Grupo Nación ha diversificado sus negocios en busca de la rentabilidad y de aumentar el valor para sus accionistas; pero actualmente enfrenta desafíos importantes como grupo empresarial y como actor político.
Muchas personas lloraron el cierre de ADN Radio. La emisora abandonó las ondas radiales el pasado 30 de abril al tiempo que mediante un comunicado corporativo, el presidente del Grupo Nación, Manuel Jiménez, dijo que la radio será transformada “en una nueva propuesta alineada a los proyectos y estrategia de Grupo Nación, que se enfocan en información, entretenimiento y música».
Este y otros recientes movimientos en la empresa, la diversificación en sus negocios y el diálogo que mantiene con grupos de interés merecen ser seguidos de cerca.
La compañía vive un periodo muy interesante, opinan expertos, ya que enfrenta la disyuntiva de cómo salir avante en el ámbito empresarial, sin sacrificar el protagonismo del periódico como actor político en el país.
“El modelo de negocios que ellos usaron por muchos años está haciendo aguas. La digitalización de los medios de comunicación ha generado un cambio enorme en la forma en que ellos gestionaban su empresa”, dijo el profesor universitario e investigador Carlos Sandoval.
El proceso de metamorfosis ¿o poca claridad?
La emisora ADN (90.7FM) salió del aire para, según el Grupo Nación, “entrar en un proceso de transformación y regresar, nuevamente, con otro formato, en una fecha por definir”.
Para algunas personas esto es un reflejo de una sociedad que prefiere la superficialidad a la profundidad, el escándalo antes que el diálogo y la mediocridad por encima de la calidad. Pero para la empresa está claro. Este tipo de decisiones son resultado de la revisión de sus estrategias de negocios y tienen que ver con una transformación organizacional que va un poco más allá.
Así lo refleja información dada a conocer por el mismo grupo. En el informe a los accionistas del Grupo Nación, dado a fines de 2011, el presidente Manuel Jiménez anunció el inicio de un proceso de transformación organizacional, “para hacer frente a los retos que afrontan los medios de comunicación y a los cambios en los hábitos de consumo de productos impresos, así como para aprovechar las oportunidades del nuevo entorno”.
Para el profesor de ciencias de la comunicación colectiva de la Universidad de Costa Rica (UCR) Carlos Sandoval, el grupo vive un periodo muy interesante sobre el cual se ha reflexionado muy poco.
“El modelo de negocios que ellos usaron por muchos años esta haciendo aguas. La digitalización de los medios de comunicación ha generado un cambio enorme en la forma en que ellos gestionaban su empresa y me parece que la tercera generación; es decir, los nietos del fundador de La Nación, no encuentran una clave para descifrar este nuevo escenario”, dijo Sandoval, quien ha investigado, entre otros temas, sobre identidades nacionales y medios de comunicación.
Fue alrededor del 2011 que la empresa anunció que se optimizarían y potenciarían otros negocios, “con el fin de incrementar el valor al accionista”.
La empresa señala que sus principales productos son los periódicos La Nación y La Teja, y el semanario El Financiero; así como las revistas Perfil, Sabores y Más Correr.
A estos se suman las radioemisoras: Los 40 Principales (104.3FM), dirigida a jóvenes y que programa pop, rock, balada, hip hop y electrónica; Bésame (89.9FM), “emisora para la mujer romántica y moderna”; y Qué Teja (91.5FM), que programa salsa, merengue, cumbia y bachata, y “es una emisora positiva para la familia costarricense”, según detallan en sus informes de sostenibilidad 2009-2014.
Sin embargo, se creó además una nueva unidad de negocios para desarrollar productos y servicios comerciales en plataformas digitales, como lo son Yuplón, un sitio de ofertas y cupones; Club de Vinos, para “educar a su selecto público en la cultura vinícola”; Fussio, negocio dedicado a la creación de sitios web; Qué comemos, un servicio para ordenar comida; y T-Encuentro, plataforma para encontrar personas “con gustos e intereses similares sin salir de su hogar u oficina”.
La compañía también participa como socia en ZIMP, una aplicación de monedero electrónico; en Payca, empresa que se dedica a la importación y distribución de papeles de impresión y a la fabricación de productos de papel y artículos escolares. Invirtió en la empresa Aditi S.A., que instala máquinas de autoservicio que dispensan películas, juegos de video, música; y en Navstat, empresa costarricense que ofrece reporte del tránsito vehicular en tiempo real y servicio de mapas.
Recientemente, además, la revista Sabores ya no es solamente un producto en papel, sino que siguiendo la lógica de negocios, ahora es un programa de televisión, produce eventos y opera una escuela de cocina para jóvenes, llamada Centro Gastronómico Sabores.
Todo esto muestra que la compañía está ante una gran disyuntiva y no hay claridad sobre el proyecto empresarial que les podría dar rentabilidad futura, apuntó Sandoval.
“A mí me parece que lo de Yuplón, la escuela de cocina y todo eso son proyectos a una escala muy pequeña. Esos negocios no van a tener los niveles de rentabilidad que históricamente ha tenido el periódico”, continuó el académico.
“Básicamente ellos estaban acostumbrados a un modelo de negocios donde la inversión publicitaria se medía por el número de lectores de la edición en papel. Resulta que ahora la mayor parte de las personas leen el diario La Nación en línea y la edición en línea no tiene publicidad; por lo tanto, las personas o empresas que se anuncian se preguntarán ‘¿por qué nosotros tenemos que pagar una cuota publicitaria tan alta si el grueso de los lectores de La Nación no nos ve?’. Y esa es una pregunta muy difícil de responder”, señaló el investigador.
Apuestan por el Parque Viva
Parte de toda esta diversificación de negocios ha sido apostar por la producción y promoción de eventos. El Grupo Nación es dueño de una tercera parte de la empresa Talamanca Verde, que tiene los sitios Mi Compra y La Boletería, que vende tiquetes para eventos especiales.
Según sus informes de sostenibilidad, la inversión en eventos es uno de los rubros que más ha crecido en la gestión comercial de grupo.
Así es como la empresa inauguró este año el Parque Viva en las instalaciones del antiguo Autódromo La Guácima. Se trata de un anfiteatro, un centro de eventos y un circuito de competencias. Con este negocio diseñan propuestas de mercadeo para anunciantes y clientes apalancadas a través de las plataformas de comunicación del grupo y con el fin de vincular sus marcas con sus audiencias, según detallaron en sus informes de sostenibilidad. El Parque Viva está ahora en manos de la unidad de negocios Bliss Entretenimiento, que se dedica a la administración de recintos, venta de alimentos y bebidas en eventos masivos.
Para poder financiar esto durante el año pasado, el grupo emitió bonos por ¢29.000 millones principalmente para financiar la compra y remozamiento del Parque Viva, se informó.
La inversión total del Parque Viva alcanzó los $44 millones (aproximadamente ¢23.144 millones), incluyendo el valor de la tierra y la remodelación del recinto.
El Grupo también invirtió ¢2.750 millones en la construcción de un nuevo edificio donde empezó a funcionar una nueva redacción integrada.
Adrián Vergara, profesor de lingüística de la UCR y experto en análisis crítico de discurso, dijo que el hecho de que el grupo se diversifique en esa gama de empresas muestra claramente que el aspecto de rentabilidad para ellos es fundamental.
¿Qué repercusiones puede tener eso en el contenido y quehacer periodístico?
“Claramente el hecho de hacerse publicidad, el hecho de fomentar, poner en la agenda temas que favorezcan a esas otras empresas del mismo grupo. También puede tener repercusiones que tienen que ver con los giros o enfoques de los temas, porque tratan de tematizar lo que pasa en esas otras empresas, en espectáculos, en el Parque Viva. Sabemos que van a hacer notas de esos espectáculos. Aprovechan esa plataforma de los medios de comunicación para esas empresas, en sus periódicos, radios, revistas”, explicó Vergara.
Recientemente la Federación Internacional de Periodistas (FIP) manifestó su alarma por “avances contra la libertad de expresión y contra los derechos de los trabajadores de prensa” en Costa Rica, por los recientes despidos y cierres de medios. Y citó específicamente el caso del Grupo Nación.
Preocupación por cierres y despidos
Este es el modelo de negocios que lleva adelante el Grupo Nación y parte de esta “metamorfosis” o “transformación organizacional” ha sido el cierre del periódico Al Día, debido a una baja en su lectoría; el nacimiento y muerte de un periódico llamado Ahora; y el cierre de las revistas Soho y Su Casa.
Los estados financieros muestran una clara disminución en las utilidades del Grupo. En el período 2011-2012, los ingresos fueron por alrededor de ¢70,5 miles de millones y sus utilidades fueron por ¢4,1 miles de millones, según el informe de sostenibilidad de ese año. Para el período 2013-2014 los ingresos del grupo fueron de ¢61,3 miles de millones; pero sus utilidades registraron pérdida por -¢1,5 mil millones, según el mismo documento de ese año.
Si comparamos la utilidad en el período 2011-2012, con la pérdida del período 2013-2014 podríamos deducir que hubo una disminución en sus resultados netos de un 136% con respecto al año 2012.
También ha sido necesario “desvincular” personal de diferentes áreas del Grupo. Entre el 2012 y el 2013 eliminaron 156 plazas y en noviembre de 2014 despidieron a 100 trabajadores.
De manera paralela a los despidos, varios periodistas dejaron el medio por voluntad propia y buscaron vida en otras partes.
Una de ellas es Gianina Segnini, quien en febrero de 2014, después de la primera ronda de las elecciones presidenciales, renunció. En una carta pública, Segnini expresó lo siguiente:
“Esos espacios para hacer periodismo independiente que durante 20 años he agradecido y aprovechado en La Nación se han venido reduciendo y limitando durante los últimos dos años, y en especial hace tres semanas (…) Una serie de decisiones editoriales de este diario, fundamentadas en razones que considero ajenas al periodismo, me impiden continuar trabajando para esta empresa”.
Recientemente la Federación Internacional de Periodistas (FIP) manifestó su alarma por “avances contra la libertad de expresión y contra los derechos de los trabajadores de prensa” en Costa Rica, por los recientes despidos y cierres de medios. Y citó específicamente el caso del Grupo Nación.
“En Costa Rica se ha dado en los últimos meses un fuerte proceso de despidos, desinversión y cierre de medios de comunicación”, dijo el comunicado de la FIP del pasado 24 de abril, y luego se refirió a los cierres del periódico Al Día y de la radioemisora ADN.
Para Adrián Vergara, con estos despidos lo que están haciendo es manteniendo mano de obra compuesta por periodistas jóvenes, mal pagados, a los que se les paga por nota, con contratos temporales o que tienen que escribir para todos los medios del grupo.
“El mismo periodista está escribiendo la nota para La Nación, para El Financiero y para La Teja, como ellos dirían, optimizando recursos”, refirió Vergara y añadió: “Las repercusiones de esto están en la calidad del periodismo, eso tomando en cuenta la pregunta de si antes el periodismo era de calidad”.
En cuanto a la libertad de expresión a lo interno del medio de comunicación, según Vergara, estos periodistas van a sufrir presiones internas.
“Sí van a tener cierta presión tácita de hacer el trabajo bien y además escribir de acuerdo a la posición del medio, no arriesgarse a escribir algo que pueda no ser del gusto de los jefes, de la junta directiva, de los editores o de los directores del medio”, argumentó Vergara. Para el profesor de la UCR sí existe entonces una relación entre el afán por la rentabilidad y la libertad de expresión.
El periodista necesita el trabajo, necesita el dinero, paga cuentas, tiene familia, tiene que comer; entonces va a haber una presión tácita en su trabajo, porque tiene que ser capaz de responder a una persona, porque cualquier día le cortan el contrato, resaltó. “Separar rentabilidad de libertad de expresión interna, de esa censura interna, esa autocensura, es algo que es imposible de hacer”, sentenció Vergara.
En su criterio, esto perjudica también el campo laboral para otros periodistas. “Si en los medios grandes se está dando este tipo de contrato, esto por supuesto va a generar repercusiones para los periodistas en otros medios”, destacó.
Por su parte, Sandoval indicó que “Si la inversión publicitaria tiende a disminuir porque cada vez la prensa es más digital, sin duda eso tiene repercusiones en cuánto van a invertir en profesionales, en qué porcentaje de gente empiezan a contratar por servicios profesionales y eso tiene sin duda un impacto en la calidad profesional de lo que hacen. De igual manera uno se puede preguntar: ¿será que La Teja responde a los estándares de calidad a los cuales aspira el Grupo Nación?”.
Para Carlos Sandoval, una de las grandes cualidades del periódico La Nación es que ha tenido la capacidad de hablar en nombre de un cierto ‘nosotros’. “Su gran mérito ideológico y político ha sido convertir los intereses y las visiones de un grupo pequeño en los intereses y la visión de la nación, como conjunto de habitantes y creo que históricamente han logrado hacer un proyecto exitoso, tanto que el periódico La Nación, además de ser un periódico de un grupo empresarial es un actor político”.
Los grupos de interés y la visión de la nación
Otro reto que tiene el Grupo Nación es su relación con grupos de interés. Desde noviembre del año 2009, el grupo formalizó su relación con grupos de interés, según indicó en su informe de sostenibilidad de ese año, con el fin de identificar posibles impactos, riesgos e intereses para ambas partes.
“Los grupos de interés o ‘stakeholders’ son personas o grupos que tienen impacto en la empresa y que se ven afectados por las actividades, productos o servicios que la compañía ofrezca. Son entidades o individuos que pueden beneficiarse, o no, por las decisiones de la empresa; así como influir, positiva o negativamente, en el éxito de las estrategias y objetivos corporativos”, se lee.
Han definido 25 grupos, entre ellos: accionistas, clientes lectores, anunciantes, agencias de publicidad, distribuidores, puntos de venta, proveedores de insumos, proveedores de contenidos, la comunidad de Tibás y, “dado nuestro quehacer informativo y editorial, se amplió la consulta a representantes de diversos grupos de la sociedad”.
Según la empresa, después de realizar un proceso de consulta se concluyó que “para nuestros grupos de interés no se puede aislar el quehacer periodístico del quehacer empresarial. La principal expectativa es que sigamos ejerciendo periodismo independiente, que no dejemos ni debilitemos nuestro quehacer informativo, de denuncia y formador de opinión”.
La pregunta es, ¿cómo se cumplirá esto último si en el quehacer periodístico siempre se tiene que estar considerando que los grupos de interés no se vean afectados por las actividades y productos de la compañía?.
Vergara reconoció que es muy difícil que no se debilite la parte de información si tienen que estar tomando en cuenta a todos esos grupos de interés que los apoyan y con los que han hecho alianzas.
“Eso es muy difícil porque hay una presión no explícita para no perjudicarlos. Uno de los objetivos es favorecer a esos grupos. Es muy difícil que La Nación tematice o ponga en agenda temas que afecten a esos grupos”, dijo Vergara.
Para Carlos Sandoval, una de las grandes cualidades que tiene el Grupo Nación y particularmente el periódico La Nación es que ha tenido la capacidad de hablar en nombre de un cierto ‘nosotros’. “Su gran mérito ideológico y político ha sido convertir los intereses y las visiones de un grupo pequeño en los intereses y la visión de la nación, como conjunto de habitantes y creo que históricamente han logrado hacer un proyecto exitoso, tanto que el periódico La Nación, además de ser un periódico de un grupo empresarial es un actor político”, dijo.
Sandoval explicó que precisamente por eso es que uno de los retos políticos que siempre han tenido es cómo conciliar esos intereses particulares asociados a grupos de interés de mucho poder, con esa capacidad ideológica de hablar en nombre del interés general. El resto sigue siendo: cómo convertir sus intereses particulares en un proyecto de país.
“Creo que hasta el momento lo han hecho bien, pero sin duda las circunstancias económicas y los retos que tiene su modelo de negocios les pone retos inusitados. El Grupo Nación y el periódico La Nación como grupo empresarial y como actor político se enfrenta a retos muy importantes; pero son muy poco visibles para la ciudadanía, opinó Sandoval.
Fabiola Pomareda es periodista
El verdadero problema que enfrenta el Grupo Nación son sus dirigentes políticos: su marcado sesgo hacia el neoliberalismo, la constante tergiversación de las noticias políticas, sus jugarretas en materia de censos de la mano con CID-Gallup y su censura de opiniones ajenas a su línea de «pensamiento» político. (Piensa más un coco partido a la mitad.)
Todo esto ha minado profundamente la credibilidad del Grupo Nación.
Por codiciosos contratan pasantes a mitad de precio en lugar de profesionales y el resultado son notas de pésima calidad, algunas parecen redacciones obligadas hechas por un niño de sexto grado de escuela. Un niño con mala actitud.
Grupo Nación tiene cero credibilidad, cero calidad y su tabloide La Teja es un insulto a la inteligencia humana. En dicho pasquín se revela lo que el Grupo Nación piensa sobre los costarricenses: que son incapaces de entender el lenguaje, que hay que hablarnos como iletrados y que si no hay «dibujitos» no podemos concentrarnos en leer una noticia normal.
Totalmente de acuerdo con su comentario. Yo ya ni l versión digital leo, porq obligan a registrarse y la verdad q mejores diarios puedo leer sin identificarme. Aunque ese script de Java es fácilmente burlable, ya hasta eso da repulsión de esa empresa q no tenido asco para manipular la opinión publica. Pero siento q el tico esta despertando y no se las cree solo porq LN lo dice
Excelente articulo
.La Nacion SA es practicamente el UNICO medio de comunicacion costarricense y de las poquisimas empresas en el pais,que siendo privadas son PUBLICAS.Es decir cualquier persona o empresa puede a traves de la Bolsa Nacional de Valores,adquirir acciones, ser propietario de la empresa.Sus estados debidamente auditados,son supervisados por la SUGEVAL,la Sugef y el Connassif,dependencias estatales y ni hablar del ministerio de hacienda que la tiene como uno de sus grandes contribuyentes.La lista de sus propietarios se publica anualmente en el periodico ,lo mismo que sus balances.Que otra empresa en el pais hace esto ?
NINGUNA.
El ambito de los medios de comunicacion ha cambido drasticamente,a nivel mundial,y La Nacion como tal debe cambiar para sobrevivir en esta linea,donde han desaparecido muchos medios, y faltan por desaparecer muchos mas.
Es ademas la empresa que incuba mas empresas de internet en el pais,,con exito en algunas mas que otras,pero el dia que una de ellas levante seran mas valiosas que el propio periodico.
El parquet VIVA dedicado al entretenimiento, con el respaldo del diario y la radio ,se pronostica como exito,lo que permitira a la nacion seguir siendo el numero uno en Costa Rica en medios de comunicacion.
Compren acciones de La Nacion si desean participar de un medio con futuro y de capital 100 % costarricense.
Y el asunto pendiente q tienen con el ministerio de Hacienda de CR por los impuestos de las rotativas???
El rumor en la radio es que el mejicano Angel Gonzalez en asocio con los hijos de Ortega,estan negociando una compra,ante tanto asedio del gobierno.
Esto si seria una torta.
¡Caracoles y caramba!, Pepe Vallecillos es hombre bien »informado»; es lector de los pasquines La Nazi-ón y La Teja.