San José, 31 May (Elpaís.cr) – El Barcelona volvió a levantar un trofeo. Algo que ya no es novedad sino que se ha hecho costumbre en los últimos 11 años, precisamente, el tiempo que lleva el argentino Lionel Messi en el primer equipo.
Fue el ’10’ catalán, el ídolo máximo de la hinchada culé quien destrabó la final de la Copa del Rey contra el Athletic Club de Bilbao, partido que parecía se decantaría de lado del Barça, sin embargo, no se tenía certeza de cuánto tiempo pasaría para que los azulgranas, quienes eran «visitantes’ en el estadio Camp Nou, abrieran el marcador.
Y no fue otro más que él. La ‘Pulga’. Aun con una marca pegajosa e incómoda, que lo siguió durante todo el partido, pero que solo logró controlarlo en el primer cuarto de hora.
La situación protagonizada por el argentino y el defensor Mikel Balenziaga hizo recordar a muchos, seguramente, la marca que le impusieron al astro Diego Maradona en junio de 1985, en un juego por eliminatoria sudamericana entre Argentina y Perú, aquella vez el encargado de anular al ‘Pelusa’ fue Luis Reyna, sin embargo, una gran diferencia fue la deslealtad del peruano a la hora de hacer su trabajo. El vizcaíno lo intentó sin malas intenciones.
Esa estrategia duró poco más de 15 minutos, hasta que Messi notablemente fastidiado decidió contrarrestar esos anticipos y provocaciones con lo que mejor sabe hacer: jugando al fútbol. Con la pelota pegada a sus pies y en un característico arranque suyo por derecha, se apuntó una nueva obra de arte, digna del mejor artista. Apenas para enmarcarla.
A los 20′ el ‘crack’ culé arrancó casi pegado a la raya y emprendió una travesía que derivó en un eslalon para sacar en una baldosa a Beñat y Balenziaga; esquivar una patada de Mikel Rico, quebrarle la cintura a Laporte y poner la contra la base del poste izquierdo del buen Herrerín; en el medio, Luis Suárez apenas logró saltar para evitar bloquear el remate y arruinar la excelsa maniobra de su compañero.
Por tercera final de Copa del Rey consecutiva, Messi le anotó a los vascos. Era la octava vez que definían el monarca del certamen estos equipos (Barça ganó cinco y el Bilbao dos), justamente los dos más ganadores, aunque el Athletic se quedó rezagado, ya que hace 31 años no logra levantar este trofeo. Las últimas tres veces por culpa de Messi y compañía.
El juego siguió y el dominio del Barcelona creció. Nunca, salvo los instantes iniciales, los vascos fueron rival para los azulgranas. Messi comenzó a tirar pases a la espalda de la defensa y a juntarse a tocar con los demás miembros de la orquesta, siempre con Balenziaga respirándole de cerca.
Lugo de unas cuantas llegadas en las que Herrerín se vistió de Salvador: ante Neymar y Piqué en par un par de mano a mano y otras llegadas de peligro, el ’11’ brasilero puso el 0-2 a los 36′, cuando al borde del área la orquesta azulgrana tocó de primera las notas justas y precisas: Rakitic-Messi-Rakitic-Suárez pase cruzado en el área y gol de Neymar. Asunto liquidado, doblete concretado.
El Barcelona no necesitó presionar el acelerador a fondo en la complementaria. Necesitó hacer lo justo para aumentar el marcador y esperar la celebración de un nuevo título.
El técnico movió el banco a los 54′, para sacar al tocado Andrés Iniesta e ingresó el ya legedario Xavi en medio de una ensordecedora ovación. El de Terrassa pisó por última ve el Camp Nou, al menos en su etapa como jugador, debido a que a partir de la próxima semana, tras 17 años y 25 títulos dejará de vestir la camiseta azulgrana.
Recién a los 73′ el Barcelona encontró el fondo de la red. Nuevamente con Messi, quien pudo extraviar a Balenziaga en alguna parte del campo para avivarse en el área y definir un pase de su socio, el brasileño Dani Alves, quien probablemente también jugó por última vez en el reducto catalán. Su futuro es una incógnita, todo lo contrario a lo que es su entendimiento con Messi sobre el césped. Hablan el mismo idioma. Se entienden a la perfección.
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Con el 0-3 y el cuarto gol de Leo en tres finales de Copa del Rey ante los vascos (2008-09 y 2011-12), la historia estaba más que sentenciada, el sexto doblete (Liga y Copa) amarrado y restaba esperar para comenzar la fiesta.
Sin embargo, el Athletic murió con las botas puestas y pudo descontar a los 79′ con un gol de cabeza del juvenil Williams, tras conectar un centro de Ibaí Gómez, pero pese al empuje posterior, no les alcanzaría para más.
Sobre el final se calentaron los ánimos cuando Neymar quiso hacer un lujo cerca del banderín de córner de la izquierda del ataque culé, una bicicleta a la sudamericana, que no le cayó para nada bien a los vascos quienes se quejaron de una actitud mal intencionada, «sobradora» del brasilero, y se le fueron encima aunque el capitán Xavi ayudó a calmar la situación y el juego continuó para finalmente coronar al Barça.
Xavi e Iniesta fueron los encargados de alzar el trofeo, que sin duda alguna lleva el sello de Messi, un jugador de finales, de momentos decisivos, que supo guiar al Barcelona por la senda del triunfo en ‘Champions’, Supercopas y Copas del Rey, y una vez más le robó la noche soñada a los vascos para entregársela a una afición que no se cansó de gritar con orgullo su nombre.
Para los barcelonistas es su título 27 de Copa, son los máximos ganadores, y su sexto doblete, con el que se convirtieron en el equipo español que más veces lo obtuvo por encima de los vascos (cinco), y quedaron a las puertas de agrandar su historia con un nuevo «triplete», aunque para lograrlo deberán derrotar a la Juventus en la final de Belín, equipo que también aspira a escribir su página más dorada con la «triple corona».