martes 5, diciembre 2023
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La reforma de programas de la NSA, una pequeña victoria para Snowden

Washington, 3 jun (dpa) – Pasaron exactamente dos años desde que el periodista Glenn Greenwald y la documentalista Laura Poitras viajaron para encontrarse con un hombre en ese entonces completamente desconocido llamado Edward Snowden. La entrevista, llevada a cabo el 3 de junio de 2013 en un hotel en Hong Kong, es hoy considerada legendaria.

Durante meses, las revelaciones de Snowden sacudieron la Casa Blanca y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) fue depositaria de la ira de muchos estadounidenses por su recolección masiva de datos. Ahora, dos años e incontables debates después, el Congreso aprobó una reforma de las prácticas de espionaje de la NSA.

Catorce años después de los atentados terroristas del 11 de septiembre, la NSA, sedienta de datos, tendrá algunas restricciones. Hace algunas semanas, un tribunal federal declaró ilegal la recopilación de datos, por lo que el Congreso se encontraba también bajo fuerte presión. La Ley de Libertad («Freedom Act») aprobada el martes por 67 votos a favor y 32 en contra es un «hito», escribió la organización de defensa de los derechos civiles ACLU, que dijo que se trata de la reforma de la vigilancia más importante en 40 años. Según afirmó, los estadounidenses ya no están dispuestos a darle un cheque en blanco a los servicios secretos.

Sin embargo, no van a poder respirar aliviados todos los que quieran proteger los datos o los que consideran una piedra en el zapato las prácticas de vigilancia. Y es que el almacenaminto de datos de conexión sigue adelante, sólo que la tarea será delegada en un período de transición de seis meses en manos privadas. El poder de estos datos se trasladará posiblemente para principios de 2016 a empresas como Verizon, AT&T, Sprint y T-Mobile. El gobierno estadounidense sólo podrá acceder a estos datos en caso de una sospecha de terrorismo fundada y tras una decisión del Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjero (FISC).

Se desconoce si la colaboración entre empresas telefónicas y agentes antiterrorismo funcionará sin problemas, como señala el diario «The Wall Street Journal». Porque si bien la Ley de Libertad obliga a las empresas entregar los datos al gobierno, éstas sólo podrán hacerlo si hay datos. La obligación de guardar los datos de conexión durante 18 meses podría no regir para algunos contratos de tarifa fija, de acuerdo con el diario. La consecuencia es que los investigadores, aún en caso de una sospecha de terrorismo fundada, tendrían acceso a menos datos que hasta ahora. En la misma Ley de Libertad no se establece la obligación de almacenar datos.

La web periodística «The Intercept» dijo que se trataba de un pequeño paso en cuanto a reformas en la NSA, pero un gran salto para el Congreso, parafraseando la frase de Neil Armstrong sobre el primer alunizaje. Y es que, aunque el trabajo de la NSA se vuelva ahora algo más transparente y las decisiones del FISC pueden ser impugnadas por esta ley, «no hace absolutamente nada para limitar gran parte de la agresiva vigilancia desvelada por Snowden».

«No es suficiente», dice el mismo Snowden, que horas antes de la aprobación de la reforma participó por video en una ronda de discusiones de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI). Sin embargo, señakló que era «un primer e importante paso». Al menos, el ex empleado de la NSA asilado en Rusia logró una pequeña victoria dos años después de sus conmocionantes revelaciones.

El Congreso demostró que está dispuesto a un cambio de rumbo tras la estricta política de seguridad surgida tras los atentados del 11-s. El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnel, que en cuestiones de espionaje quería dejar todo como estaba, resultó perdedor tras su frustrado bloqueo, al igual que el candidato presidencial republicano Rand Paul, que se oponía a la reforma y quería una más amplia. Ironías de la historia: los dos son senadores del estado de Kentucky.

El presidente Barack Obama aprovechó la oportunidad para anotarse a su favor la aprobación de la reforma espoleada por las revelaciones de Snowden: según dijo, estaba pidiendo hace 18 meses que la esfera privada de los estadounidenses estuviera mejor protegida. Firmó la Freedom Act horas después de su votación, cuando llegó a su escritorio.

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