En el año 2009, tras un esfuerzo inmenso del que fuimos parte muchísimos habitantes del país, recogimos firmas por varios meses para que luego se entregaran las 150.000 firmas necesarias para impulsar una ley de iniciativa popular que protegiera el agua como derecho humano. Ese era el espíritu de la ley, por eso “embarcábamos” a la gente a firmar.
Tras varias modificaciones al texto ingresado al Congreso, a partir de negociaciones entre gobierno, partidos políticos, sector privado y organizaciones ambientalistas, atropelladamente fue aprobada en Comisión Legislativa el jueves 27 de marzo y votada en primer debate el lunes 31 de marzo del 2014. Después de esa votación apresurada y carente de análisis y discusión, unos pocos artículos fueron consultados a la Sala IV..
Y ahí sucedió algo tan inesperado como cuando un equipo de fútbol logra meter un gol, pero el árbitro de línea advierte que había un jugador en posición adelantada y pese a todo el esfuerzo, el gol no vale, le pitan: ¡Off-Side! o ¡Fuera de Juego! Y simplemente se anula la jugada.
Eso es exactamente lo que sucedió a nuestra nueva ley, hecha supuestamente para proteger el agua, cuando los magistrados Fernando Cruz y Gilbert Armijo, muy acertada y claramente, expresaron que el plazo para votar una ley de Iniciativa Popular ya había prescrito a fines de marzo del 2014 y que la Asamblea debió haberle dado el Segundo Debate al día siguiente de su aprobación, es decir, el 1° de abril del año pasado.
Y es que al haberse cumplido con el “plazo fatal de 2 años”, ni siquiera cabía responder la consulta a los diputados. A ello agregaron que por su carácter especial, el proyecto no podía modificarse sustancialmente por oponerse al Principio de Conexidad, o sea debía mantenerse y respetarse el espíritu de lo que anhelábamos quienes firmamos y recogíamos firmas, algo que reprochamos hubiere sido violentado.
Aun así, vemos con sorpresa cómo hoy algunas organizaciones que pretenden seguir adelante, pidiendo el equivalente de “tiempo extra” cuando no hay motivo, el tiempo ya se acabó. Más grave aún, han embarcado al Presidente de la República y varios destacados ministros a solicitar que el proyecto sea votado, con lo que se violentaría el marco constitucional.
En lugar de seguir impulsando un proyecto de ley votado a la carrera, nos parece necesario analizar con detenimiento la situación y más bien fortalecer si fuere del caso, la Ley de Aguas probada por años, a la que se le han hecho modificaciones (muchas en 1996) y no tratar de sustituirla por una ley manoseada, que perdió de vista el espíritu y esencia de la recolecta de firmas y el sustento de la Ley de Iniciativa Popular.
Engavetada por un plazo imprudentemente largo, obligaron a aprobarla apresuradamente con yerros y recovecos que hicieron peor el remedio que la enfermedad. En esas circunstancias, en el camino de las negociaciones, se “le pegaron” algunas reformas o mejor dicho contra-reformas que no responden al anhelo de los firmantes que simplemente esperábamos se protegiera el agua y se declarara el acceso al agua en calidad y cantidad adecuadas como un Derecho Humano y no declararla como un bien económico, comercial, sujeto a oferta y demanda, como quedó finalmente en el proyecto de ley.
Con todo los acontecido, lo razonable es olvidarnos de esa nueva ley de agua que aunque algunos no lo quieran reconocer, está muerta. En su lugar, hemos de unir todos los esfuerzos para lograr que se incluya a nivel constitucional el agua como derecho humano, como lo reconoce la ONU y otras instancias internacionales.
Y es que debemos ser claros, en una ley de aguas no puede aparecer declaración alguna que la contemple como “bien económico” en lugar de “bien social”, pues la convierte en mercancía, en objeto sujeto a la oferta y la demanda… en algo privatizable.
Finalmente, al ignorar la declaración de la ONU en lo que se refiere al Derecho Humano al agua, esta ley levanta más dudas sobre lo que esconde. ¿Por qué no incluyeron que como derecho humano el agua debe estar disponible con estas características: 1. Suficiente, 2. Saludable, 3. Aceptable, 4. Físicamente accesible, y la más importante 5. “Asequible”, es decir, que el coste del agua no supere el 3% de los ingresos del hogar. Al fijar un precio máximo o “tope”, que acabaría con el argumento que es necesario tomarla como bien económico de mercado. Solo así se acabarían los goles en posición adelantada “off side” que, como en el caso presente, después son anulados.
(*) Flora Fernández
Mas claro no canta un gallo.!!!, Pero por otra parte, quienes son los que están tratando de darle vuelta a la definición ideológica que transforma el agua de un recurso natural a un bien económico??. No están jugando limpio y no están siendo claros, que se sepa quienes son y que se debata las razones para este cambio, que solo nos hace perder soberanía y nos excluye de una garantía que debe ser constitucional. No aguantemos mas demagogia y defendamos este vital recurso para beneficio nuestro y de nuestros descendientes.!!!
Resulta difícil olvidar que la crisis que vive Costa Rica en materia de agua, agricultura, salud, educación entre otros temas, tiene nombre y apellido: Dr Abel Pacheco y Dr Oscar Arias con una larga lista de secuaces. Fueron temas que no quisieron discutir para informar a los ciudadanos sobre la nefasta decisión de subyugamiento que representan los tratados de libre comercio, equiparando condiciones absurdas para todos los países. Estos señores, doctores, se abrogaron derechos para sumir al país en la situaci►2n que se vive.
Acertado el comentario de Flora, pero la pregunta sigue siendo obligada: habrá posibilidad y disposición de los costarricenses para volver a exigir respeto a la ley como se hizo en la cmpaña del refrendo?
Este artículo lo publicaremos, por su importancia, en la revista FORO, órgano del Frente de Acción Unitaria(FAU)
Escuché a la diputada del FA, Ligia fallas, reclamando al gobierno el haber retirado este proyecto del ámbito legislativo, por qué lo hizo no sé.
Cuando en principio me pidieron contribuir con la recolección de firmas para presentar un proyecto de ley para el recurso hidrico y luego de leer y consultarlo me pareció muy grato unirme a esa gallar dada de difundir y concientizar a otros a que dieran su apoyo a esa propuesta del entonces, me sentí como un ciudadano que ejerce su responsabilidad como dirigente, como usuario como una persona de las que un país, una nación entera debe tener, pero al ver este debacle que otros ciudadanos a los que se les encomiendan las riendas de un país, anteponen otros intereses que difieren a los de la voz del pueblo, es indignan te y despreciable ya que se demuestra que no hay en quien confiar. YO FIRME Y RECOLECTE FIRMAS PARA QUE EL AGUA FUERA UN BIEN DE DOMINIO PUBLICO Y NO UN BIEN COMERCIAL.