El Presidente del Gobierno de Cataluña, Artur Mas. EFE
Madrid, 4 ago (dpa) – Artur Mas acabó hoy con la gran incógnita de las elecciones autonómicas que ha convocado en Cataluña el 27 de septiembre y que quiere convertir en un plebiscito sobre la independencia de la región del noreste de España: el «sí» ganará a partir de los 68 diputados en el Parlamento catalán, que tiene 135.
El jefe del Ejecutivo regional firmó el lunes el decreto con el que adelanta en 14 meses las elecciones catalanas, unos comicios ordinarios que considera sustitutos del referéndum sobre la independencia que quiso hacer el año pasado siguiendo el ejemplo de Escocia y que el gobierno de Mariano Rajoy le prohibió celebrar.
Para el 27 de septiembre, Mas ha auspiciado una candidatura unitaria -Junts pel Si- que integran su partido (CDC), los republicanos de izquierdas (ERC) y las principales entidades sociales secesionistas. Su intención es proclamar la independencia de Cataluña en ocho meses si el independentismo logra una mayoría absoluta en los comicios.
Hasta ahora se había resistido a desvelar el umbral a partir del cual se considerará legitimado para dar a luz a un Estado catalán. «De 68 diputados para arriba habrá ganado el sí. De 68 diputados para abajo habrá ganado el no», dijo hoy en Barcelona.
En sus cuentas incluirá también a los representantes que logre la CUP, una pequeña formación independentista de izquierdas que rechazó ir en la candidatura unitaria, pero apoya el proceso de secesión.
En el Parlamento que acaba de disolver Mas, todas esas fuerzas suman 74 diputados, aunque hay que tener en cuenta que la federación que presidía el jefe del Ejecutivo regional, CiU, se disolvió hace poco por el rechazo del partido Unió, socio durante más de tres décadas, al proceso secesionista de Mas. El 27 de septiembre concurrirá por su cuenta y en oposición al frente por la secesión. Ademas, el independentismo, que creció al calor de la grave crisis económica de los últimos años, ha disminuido en encuestas recientes.
Mas no medirá el apoyo a la independencia con el número de votos porque la cita con las urnas en septiembre no es un referéndum. «Ya nos habría gustado hacer un referéndum pactado, pero no nos han dejado», se quejó. Con el sistema electoral vigente podría darse el caso de que el sector secesionista obtuviera mayoría absoluta en el Parlamento regional sin haber logrado una mayoría absoluta en votos.
El pulso de Mas es el mayor desafío al Estado español desde la consolidación de la democracia. Y ante él, Rajoy tampoco aclara hasta dónde está dispuesto a llegar si el presidente catalán proclama la independencia. El gobierno español lo vigila de cerca para acudir al Tribunal Constitucional en cuanto tenga la más mínima sospecha de una actuación contra la ley. Pero, ¿qué pasará si Mas se niega a acatar los pronunciamientos de la corte?
Un artículo de la Constitución española, el 155, habilita al gobierno a «adoptar las medidas que sean necesarias» para obligar a una comunidad autónoma «al cumplimiento forzoso de sus obligaciones». Nunca se ha aplicado. Ese artículo permitiría al gobierno español tomar el control de Cataluña temporalmente. Las consecuencias que podría tener son imprevisibles.
Mariano Rajoy sigue sin contemplar la mínima posibilidad de una independencia catalana, pero no solo no resta importancia a los comicios del 27 de septiembre: hoy llamó a los catalanes a participar para poner fin a una situación que comenzó en 2012, cuando Mas abrió la senda secesionista después de que el líder conservador español rechazara otorgar una financiación preferente a la región, en la viven 7,5 millones de personas y que, aunque es una de las más fuertes económicamente, también tiene un elevado endeudamiento.
«Nadie va a romper España de ninguna de las maneras», dijo hoy Rajoy, que interrumpió sus vacaciones en Huelva (sur) para comparecer ante la prensa al día siguiente de la convocatoria electoral de Mas. «Nadie va a convertir a los ciudadanos de Cataluña en extranjeros en su propio país».
Rajoy insistió en que los comicios del 27 de septiembre no son un referéndum ni un plebiscito: «Son elecciones cuyo único objetivo, para que nadie se llame a engaño, es elegir un Parlamento autonómico». A partir de ahí, admitió que son «importantes».
«Quiero decirle a todo el mundo que hay que votar» con el objetivo de «poner fin a esa idea que quiere obligar a la gente a decidir entre ser catalanes y ser españoles y europeos», instó. «No podemos seguir con esta situación durante mucho más tiempo».