De cal y de arena
Es evidente el temor del presidente Solís Rivera a la confrontación con los gremios de un signo y de otro, de una extracción y de otra, inevitable a la hora de sanear las finanzas públicas deterioradas al extremo de alcanzar casi el 6% del PIB. Se parapeta para justificar la evasión de la acometida por las vías de la depuración de los vicios y corruptelas presentes en las planillas de los empleados públicos, en que su efecto corrector demoraría 15 o 18 años. El fragoroso debate que provocaría su tramitación en la Asamblea Legislativa, presume que le causaría un gran desgaste político a sus huestes ya de por sí bastante venidas a menos. La evasiva, sin embargo, no es consecuente con la misión de un estadista decidido a dejar en marcha los cambios así sea que consuma dos o tres quinquenios en consolidar el saneamiento de los presupuestos del Estado. Si algo está claro es que la responsabilidad de este desbarajuste no es de él ni de su administración, aunque sí le es imputable responsabilidad por su autorización al incremento del gasto (en octubre de 2014 un presupuesto extraordinario marcó una expansión del 14%) dándose además un desembolso muy generoso para el FEES a poco de iniciar su gestión de gobierno con el que se consolidó la paga del régimen de salarios de las universidades públicas en los extremos dispendiosos, desequilibrantes e inequitativos, además de otros rubros justificados. Ese mundo de privilegios adosados a la base de los salarios (que es lo que deforma los regímenes) hace que el salario promedio en el gobierno sea 137% superior al del sector privado y que el pago de las anualidades automáticas y de obsequiosos montos por cesantía dupliquen los sueldos de la administración central y autónoma.
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En 1992 se corrigió el privilegiado mundo de las pensiones de los diputados (Régimen de Hacienda). Pero quienes ya las gozaban siguen todavía hoy beneficiándose con un trato de privilegio que les provee un incremento cada año del 30% y la canonjía de heredar la pensión a sus hijos solteros. Con el criterio del presidente Solís, ese repudiado régimen de gollerías no se hubiese saneado, aún parcialmente, y aún estaría el fisco soportándolas, máxime con los criterios con que la Sala Constitucional ha abordado estas pagas de excepción, ni el presidente Calderón Fournier hubiera firmado el decreto que puso en marcha parte de las reformas a las pensiones públicas. Don Luis Guillermo se va por el lado de los impuestos (IVA y renta) y de la represión de la evasión y la elusión (quizá no con el rigor ni el sentido práctico requeridos) para achicar el déficit fiscal, y se distancia de quienes enfatizan la necesidad de recortar el gasto público (ahí están los privilegios en los salarios). No ha podido, empero, ser convincente en su posición ni atar los respaldos precisos para salvar su punto de vista ante un poderoso bloque de partidos que demanda emprender el saneamiento fundamentalmente por el lado del gasto. Corremos el riesgo de seguir varados y de que la bomba de tiempo (el déficit y la deuda pública) aludida por el presidente Solís (1/V/15) reviente finalmente.
(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista
Si la bomba revienta, no serán los libertarios ni el podrido PLUSC quienes sufran las consecuencias de la explosión que ellos mismos empujan en dirección de esa explosión. Quienes van a sufrir más son los más necesitados pues el déficit fiscal presionaría hacia lo social, de manera que el déficit fiscal puede convertirse en un déficit social.
Veámnos en el espejo de Grecia a ver si seguimos ese rumbo.
Tiene razon Flora,veamonos en el espejo de Grecia.Quienes sufren y sufriran sera el pueblo con una perdida de poder adquistivo por una gran devaluacion de la moneda.A cortar gastos YA !
Uy sí!!! Nos va a pasar como Grecia, ahí viene el Coco Griego del descalabro financiero a agarrarnos las patas!!! Uy qué miedo, corran todos!!! Uy sí!!!
Interesante el artículo pero demasiado subjetivo y sesgado. Ataca únicamente una de las aristas del déficit fiscal, concretamente desde el punto de vista de los egresos. Pero deja por fuera la perspectiva de los ingresos. Sabemos muy bien que uno de los principales problemas es la evasión y elusión fiscal, no hacen falta más impuestos para sanear las finanzas públicas, basta con que TODOS los ciudadanos cobremos conciencia y tributemos como en justicia y legalidad corresponde, y que los sistemas de control sean más eficientes. Pero, mientras existan empresarios que alteren documentos para tributar lo mínimo y contadores que se presten para ello, pagar salarios de hambre, los que quieran socializar sus pérdidas y privatizar sus ganancias, profesionales liberales que cobran honorarios a la europea y reportan ganancias como si trabajaran en Haití o cualquier país pobre de África, y un largo etcétera … repito, mientras subsistan estas situaciones jamás saldremos de nuestro subdesarrollo. Por supuesto que hay que poner orden en los gastos, pero también debemos preocuparnos por los ingresos. Don Álvaro, usted es abogado, estoy seguro que en el ejercicio de su profesión infinidad de veces habrá tenido que hacer estudios registrales y demás de muchas personas, probablemente le habrá sorprendido o al menos llamado la atención ver que curiosamente muchas de esas personas reportan salarios de ¢150.000, por ejemplo, que no es ni el salario mínimo de ley, y con esos ingresos tienen propiedades inmuebles (por las que también tributan lo mínimo),vehículos último modelo y una vida acomodada, ¿verdad que como que las cosas no encuadran?
No se debe gastar en base a la perspectiva de ingresos, ese es el problema de la sociedad actual y del gobierno. Primero ajustamos los gastos a lo que hay y después arreglamos el problema de los ingresos; lo contrario no deja un endeudamiento
Lo que pasa es que hay toda una campaña mediática que también tiene mucho de cortina de humo. Los culpables del déficit fiscal ahora son los empleados públicos y punto, de acuerdo a mucha gente que no lee mucho. Pero y la gran defraudación fiscal no se ve, solo se ve la necesidad de recortar gasto y de poner nuevos impuestos, pero nadie habla de acabar con la evasión fiscal haciendo que todos paguemos como debemos. Tan detestable son los privilegios(que los hay, no todos los que dicen, pero si los hay) como la defraudación fiscal el pago de salarios de miseria en muchas empresas privadas. Veamos todo integralmente porque de lo contrario solo estamos haciendo más olas en un mar muy revuelto y ya sabemos quiénes tienen los mejores anzuelos.