miércoles 15, enero 2025
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Realidad y ficción en el Gober-Media PAC-SOLÍS

Columna “Pensamiento Crítico”

Introducción

Cabe observar a continuar con este enfoque de la gobernanza neoliberal imperante en el país hoy día, que ya en el esquema de la “dictadura en democracia” “o (“dicta-cracia”) ensayado desde el gobierno por los hermanos Arias Sánchez y Laura Chinchilla, pudimos comenzar a captar en Costa Rica algunos rasgos y tendencias de un “Gober-Media”; o estrategia de gobierno centrada en, y dependiente de, los medios electrónicos y e informáticos de la comunicación masiva, propiedad de la clase empresarial.

Se trata de un fenómeno político-mediático el cual acompaña la aparición de toda democracia de opinión en Occidente. En ella. lo que se toma en cuenta para el ejercicio del poder desde el plano electoral, más que el raciocinio y la conciencia lúcida de la ciudadanía es, literalmente, la visión superficial, simplista que los ciudadanos se formen del accionar de la élite o clase política, e inducida en sus mentes por la prensa, la radio, la televisión e internet. Así se llega a una completa mediatización de la política y a una politicización de los medios. La competencia y la interacción políticas se hacen en y desde los medios, o no se hace. Lo mismo que las elecciones se ganan o pierden según cómo evolucione la psique de los ciudadanos ciudadana manipulada mediáticamente y de cómo resulte ser la visión y apreciación global que se formen de los gobiernos, los partidos y los candidatos presidenciales, sean ambas correctas o incorrectas, verdaderas o falsas.

Un Gober-Media – y hoy tenemos uno muy resaltado en el poder y en la silla de Zapote: el Gobierno PAC-Solís o GPS – se ve forzado a asumir de lleno el estilo de una política convertida en espectáculo o show mediático y lleva a cabo por triviales políticos-estrella, quienes juegan a equipararse con celebridades telenovelescas, de la farándula o el deporte. A esta clase de vedettes solo les interesa legar a tener una imagen pública exaltada y a ensayar gestos y poses teatrales ante las cámaras, micrófonos y salas de redacción, en medio de campañas de publicitarias coordinadas desde el Poder Ejecutivo y la presidencia de la República. Detrás viene siguiendo los mismos pasos el séquito de los diputados, magistrados y jueces con sus voceros y asesores periodísticos, de los altos jerarcas de las instituciones autónomas y las nuevas superintendencias, de la Contraloría, Procuraduría y Defensoría, etc.

Una acción gubernamental tipo ficción y fábula

Un denominador común en ese elenco de luminarias o vedettes políticas que se ponen al frente del Gober-Media, es que a todas les interesa, tanto en política electoral como en la gestión de lo público, el quedar bien parados en las encuestas, en los titulares de los poderosos medios, en las valoraciones subjetivas o percepciones de los votantes y de la opinión pública, así como en las temidas evaluaciones de los ultrasensibles operadores y calificadores de riesgo-país de los mercados del gran capital; esto, en cuanto a imagen, fachada o apariencia de la gestión gubernativa, mas no tanto (o para nada) en materia de los resultados reales y cabales, observables y evaluables de la acción gubernamental y administrativa. Por esta razón es que, a las democracias de opinión, se les llama “democracias de fachada, ficción y fábula”.

Bajo tales condiciones, si hay resultados y consecuencias de la gestión administrativa del GPS, nadie lo sabe o costaría demasiado averiguarlo y más mediante indicadores válidos y confiables; en general “los hechos” quedan enterrados no se sabe dónde en el Gober-Media. Y esto es precisamente lo que sucede, por ejemplo, con el “Plan Nacional de Desarrollo” y los productos de su supuesta aplicación. Algo similar podríamos decir respecto de las narrativas y los discursos políticos de la actualidad; incluidos entre ellos los programas, compromisos o promesas de campaña que circulan “de boca para afuera” en el vivir diario de este – por eso – fantasmático Gober-Media del GPS.

Algo así sucede en los procesos eleccionarios

Lo que venimos describiendo como escenario de la política del show telemediático, es lo mismo que sucede en las campañas políticas, en las no importa lo que los candidatos, programas y promesas sean en realidad, sino lo que la gente llegue a captar, sentir y pensar de ellos y de su actuación en la escena mediática; es decir, de cómo el ciudadano promedio “defina la situación” desde sus adentros, aunque sus aparatos sensoriales son fácilmente manipulados desde el exterior por los mass media. Lo decisivo es aquí, pues, la impresión del público acerca cómo el político y la clase política sacan su tarea adelante, no lo que en verdad y en el fondo son, hacen y logran; junto a la quizás vana esperanza de que hacia adelante habrá premios o dividendos materiales que logren filtrarse “hacia abajo”, hacia los votantes y ciudadanos rasos.

El Gober-Media del GPS tiene una siniestra cola

Recordemos que el expresidente Monge Álvarez, allá en medio de la lucha desigual del movimiento social contra el TLC con EEUU, en un determinado momento denunció que se había montado toda una maquinaria de manipulación e influencia político-mediática en la casa presidencial o “Cueva de Alí Babá” de los Arias; la cual operaba con utilización agresiva de los instrumentos simbólico-virtuales de gobierno y aportes de los medios privados de la clase capitalista dominante, para así potenciar el ascendiente de los equipos de gobierno sobre la opinión pública, aprobar el tratado y un poco más adelante catapultar el ascenso de Laura Chinchilla a la presidencia.

La anterior gestión de medios se hizo a modo de una extensión de los usos y abusos del poder de lo simbólico-cultural y telemediático en las campañas electorales, donde se había realizado de previo un enorme esfuerzo publicitario-manipulativo para inclinar el voto ciudadano a favor de una segunda administración para los Arias y el PLN en el período 2006-2010; lo cual en efecto sucedió así, siendo tal montaje considerado por el expresidente Monge y otros analistas (incluido el autor de esta columna) como una nueva forma de fraude: el “fraude mediático”. Un fraude que es cometido fuera de las urnas y desde los mass media; pero que es sumamente eficaz como método para ganar las elecciones y hacerse del poder público para beneficio privado. Claro está que todo ello procediendo de manera ilegítima, desviada y corrupta a la sombra del poder y dejando muy abatidos y frustrados a los contrincantes.

Lo anterior es claro que opera mejor cuando va de la mano con la manipulación de encuestas de opinión por parte de firmas comerciales y medios de comunicación inescrupulosos y adobado con el uso de tácticas sesgadas; lo que indican la conversión definitiva de la política en “espectáculo fabricado” de masas, teleplasmado y teledirigido desde las alturas del poder en una democracia de opinión como la nuestra, vapuleada y subyugada por la mezcla de poderes plutocráticos y mediáticos que responden a las necesidades e intereses de una neo-oligarquía ultraliberal.

Un conglomerado corporativo al cual difícilmente querrá y podrá sobreponerse un débil, desarticulado y zigzagueante GPS.

Colofón

Hoy ya no es posible pensar en una gestión gubernamental llevada a cabo por el GPS o por cualquier otro gobierno dentro del marco de la Partidocracia Neoliberal, de otra manera que no sea por la vía mediática y telemática (combinación de los poderes de la electrónica y la informática) y gestionada por medio de políticas públicas que difícilmente puedan llamarse tales; ello debido principalmente a que dicha gestión es hoy día superficial y cosmética, inmediatista y virtual, adaptada a la necesidad y urgencia de sacar una agenda de gobierno de corto plazo, abierta a temas, problemas, disloques e improvisaciones a granel, muy poco consistente con la manera como se hace tal tarea en la política de realidades y concreciones programáticas. Es decir, en la anterior a ésta de hoy, que es de show y gran espectáculo tele-mediatizado, lo mismo que de ficciones e imágenes montadas publicísticamente como vil alimento diario para una democracia de opinión, o superflua “Media-cracia” regida por la lógica y la capa de herramientas del Gober-Media.

(*) José Luis Vega Carballo es Catedrático de Sociología Política de la UCR

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4 COMENTARIOS

  1. Y es que ahora los buenos gobiernos solo son percibidos si hay una campaña fuerte de convencimiento publicitario; según el criterio de los gobiernos. o Es que los enemigos mediáticos están haciendo un mejor trabajo para convencer de lo contrario. Al final todo es una guerra mediática, donde los gobiernos se desgastan en quedarle bien a los medios y se olvidan de gobernar para el pueblo que los eligió.

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