Esta ha sido una semana extraordinaria. La visita del Papa Francisco a Cuba y Estados Unidos, el acuerdo de Paz entre el Gobierno Colombiano y las FARC, el acuerdo entre Venezuela y Colombia para limar asperezas y solucionar los problemas fronterizos, la sentencia de la Corte Internacional sobre el diferendo entre Bolivia y Chile. Algo está sucediendo en nuestro continente.
Al parecer soplan vientos de esperanza que permitirán superar tantas dificultades, de toda índole, sobre todo las impulsadas por “el imperio del mal”. Aquel que durante las décadas del setenta y ochenta impulsó, financió, y protegió las dictaduras latinoamericanas, basándose en el principio de que sus intereses comerciales eran más importantes que los derechos humanos de los ciudadanos de nuestros países.
¿Sera cierto que soplan vientos de cambio? ¿O se trata solamente de una primavera pasajera, efímera, que nos da un respiro en medio de las calamidades cotidianas de nuestros pueblos?
Mucho tiene que ver con la participación del “ultimo Papa” según las Profecías de San Malaquías… Y todos estamos de acuerdo en ello.
Como dijo Germán Gorraiz López, Francisco comenzó su Papado bajo el signo de la “Franciscomanía”, fenómeno sociológico que logrará que una persona sin conocimiento previo de los entresijos del Poder Vaticano se convierta en icono de la juventud, insufle vientos de cambios y devuelva la ilusión y la esperanza a unos fieles sumidos en la perplejidad y la desilusión tras la significativa erosión de la imagen de la Iglesia Católica que hicieron retrotraer a la Iglesia Católica a escenarios del siglo XIII, por lo que Bergoglio habría adoptado como suya la frase atribuida al frailecillo de Asís: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible”.
Obama ha encontrado en el Papa Francisco un estrecho colaborador en su ardua tarea de sustituir la diplomacia de las armas por el diálogo y el consenso. Y no ha ocultado el afecto que siente por el Papa y le ha llamado un “líder transformador” cuya influencia ha trascendido a la comunidad católica. Así, el Papa ha adoptado muchas de los temas que Obama ha tratado de avanzar, incluyendo el calentamiento global, la pobreza y el enfoque diplomático con Cuba, Sira e Irán. Por su parte, el vicepresidente Joe Biden, que es católico, dijo que “la visita papal del 23 de septiembre marcará un momento importante no sólo para los católicos, sino para todos los estadounidenses” mientras que la Casa Blanca añadió que la economía, la inmigración, los refugiados y la protección de las minorías religiosas serán las prioridades de la agenda. Al parecer todo ha caminado tal y como se esperaba.
El Papa cuenta con la simpatía del 87% de los católicos estadounidenses y del 66% de los ciudadanos de este país según un sondeo, pero algunos obispos estadounidenses cercanos al Opus Dei lamentan su falta de apoyo en su línea dura contra la administración Obama a propósito del aborto, la anticoncepción y el matrimonio homosexual.
Asimismo, los sectores ultraconservadores de Estados Unidos lo ven como un “marxista”, por su encíclica “Laudato si” sobre la defensa del medioambiente y sus discursos virulentos en su reciente gira sudamericana contra el ultraliberalismo económico, la actividad financiera ciega e inhumana y la explotación desenfrenada de los recursos naturales por parte de las multinacionales. A pesar de estos preámbulos, Francisco es el primer papa en expresarse ante el Congreso de Estados Unidos donde se expresó claramente sobre la responsabilidad de Washington para limitar la contaminación y en favor de una transición de las energías fósiles a las energías renovables mientras en la ONU, tuvo también la ocasión de desarrollar todo su programa social y ecológico contra “la cultura del descarte” y la “globalización de la indiferencia”.
Con respecto de los líos entre países hermanos de América Latina, y con respecto de la situación de Cuba, que ha logrado un avance significativo, todos recibimos con alegría las vías de solución.
Localmente, varios incidentes son de especial importancia. En primer lugar, la insistente campaña del Grupo Nación para revelarnos a todos los ciudadanos los regímenes de oprobio que han implementado los sindicatos dentro de las organizaciones públicas, sobre todo en las entidades autónomas y en el Poder Judicial. Considero importantísimo que los ciudadanos todos sepan de qué forma los funcionarios públicos se han beneficiado de manera corrupta por las debilidades de políticos aún más corruptos, con quienes negociaron Convenciones Colectivas que llegan al límite de lo ridículo. Esta situación es insostenible, y en ello estoy de acuerdo con el grupo neoliberal de la prensa escrita.
Especial importancia tiene el que hayan destapado la corrupción que en el mismo sentido existe dentro del Poder Judicial, sobre el cual pesan obscuros nubarrones que señalan hasta qué punto es una organización pública corroída también por la corrupción. Ya sobre este tema he escrito algunas cosas antes.
Pero me extraña enormemente que no mencionen ni una sola palabra acerca de los evasores de impuestos y de las cuotas al Seguro Social, que representa un monto billonario de fondos que anualmente no llegan a las arcas del Estado. Tan es así, que si los grandes evasores pagaran lo que tienen que pagar posiblemente no habría necesidad de aumentarle los impuestos los pobres y a la clase media.
En segundo lugar, la manifestación ciudadana en contra de RECOPE. No importa que no fuera tan grande como para asombrar a propios y extraños. Lo que importa es que parece ser la primera vez que los ciudadanos, no afiliados a sindicatos o agrupaciones laborales (las que salen siempre a defender sus múltiples beneficios), se lanzan a la calle a protestar. No importa que haya sido solamente en contra de esa monstruosidad de corrupción que se llama RECOPE. Es una señal clara que se está acercando el momento en que los ciudadanos, cansados de tanta promesa incumplida y de tanta corrupción, se lanzan a la calle para obligar a cualquier gobierno débil o cómplice del status quo a ponerse los pantalones y zanjar de una vez por todas tanta injusticia.
Definitivamente, aunque fuera solamente por lo señalado, ha sido una semana extraordinaria.
(*) Alfonso J. Palacios Echeverría
Don Alfonso, solo necesitamos ver esa saludable y repentina ola de buenas voluntades en procura de la paz a nivel latinoamericano también expresada, a todo nivel, en nuestra querida patria para llegar a acuerdos, y echarla andar de una vez hacia el desarrollo, sin caprichos ni intereses mezquinos. ¡Un buen legado para nuestros hijos e hijas!
Soñar no cuesta nada