Kourou, 1 Oct (Télam). – El satélite geoestacionario Arsat-2 que fue lanzado la tarde de este miércoles desde el centro de lanzamiento de la Agencia Espacial Europea en Kourou, Guayana Francesa, consolidará los derechos argentinos sobre las órbitas asignadas a la Argentina y permitirá ofrecer servicios de transferencia de contenidos audiovisuales sobre el continente americano.
Al respecto, el presidente de Arsat, Matías Bianchi, dijo a Télam que “cuando este satélite esté en servicio vamos a haber cerrado un ciclo importante porque vamos a tener ocupada la posición orbital 81ª oeste y con eso cumplimos con el primer objetivo que estableció Néstor Kirchner en su momento respecto de la necesidad de proteger nuestras posiciones orbitales con satélites hechos en Argentina”.
“Esta plataforma es muy parecida al Arsat-1, pero al ir a la posición 81ª oeste desde la que Argentina tiene autorización a prestar servicio a todo el continente, nos da la posibilidad de expansión y brindar conectividad entre cualquiera de los países de América; para eso trabaja sobre la banda C, que es la que se usa para transportar contenidos audiovisuales”, explicó el directivo.
“Esto va a potenciar la industria de generación de contenidos audiovisuales. Hoy Argentina produce cerca del 60 o 70 por ciento de los contenidos audiovisuales para habla hispana y los mismos van a poder ser exportados a través de un satélite argentino”, agregó.
Bianchi evaluó que “hoy el mercado local tiene una demanda de capacidad mucho mayor a la del Arsat-2 y de hecho ya hay otros satélites operando esos servicios: hoy ya tenemos cerca del 30 por ciento de la capacidad del satélite reservada con contratos listos para implementarse”.
“Tenemos mucho trabajo por delante para avanzar en este mercado, y también vamos a tener que salir de Argentina y comenzar a instalar antenas en diferentes países de la región, lo que nos pone frente a un desafío mucho más grande que el de Arsat-1, que tiene gran parte de su capacidad concentrada en nuestro territorio nacional”, aclaró.
Por su parte, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, destacó que “el 2006 fue un año importantísimo para la ciencia y la tecnología aplicadas en Argentina porque se lanzaron el plan nuclear, el plan de recuperación de las órbitas satelitales, y el renacimiento de Fabricaciones Militares”.
El funcionario subrayó que “no hay ciencia y tecnología aplicada en un país de economía emergente si no hay inversión pública que determine protagonismo del estado en áreas claves y estratégicas cómo el sector aeroespacial o la industria de la Defensa”.
“La creación de Arsat nace de la emergencia ante la retirada de Nahuelsat (la empresa creada en los ’90 para poner un satélite en órbita) y la necesidad de cubrir las dos órbitas asignadas a nuestro país y que estaban al borde de perderse; hoy todos estamos orgullosos de que Argentina esté por poner en órbita su segundo satélite geoestacionario y que hoy además rubriquemos acuerdos para que el Arsat-3, que hoy esta en desarrollo, sea lanzado en 2019”, anticipó.
De Vido indicó que “el plan satelital argentino va hasta el 2035″ y destacó que el sector energético está «planificado hasta el 2025».
«Eso habla a las claras de lo estratégicos que fueron los planteos de Néstor Kirchner en el 2006 en materia nuclear, en materia aeroespacial y en materia de industria de Defensa”, destacó.
“No son muchos los países que pueden construir sus propios satélites o centrales nucleares, que dominan el ciclo completo del enriquecimiento del uranio o que tienen la capacidad de diseñar y fabricar radares o aviones; muchos de estos procesos tuvieron un fuerte impulso hace nueve año y hoy estamos viendo los frutos de políticas públicas sostenidas en el tiempo”, concluyó De Vido.
En tanto, el gerente General de Invap, la empresa responsable de la fabricación de los Arsat, celebró que Argentina esté entre los 10 únicos países capaces de construir satélites en todo el mundo y aseguró que el aparato lanzado llevará «las telecomunicaciones a lugares inaccesibles».
«Brindar telecomunicaciones a los lugares inaccesibles no sólo tiene una función social sino que representa un beneficio para Argentina, que recuperará en pocos años la inversión de 250 millones de dólares, el costo total del satélite», dijo Héctor Otegui.