La Habana, 8 oct (dpa) – El gobierno colombiano y las FARC mostraron diferencias respecto al reciente acuerdo de justicia alcanzado en las negociaciones de paz, considerado un paso clave para llegar a un tratado final tras casi tres años de diálogo.
La delegación de paz del gobierno rechazó críticas vertidas esta mañana por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en las que la guerrilla sostiene que el tema está cerrado y pide cumplir «la palabra empeñada».
«La delegación del gobierno siempre sostuvo que se trataba de un documento en desarrollo que exigía ser terminado y precisado», dijo el jefe negociador gubernamental, Humberto de la Calle, después de rechazar lo que calificó de una «arremetida verbal injustificada e inaceptable» de la guerrilla.
«Son las FARC las que faltan a la verdad», aseguró De la Calle al cierre de un nuevo ciclo de diálogos en La Habana. El negociador jefe del gobierno aseveró que el gobierno no cree «que haya formas de secuestro que puedan ser objeto de amnistía» y se refirió también a las posibles garantías frente a solicitudes de extradición que piden los guerrilleros.
Ambas partes anunciaron el 23 de septiembre un acuerdo clave para crear una jurisdicción especial que juzgue los crímenes cometidos en los más de 50 años de conflicto en Colombia. Además de amnistías por delitos políticos, el acuerdo prevé penas relativamente menores de un máximo de ocho años para aquellos que confiesen delitos graves.
El acuerdo es considerado una piedra clave para el proceso que se lleva a cabo desde noviembre de 2012 en La Habana y que debe acabar a más tardar en seis meses, según ambas partes. El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño («Timochenko»), anunciaron el plazo al sellar el acuerdo de justicia con un apretón de manos hace dos semanas en Cuba.
El jefe negociador de las FARC, el guerrillero conocido como «Iván Márquez», criticó esta mañana debates en torno al acuerdo de justicia y pidió que se «honre» el «compromiso de la palabra empeñada».
«Seguimos a la espera de que lo firmado sea aceptado sin reticencias», dijo. «Lo que pudiera faltar corresponde a un desarrollo que no puede variar para nada el contenido y alcance del sistema concebido, que como se ha afirmado, está cerrado», agregó.
La guerrilla y el gobierno de Santos abrieron en octubre de 2012 en Oslo el proceso de paz para intentar poner al conflicto que ha dejado más de 220.000 muertos y millones de desplazados en más de medio siglo en el país sudamericano.