Guatemala, 9 oct (dpa) – El Ministerio Público de Guatemala informó hoy que ascendió a 263 el número de muertos en la colonia El Cambray II, en Santa Catarina Pinula, un municipio cercano a Ciudad de Guatemala que vivió un terrible alud el 1 de octubre.
«Ocho días después de la tragedia han procesado 263 cadáveres», informó la institución en su último dato dado a conocer la noche del viernes en su cuenta de Twitter.
Este viernes se cumplió una semana de titánicas tareas de rescate y búsqueda de cadáveres en el área después de que la noche del jueves 1 de octubre toneladas de tierra sepultaran una colonia completa al partirse en dos un cerro.
Por su lado, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), informó que los trabajos de búsqueda de cuerpos de víctimas continuarán durante el fin de semana y que el lunes tomarían una decisión respecto a lo que corresponda hacer.
Las autoridades aún reconocen que hay unos 300 desaparecidos que se supone murieron en la tragedia y cuyos cuerpos estarían soterrados.
A las tareas de rescate a cargo de un Comando de Incidente, que integra los esfuerzos de varias instituciones, se sumó un equipo de 60 rescatistas mexicanos enviados por el gobierno de Enrique Peña Nieto.
El grupo mexicano recibió de las autoridades guatemaltecas la condecoración Monja Blanca (flor nacional de Guatemala), por su ayuda durante los últimos días.
El comandante de Incidente, Sergio Cabañas, declinó aceptar otros ofrecimientos de países por considerar que Guatemala tenía lo necesario para cumplir el trabajo. Explicó que la participación del equipo mexicano se debió a un acuerdo entre el presidente Peña Nieto y su par guatemalteco Alejandro Maldonado.
A media semana, la coordinadora residente del sistema de Naciones Unidas en Guatemala, Valerie Julliand, así como el jefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), el colombiano Iván Velásquez, advirtieron que detrás de la tragedia se refleja la «debilidad de las instituciones» por no adoptar medidas preventivas y que, al igual que en otros flagelos sociales, «siempre está la corrupción».