Patricia es el nombre de una prima-hermana a quien quiero de forma especial, pues fue la única que creció junto a los cinco hermanos que constituíamos la familia cercana a ella, pero, además, por poseer un carácter de una dulzura y equilibrio como pocos he conocido en mi vida. Por ello me es sumamente curioso que el huracán más mortífero que se ha creado en el Pacifico en muchos años y que en pocas horas llegara a las costas de México lleve su nombre.
Las noticias señalan que el huracán Patricia se ha convertido en menos de 24 horas en la pesadilla de México. Durante la noche del jueves alcanzó la categoría 5, suficiente para romper las estadísticas de cualquier fenómeno meteorológico ocurrido en el país. Se espera que el huracán toque tierra entre las 16.00 y las 18.00 de este viernes en la costa central de Jalisco, y es probable que se intensifique antes de llegar.
Los datos científicos más recientes confirman que el clima de la Tierra está cambiando rápidamente. Las temperaturas mundiales aumentaron aproximadamente 1 grado Fahrenheit en el transcurso del último siglo, y es probable que aumenten aún más rápido en las próximas décadas.
¿Cuál es la causa? Una capa cada vez más gruesa de contaminación por dióxido de carbono y otros gases invernadero, principalmente de las plantas generadoras de energía y los automóviles, que atrapa el calor en la atmósfera. El Panel Intergubernamental para el Cambio del Clima (IPCC por sus siglas en inglés), un grupo de los principales investigadores del clima en el mundo, considera que hay más del 90% de probabilidades de que la mayor parte del calentamiento durante los últimos 50 años haya ocurrido debido a emisiones de gases invernadero que atrapan el calor causadas por los seres humanos.
Los científicos dicen que la Tierra podría calentarse 7.2 grados Fahrenheit más durante el Siglo XXI si no reducimos las emisiones causadas por los combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo.
Este aumento en la temperatura promedio tendrá efectos trascendentales. Los niveles del mar aumentarán, inundando las áreas costeras. Las ondas de calor serán más frecuentes y más intensas. Las sequías y los incendios forestales ocurrirán más a menudo. Los mosquitos portadores de enfermedades expandirán su zona de distribución. Y se empujará a especies a la extinción. Como se muestra en esta página, ya han comenzado muchos de esos cambios.
Se espera que el aumento en las temperaturas globales trastorne ecosistemas y produzca la pérdida de diversidad de especies, a medida que mueran las especies que no puedan adaptarse. La primera evaluación exhaustiva del riesgo de extinción por el calentamiento global descubrió que más de un millón de especies podrían estar destinadas a la extinción para el año 2050 si no se reduce la contaminación causante del calentamiento global. Algunos ecosistemas, incluso las praderas alpinas en las Montañas Rocosas, así como los bosques tropicales y manglares, probablemente desaparezcan debido a los nuevos climas locales más cálidos o la elevación del nivel del mar en la costa.
Gran parte de las catástrofes naturales de la actualidad tienen origen en la elevación gradual de las temperaturas de la Tierra, un fenómeno provocado por los malos hábitos del hombre cuyo alcance es, como mínimo, aterrador.
Ondas de calor en lugares de climas frescos, ciclones y huracanes, aumento de regiones desérticas, derretimiento de glaciares… Atrás de todos estos desastres están las emisiones de carbono y otros gases contaminantes, causantes del efecto invernadero y, por consiguiente, del calentamiento global.
Pero el cambio climático no se debe sólo a las emisiones, porque otras prácticas comunes para el desarrollo económico, como la tala de árboles y la quema de bosques también contribuyen para el aumento de las temperaturas.
El calentamiento global ha ocasionado un aumento en la temperatura promedio de la superficie de la Tierra. A causa de la fusión de porciones del hielo polar, el nivel del mar sufrió un alza de 4-8 pulgadas durante el pasado siglo, y se estima que habrá de continuar aumentando. La magnitud y frecuencia de las lluvias también ha aumentado debido a un incremento en la evaporación de los cuerpos de agua superficiales ocasionado por el aumento en temperatura.
Los científicos estiman que la temperatura promedio de la superficie terrestre puede llegar a aumentar hasta 4.5ºF en el transcurso de los próximos 50 años (2001-2050), y hasta 10ºF durante este siglo. Este incremento en la evaporación de agua resultará en un aumento en la intensidad y frecuencia de los huracanes y tormentas. También será la causa de que la humedad del suelo se reduzca debido al alto índice de evaporación, y que el nivel del mar aumente un promedio de casi 2 pies en las costas del continente americano y el Caribe.
El problema principal del calentamiento global y del consiguiente cambio climático es que se basa en gran medida en efectos secundarios de la sociedad de consumo, una sociedad que vive para consumir, que se educa para trabajar y comprar, que basa sus niveles de “felicidad” en lo que tienen y consumen, mientras más grande la casa, mejor, mientras más grande el automóvil, mejor, mientras más gordos… bueno, ¡ ahí no ¡
La forma en la que cada uno de nosotros, de manera básica, podemos ayudar y poner de nuestra parte para mitigar la huella de carbono, es disminuir el desperdicio, los excesos y optimizando el uso de recursos, entre ellos la gasolina y la electricidad.
No faltan los profetas del miedo que aprovechan la oportunidad de estos fenómenos para pintarnos escenas apocalípticas.. Sin embargo los peligros que amenazan la tranquilidad de nuestra existencia son reales y es hora de romper la inercia y de prestar atención a las señales.
Si bien es cierto que el cambio climático es consecuencia de 250 años de actividad industrial, si bien es cierto que la mayor responsabilidad la tienen los gobiernos, las empresas y los poderosos no podemos dejar de asumir nuestra posibilidad de hacer algo. Cada uno de nosotros participamos en todo lo que sucede en el mundo y cada uno de nosotros tenemos una cuota de poder.
Con sólo preguntarnos un instante qué podemos hacer ya estamos en marcha. Si tan sólo cambiamos un hábito nocivo para la Tierra ya estamos produciendo una transformación que se extenderá como la onda del agua cuando se arroja una piedra.
Sin embargo es imprescindible ir a las raíces del problema. Nuestro sistema de vida está enfermo, y por eso enfermamos el planeta, descuidamos a los niños, a los ancianos, a los marginados y a los indefensos, generamos una sociedad llena de violencia, adicciones, inseguridad e injusticia.
Sin duda son muchas las acciones individuales y colectivas que podemos emprender para revertir el cambio climático pero estas sólo serán efectivas si entre todos construimos una cultura más amorosa, una sociedad más justa y una forma de vida más solidaria.
El desafío del momento es atreverse al cambio, comprometerse con el aprendizaje del momento, imaginar un mundo mejor y hacer algo para conseguirlo. Somos la levadura de la masa, el fermento que aumenta y potencia la transformación de muchos más. Lo poco que podamos hacer en breve será mucho.
(*) Alfonso J. Palacios Echeverría