Varias son las pobrezas ocultas que permanecen a la vista de todos, aunque suene a contradicción. Tanto materiales cuanto espirituales. Y nuestro país se caracteriza por ese ocultamiento consciente o inconsciente del que somos victimas.
Ante la idea de pobreza oculta cabe preguntarse ¿Qué es la pobreza oculta? ¿Cómo se afecta la satisfacción de las necesidades de la población que sufre pobreza oculta? ¿Cómo cambian los hábitos de compra y consumo por efecto de la pobreza oculta? ¿Cuáles son las causas de este tipo de pobreza?
Para dar respuesta a estos interrogantes sería preciso abordar la definición de pobreza, aunque la primera dificultad es la variedad de conceptos y definiciones que existen dependiendo del país, región, cultura, tradición y percepción de cada individuo.
Platón (citado por Sen, 1987) expresó que “la pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos,” haciendo referencia a la percepción individual. Por otra parte, la sociedad de consumo de hoy en día, conduce a algunas personas a desear estar a la vanguardia de la moda, generando en ellas el afán por obtener estatus y aprobación social (Sen, 1987), lo que las conduce a percibirse a sí mismas como pobres, si no pueden acceder a los bienes y servicios que representan el reconocimiento y aceptación de un grupo social determinado (Bauman, 2007, 116).
A su vez Ravallion, Shaohua, & Prem (2007) argumentan que la pobreza existe en una sociedad, cuando los individuos carecen de un bienestar económico que les permita tener un mínimo razonable frente a los estándares de esa sociedad.
Es decir emerge la pobreza más por una percepción surgida de la comparación con esos estándares, que por una situación real de carencia de lo mínimo para subsistir.
Al respecto Dréze & Sen (1989) comentan que “la pobreza no solamente debe mirarse como un dilema económico cuantitativo (ingresos bajos, carencia o insuficiencia de bienes materiales, entre otros)” sino que también “se deben incluir en su estudio elementos de corte cualitativo, como el acceso al desarrollo de capacidades y titularidades”. Esto implica el buscar y aprovechar oportunidades de mejora de calidad de vida y acceder a grupos sociales que representen mayor información, conocimiento de la realidad y manejo mesurado de los recursos.
Ello nos lleva a incluir dentro del concepto de pobreza no solamente lo material. Existen otras pobrezas más aberrantes como son la intelectual, la emotiva, la cultural.
Existen también diferentes visiones sobre la pobreza. Pero como las necesidades y deseos humanos son fuerzas, que mueven al desarrollo de las personas (Maslow, 1985), si se satisfacen la persona pasará de estados básicos, relacionados con las necesidades fisiológicas y psicológicas, a estados superiores relacionados con el desarrollo personal y la autorrealización. Dependiendo del estado en que se encuentre la persona, surgirán nuevos deseos relacionados con el acceso a bienes y servicios, según los estándares del ámbito social en que se desenvuelve.
En esta escala, la incapacidad para satisfacer necesidades de supervivencia básica, es decir fisiológicas, corresponde a pobreza en términos absolutos (Pérez, 2004). Pero cuando se trata de la incapacidad de la persona para llevar un nivel de vida conforme al de la sociedad en la que vive, o lo que es lo mismo, de cubrir las necesidades que, sin estar relacionadas con la supervivencia, son consideradas normales o básicas en esa sociedad, se está ante una pobreza relativa o por comparación. En la misma línea de Pérez, en ambos casos, hay una dimensión subjetiva puesto que la definición de necesidades dependerá de lo que la persona perciba como tal.
Así pues, si analizamos una sociedad como la norteamericana, con altísimos estándares de desarrollo económico y tecnológico, encontraríamos una enorme masa de ciudadanos que supera las varias decenas de millones de personas, que carecen de medios para cubrir los deseos básico de un consumismo aberrante, pero también existen varios millones de norteamericanos que padecen pobreza extrema. Los primeros no serían pobres en algunas sociedades latinoamericanas, los segundos se parecerían mucho a nuestros niveles de pobreza extrema. Y si analizamos su pobreza intelectual y emocional de la masa poblacional, nos asombraríamos del nivel de ignorancia y de la insensibilidad que ostentan.
Estas son pobrezas ocultas, entre muchas otras, en el modelo de país que estúpidamente los costarricenses tomamos como modelo, pues nos lo han vendido como el summum de ciertos valores, que si los analizamos bien, son realmente mercantiles. Este ocultamiento, como su miseria moral demostrada hasta la saciedad en el trato hacia otras naciones y pueblos, es a duras penas conocido por nuestros compatrioas.
Pero a nosotros nos interesan nuestras pobrezas ocultas. Aquellas que ocultamos por majadería nacional y estulticia generalizada.
Tenemos entre ellas la pobreza oculta a los ojos de todos de una gran población, podríamos decir que un veinte por ciento de la totalidad de los habitantes, que clasifican como pobres. Una quinta parte, que es realmente mucho, y que ocultamos a través de alambicadas estadísticas oficiales.
La de la ignorancia generalizada en las nuevas generaciones, que ha sido producida por las reformas educativas de corte neoliberal que se han dado en los últimos decenios, con el propósito de crear una enorme masa ignorante y mediocre, fácil de manipular por los poderes facticos que realmente manejan el país.
La pobreza que ocultamos de la casi desaparición de nuestro anterior nivel cultural y la sustitución de ella por la farándula y el fanatismo deportivo.
La pobreza oculta de las concepciones políticas que promueven determinados grupos políticos, o su casi ausencia de ideas, conceptos y propuestas, y la aberrante ignorancia de gobernantes y gobernados con respecto a las ideas que deberían guiar el derrotero nacional. En otras palabras, se han vaciado de ideas, conceptos y concepciones políticas, llenando ese vacío con la improvisación, el oportunismo y las ocurrencias.
Y decimos que son ocultas porque no reconocemos nuestras miserias como país y como sociedad, que se va desintegrando progresivamente, dejando el paso al salvajismo que acompaña a la delincuencia, el tráfico de drogas, el irrespeto a la ley y la corrupción más generalizada. Ocultas porque las ocultamos intencionadamente. Ocultas porque en otras ocasiones ni siquiera tenemos la capacidad mental para reconocerla.
(*) Alfonso J. Palacios Echeverría
Costa Rica ha pasado comparandose con el resto de Centroamerica toda la vida para sentirse bien con lo que tiene, lo que no nos hemos percatado es que volver a ver tanto al norte y no tanto al sur, estamos a punto de convertirnos en Honduras con unos cuantos con muchos recursos y otros logrando sobrevivir el día a dia. Viva el TLC viva todas las politicas de las ultimas 3 decadas. PLN+PUSC NUNCA MÁS
Don Alfonso. Se le olvido mencionar la pobreza que corrompe nuestra nacionalidad, la pobres¿za de espiritu, aquella que nos hace egoistas y poner el bien personal por encima del buen social, el de todos. Esta aberracion esta oculta al únto de creer que eso es lo correcto. Y lo peor de todo es que mucha de la legislacion nacional esta orientada hacia fortalecer esta miseria espiritual. Un ejemplo, la casi imposibilidad de expropiar bienes inmuebles para la construccion de obras viales que beneficiarian a todos los ciudadanos.
Coincido y estoy de acuerdo con lo mencionado por Don Ricardo, veo mas el problema nuestro como cultural, domestico, por la forma de ser del tico, con muchos logros y leyes bien apuntaladas, espiritu libre y solidario, pero con unos habitos y una personalidad jodidisima, nuestras caracteristicas negativas , nos llevan de lado, claro nuestros politicos y nosotrs somos lo mismo,no hay cara en que persignarse¡
Lamentablemente, este tema hay que analizarlo en su verdadero contexto. Lo que menciona don Ricardo es cierto. Es tal el arraigo cultural del mínimo esfuerzo y mediocridad en un alto porcentaje de la población que hasta asusta.Los políticos de este país han sabido aprovechar eso y han logrado sus metas. Por otra parte, al costarricense con un partido de futbol hoy y otro mañana, lo tenemos dónde queremos y listo.