domingo 16, febrero 2025
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Acoso laboral, cáncer institucional

El acoso laboral es un mal que carcome al Sector Público. ¿Qué pasa desde la óptica de derechos humanos y lo que dice nuestra Constitución? El artículo 58, indica: “El trabajo es un derecho del individuo y una obligación con la sociedad. El Estado debe procurar que todos tengan ocupación honesta y útil, debidamente remunerada, e impedir que por causa de ella se establezcan condiciones que en alguna forma menoscaben la libertad o la dignidad del hombre (persona) o degraden su trabajo a la condición de simple mercancía…”

Se menciona una palabra importante: dignidad. Citada también en el artículo 33 sobre el principio de igualdad. La Sala IV indicó en el Voto 810-91 que un contrato laboral no permite que se preste para esclavizar, denigrar o discriminar a las personas, puesto que la prestación de servicios debe responder a la dignidad de ésta, igual a la salud, subsistencia, seguridad y la vida, ésta última en lo personal, familiar y social. Es decir, el trabajador tiene derecho a laborar en un ambiente pacífico, sin gritos, sin humillaciones, sin miedos, sin padecimientos físicos y psicológicos.

Lo que busca el agresor (jefatura, compañeros o ambos) además de hacerle sentir miserable, es que busque la manera de irse a otro lugar o que renuncie. El agresor realiza comentarios negativos o le descalifica insistentemente, le critica de forma constante, propicia que se aísle hasta de sus compañeros, le crea un ambiente de rumores y comentarios con mala intención; le ridiculiza, sobre todo en cuestiones que tienen que ver con su labor; le pone trabas a su desarrollo profesional, le ataca con argumentos sucios contra su autoestima, le desvalora, se inmiscuye en su vida privada y evalúa injustamente su trabajo.

Si está pasando por esto, le recomiendo que no permita que nadie violente sus derechos, desconfíe de los que llegan a hacerle comentarios de su situación con la jefatura, aférrese a su familia, en el trabajo usted no tiene amigos mientras sea víctima de acoso, trate de recabar pruebas, es difícil, pues su jefatura mantendrá un perfil bajo, tenga presente que le va a costar conseguir testigos, absténgase de realizar comentarios en redes sociales sobre su situación, visite un psicólogo, esto eventualmente le puede ayudar a evidenciar lo que pasa y denuncie.

Se ha visto la proliferación de lo que llamo “terrorismo administrativo”, una política de miedo y deshumanización en el trabajo. Se da poder a personas mental y emocionalmente incapaces de lidiar con esa condición, gente que en lugar de edificar, sacan sus frustraciones, complejos y manías para descargarlas en contra de subalternos que reflejan lo que ellos no son porque les causa envidia, entonces se crea un ambiente hostil en el trabajo, aclaro, esto no lo he inventado yo, me lo ha enseñado la experiencia y lo ha reafirmado el experto y especialista en estudio de acoso laboral, el psicólogo Heinz Leymann. Sea valiente, siente precedentes y defiéndase.

(*) Susana Rojas Berrocal es Licenciada en Derecho y Estudiante de Maestría en Justicia Constitucional UCR.

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2 COMENTARIOS

  1. Excelente articulo, yo viví en carne en propia esta situación. Trabaje como docente del MEP, en un colegio de la zona de Orosi, el director era un típico acosador, me humillo en privado, menoscabo mi autoestima diciéndome que yo era lo peor, al final abandone el trabajo fui despedido sin ningún derecho a nada, no tuve pruebas del acoso. Acudí a un sindicato y me dieron la espalda, hay que seguir las recomendaciones de la articulista, no permitir esta agresión institucionalizada, en el MEP, se la ha dado mucha potestad a los directores para que empleen esta política asquerosa, los docentes son humillados constantemente.

  2. En definitiva es un mal que atenta contra toda organización, en cada uno de sus escalafones y muchas veces esto se debe a una pésima elección en las personas que desempeñan el cargo de jefatura, ocupamos líderes, jefes ya existen muchos. Gente con la capacidad de guiar, motivar y compartir logros con sus colaboradores. Todo se resume así en una constante lucha por el poder, un egoísmo generalizado que perjudica a las personas y a cada Organización, ya sea las que pertenecen al Sector Público o al Privado, lamentablemente donde es más habitual es en las Instituciones Públicas, personas sin capacidad, sin destrezas y conocimientos para luchar por el interés pública, que priva sobre cualquier otro interés…

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