lunes 2, diciembre 2024
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La Gerencia de la Tristeza

Hace algunos días, escuche mencionar del término la «Gerencia de la Felicidad«, en la cual se establece que la jefatura se convierte en un líder positivo y que el tiempo de labor se constituye en una oportunidad para disfrutar del trabajo y de los compañeros al rededor; así como, el adecuado balance de los derechos y ecuanimidad en las acciones, las cuales se evidencian en la gestión positiva del servidor.

En un artículo publicado en Chile, se indicó que <<El punto más importante de generación de felicidad en los colaboradores es el jefe. Este tiene que estar alineado al concepto de que las personas son lo más importante en una organización. El jefe tiene un deber ético con su equipo de trabajo.>>

Pero que sucede, cuando se trabaja en la ¿Gerencia de la Tristeza? , donde el que se denomina «líder» no es más que un obstáculo para encontrar el empoderamiento y desarrollo en las actividades sustantivas, las condiciones laborales dependen de la inestabilidad emocional, mezclado con el deseo de transformar la jornada en menos horas dentro de la oficina; la flexibilidad de horarios y disfrute están enfocados sólo a unos cuantos a favor del dedo índice, la motivación al personal es tan desgastante como un torneo de ajedrez.

Están acaso todas las personas en condiciones y reúnen las competencias para convertirse en el «líder» de un equipo de trabajo. Muchos expertos aún debaten en si nace o se hace líder con el pasar el tiempo, ese concepto a mi parecer es subjetivo para la naturaleza humana, pues dependerá de las fortalezas y debilidades que se cuenten para enfrentar las situaciones y decisiones diarias.

En definitiva la Gerencia de la Tristeza, es la más presente en estos días, donde el «Jefe» o el que se hace llamar «líder ideal proactivo y positivo», no es más que un títere de las ocurrentes decisiones, donde juega con su balanza atentando a la asertividad, conllevando al constante subir y bajar cual «montaña rusa americana»; o peor aún, cuando se lleva una confabulación que arremete al estado de «ganar – perder» resultado afecto el servidor de menor nivel y coronándose como triunfador de gran corona de laureles ese «Gerente de Tristeza».

Y es que para ser el gran gerente de la tristeza, basta con tirar los dados y tener un As bajo la manga, o tener el lóbulo occipital afectado; claro está, que el afectado es el equipo que conforma esa micro empresa a cargo de los grandes «Dioses».

¿Las nuevas eras estarán preparadas para realmente incorporar las nuevas tendencias de administración de Recursos Humanos como lo son Gerencias de la «Felicidad» y de la «Tristeza»?

De ser así, creo que debemos comenzar a educarnos desde pequeños para competir en circos de cuatro paredes, donde habrá que jugarse la vida tratando de cruzar el círculo de fuego denominado trabajo y el trapecio con saltos mortales al que llamamos vida.

(*) Lic. Ricardo Díaz Bermúdez es Lic. en Administración de Recursos Humanos.

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