Dentro de unas tres semanas el mundo cristiano conmemorará la fiesta del nacimiento de Jesús de Nazaret (lo cual no significa que haya nacido en esa fecha, sino que se estableció allí para contrarrestar las fiestas saturnales romanas, y perdonen que les barra de un portazo la ilusión), de quien su mensaje (universal y eterno) tiene como tema central el amor.
Que los católicos deformaran posteriormente sus palabras y levantaran sobre ellas todo un tinglado de majaderías, y que los cristianos comercializaran luego algo tan sublime, convirtiendo la fe en un vil mercado, es otra cosa, que no se debe olvidar. Pero la esencia de sus palabras (al menos las que aceptamos como ciertas, porque en realidad existieron más de los cuatro evangelistas) está plasmada en documentos antiguos que felizmente han llegado hasta nosotros.
Los apóstoles no escribieron nada, ellos predicaban yendo de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad y escribas locales transcribían sus prédicas, que en realidad eran la narración de la vida de Jesús en lo que hoy es Israel, dominado en ese momento por el Imperio Romano. Lo cual permitió que se colaran en esos documentos barbaridades infinitas, las cuales fueron posteriormente deformadas aún más por los monjes que, durante la edad media, transcribían a mano los documentos antiguos (algunas siguiendo instrucciones de las autoridades religiosas de su tiempo).
Nada importan hoy estrellas que señalaban el camino hacia Belén, o Reyes Magos (que en realidad eran sabios de su tiempo y conocedores de la astronomía de su época), ni coros de ángeles que cantaran en el cielo o que se les aparecieran a unos pastores medio adormilados entre su ganado dándoles la buena nueva, todo lo cual parece más bien interpolaciones a los textos originales para hacer más atractivas las historias a las masas ignorantes y creyenceras de su tiempo.
Lo que importa hoy, cuando el mundo entero se hunde en la debacle de guerras sin fin, la destrucción del medio ambiente, la codicia sin límites de los poderes económicos, la depredación de la banca y agencias financieras, la corrupción más absoluta y el incremento de la pobreza, es su mensaje.
Las enseñanzas de Jesús no se han seguido según lo que él dijo. Esto nos lleva a suponer que tampoco se ha entendido quién fue en realidad. Más del 80% de su vida no consta en las Escrituras ni en el Nuevo Testamento. Predicó para todos, fue portador de un mensaje sublime, para nuestra evolución.
Jesús fundó su mensaje basado en el amor. El impacto de su vida y enseñanzas es incalculable. Trató de purificar el corazón de los hombres. Prometió que quien siguiera su mensaje, haría las cosas que él hizo y más, pero ¿dónde está la prueba de que esto suceda hoy? ¡En ninguna parte! El escenario que hoy tenemos es del egoísmo y el odio más aberrante y el símbolo religioso más importante es una persona clavada en un instrumento de tortura. No es extraño que este sistema considere bueno al sufrimiento, y se crea que complace a Dios. Esto no es de Dios.
Nos hemos habituado al modo en que solemos pensar acerca de Dios idealizando el sufrimiento, la muerte y siendo pecadores, pues aprendimos que él murió para salvarnos del pecado. Esto se ha mantenido más de 2.000 años, y es difícil pensar en él de otra forma. Y con base en estas ideas justificamos guerras, esclavitud, persecuciones, el desprecio hacia los demás.
Él fue un maestro, y también un sanador, se dice en los evangelios que curaba enfermos con solo rozarlos, obró milagros, resucitó muertos y fue el Mesías. Pero en realidad la enseñanza ocupó la mayor parte de su misión. En los sitios a donde iba, asombraba su doctrina y la autoridad con que enseñaba y, sin embargo, no se incluye una palabra de las que dijo. No hay constancia de que él haya escrito algo que, sin duda, debió hacerlo.
El hallazgo de una biblioteca gnóstica en Nag Hammadi, Egipto, por un campesino árabe, en 1945, sugiere que los primitivos cristianos poseían escritos y tradiciones sobre la vida y enseñanza de Jesús, más amplio y diverso que los del Nuevo Testamento.
Ahora bien, ¿qué es lo que importa hoy, en este atribulado mundo que se deshace lenta pero inexorablemente a causa de las barbaridades que cometemos como producto del más horrendo egoísmo y la ambición desmedida por las cosas materiales? Nada de lo que Él nos transmitió con sus mensajes de amor.
Algo de extraordinaria importancia en el mensaje del Jesús histórico (no el creado después de los siglos para satisfacer intereses retorcidos) es el de que debemos considerarnos hijos de Dios, definiéndolo como la fuerza del amor paterno, fuerte y protector. Su divinización resultó como una consecuencia interesada posterior, construida por una iglesia que El no fundó, y con otros propósitos bastante alejados de su mensaje.
Cuando estamos envueltos en una espiral de maldad y corrupción, abatidos por guerras y odios interminables, en escalas nunca antes conocidas (aunque en realidad la historia humana es la historia de la maldad y la ambición), su mensaje, el auténtico, no el fabricado por agrupaciones de diversa índole e intereses, llámense iglesias, congregaciones o como Usted quiera, se hace cada vez más importante y necesario para combatir el egocentrismo dominante.
Cuando el mundo entero se encuentra en peligro, tanto a nivel de la destrucción de la naturaleza por irrespeto a las leyes naturales, cuanto por la destrucción sin límites que hacemos los unos contra los otros a través de la violencia, es el momento de recordar con humildad el mensaje de este judío de hace dos mil años, único y extraordinario.
Si queremos celebrar lo que creemos su nacimiento, deberá ser con la humildad de reconocer cada uno su parte en la destrucción que estamos realizando, y que va desde el consumismo desenfrenado del que somos víctimas y victimarios, hasta la aborrecible incomprensión de las diversidades humanas, que llevan al desprecio de las minorías o las mismas guerras que hoy desangran el Oriente Medio, por ejemplo.
Este debería ser el momento de elevar una oración por el planeta, por los pobres, por los perseguidos, y solicitarle que ilumine las mentes corrompidas de todos aquellos que solamente buscan el dominio, la riqueza y el poder, sin importarles el daño que hacen a millones de personas. Esta será mi oración de Navidad.
(*) Alfonso J. Palacios Echeverría
«EXCELENTE»…, muchas veces pensé, que estaba solo en esa manera de pensar. Es absolutamente una verdad.
Don Alfonso, fijese como ahora no hay mucha gente «felicitandolo» por este articulo. Ello se debe a que lamentablemente en Costa Rica muchos de los que se creen muy intelectuales y preparados normalmente no quieren oir nada que suene a Jesus ni que reivindique su mensaje de paz original. He visto personalmente como en Costa Rica existe mucho ateo y mucho invivible que cree que todo lo que tenga que religion es malo y no merece ser tolerado, aun cuando ellos no son capaces de proponer un modelo que realmente tome en cuenta la naturaleza humana y no conduzca al ser humando a un callejon sin salida. Me pregunto donde estan los sabelotodos de las ciencias politicas y sociales, que es lo que saben tanto que basurean todo lo que tenga que ver con el mensaje original de Jesus pero no tienen las agallas para decir o reconocer que el modelo de capitalismo y crecimiento continuo era simplemente una farsa, una bombeta de turno, que al final termina con fuegos pirotecnicos muy reales (de los que se ven en las guerras). El modelo que ha alimentado a todos los ilusos en estos ultimos 25 agnos era una simple farsa y nada mas. Felicito a don Alfonso por la claridad de su mensaje.
Uno puede estar o no estar de acuerdo con la postura y la tesis de alguién, cuanto más años se tenga, se crece en sabiduría «gallo viejo con el ala mata» escuchaba decir a don Alfonso José. En estos temas no vala aquello del que calla otorga, sino, más bien, el que calla responde con su silencio reflexiona. Ninguno de nosotros vivió aquellos tiempos, lo mucho leído no nos garantiza nada de la verdad de los escribientes, porque para nosotros no fue una vivencia. Los escritos de los apostoles son historias narradas por terceras personas ¿qué nos queda entonces? la fe. La fe la incuncaron nuestras madres principalmente, primero era una fe ciega, y luego por el paso los años el aprendizaje, los cuestionamientos racionales, fue siendo modificada y moldeada de acuerdo a nuestras creencias (¿o las de la sociedad que nos formo?) hasta llegar a ser lo que ahora cada quién defiende. Muchos con fanatismo otros con incredulidad, muchos con recelo, y otros solo llevados por su fe. Independienteente de quién tenga la razón en lo personal prefiero no opinar mucho al respecto y no porque no tenga una opinión o un criterio, sino, porque me parece en lo fundamental debería privar más ese conocimiento innato del bien y el mal, y del cual los mandamientos, los códigos, el Corán, y otros tantos como religiones existen son una guia del camino del ser humano hacía una convivencia consigo mismo su sociedad y en fin último su planeta. Feliz Navidad.