«El Capitalismo Neoliberal es como un laberinto trucado mortal: la única forma de liberarse de él y salvarse es destruyéndolo desde sus cimientos mismos»
Sabido de sobra es que el sistema económico que hoy soportamos en Costa Rica es el Capitalismo Salvaje o Neoliberal, cuya esencia es la conversión del 99% de la Humanidad y la Naturaleza, en materia prima que, el restante 1%, convertirá en asquerosa e impúdica riqueza que lo llevará a autoeliminarse en medio de todo tipo de contradicciones y confusiones internas, odiado por todos los pueblos conscientes del mundo, como le sucedió al Imperio Romano en el momento de su colapso final.
Y es que la lógica letal de este laberinto trucado, que nació como una etapa a superar, producto de la dialéctica evolución de las Fuerzas de Producción y, que debió ceder su lugar al Socialismo, se ha mantenido antinaturalmente por la fuerza bruta de quienes lo disfrutan, lo que la ha transformado, del razonamiento progresista que destruyó al Feudalismo e impulsó el nacimiento del mundo contemporáneo, a la emponzoñada fantasía idéntica a los cánticos de las Sirenas que, en la Odisea de Homero, enloquecían a los marinos para luego asesinarlos, y hoy hechiza a quienes caen en su maraña hasta destruirlos de la manera más siniestra y cruel. El instinto de conservación que, a pesar del embrujo, impulsa al ser humano a salvarse, le hace buscar diversas maneras de evadirse del laberinto una vez que, luego de tener hasta el hartazgo todo que materialmente se les antoje, consciente o inconscientemente, se empiezan a percatar de que están tan vacíos, tan carentes de todos los demás componentes fundamentales del ser humano -honestidad, amistad, lealtad, ternura, auténtico respeto y no terror, alegría, armonía y paz interior, amor, creatividad artística, solidaridad, libertad con responsabilidad social, etc., etc., que su vida cotidiana es un real martirio. Sus rutas de evasión son diversas pero siempre fallidas: por un lado aparecen las drogas de todo tipo -por algo USA es el más grande consumidor de ellas- solución que, por cierto, fomenta la «argolla» -y que ella misma usa cotidianamente- pues es una de sus más jugosas fuentes de ingresos; su empleo diario los mantiene artificialmente aislados del mundo concreto y, como sabemos, requieren cada día más cantidad y diversidad hasta acabarlos de golpe o, cada día más aceleradamente; a otros les da por asesinar a sangre fría al resto del mundo o a sus vecinos inmediatos y seguirse suicidando, otros se consumen en estúpidas orgías, otros les da por cubrir sus decrépitas y odiadas fachadas con las más extravagantes mercancía de todo tipo -palacetes, vehículos, aviones, joyas, atuendos, barcos, etc., etc., personalizados- pero nada los salva de morir esencialmente convertidos en monstruos cuya desaparición muchos desean y nadie lamentará realmente. Eso le sucede a esa pequeñísima y corrupta élite constitutiva del 1% de la Humanidad.
¿Pero que acontece con el restante 99% de nuestra especie y, en particular, con la que vive en nuestra Patria que es una muestra totalmente representativa de esa gran mayoría de habitantes que residen en países con igual sistema económico-político que el nuestro ? Recordemos que la lógica que nos han impuesto mediante la domesticación -educación- formal e informal -TV, radio, prensa, etc.- y que nos han inculcado «de la cuna a la tumba», es la del darwinismo social o «ley de la selva» donde el más fuerte devora al más débil por lo que mil veces al mes nos inyectan por todos los medios el lema fatal «prepárate para competir ¡y compite despiadadamente¡», cambiando el «ama a tu prójimo como a ti mismo» por el neoliberal «despluma a tu prójimo o te desplumará a ti mismo». (Por algo en este 2015, en Costa Rica, se ha roto el record de muertes violentas). Así las cosas, como lucrar a toda costa es el camino al éxito y, quienes más acumulen, no importa como -reiteramos- son quienes ocupan la cúspide del poder y del prestigio, la mayoría de la población económicamente activa, armada con la ejemplar «moral» antiética capitalista, se lanza al circo -semejante al romano- del hacer negocios y, con tal de ganar -recordar al personaje principal de la película del genial director M. Scorsese, «El lobo de Wall Street»- echa mano a todo tipo de trucos. Como en esta época dicembrina se ponen varios tan de moda, me referiré brevemente a los mitos, tanto algunos tradicionales como a otros nuevecitos, que manipulan para sacarnos el dinero.
El primer mito es hacernos creer que el aguinaldo fue una filantrópica obra de Pepe Figueres y Luis Alberto Monge, y que lo sigue siendo por parte de la clase patronal, pretendiendo hacernos olvidar que este dinero -como todas las ganancias generadas en el modo de producción capitalista- lo produce integralmente la clase trabajadora del país, de manera tal que este decimotercer salario que se «paga» en diciembre es una pequeñísima parte de todo lo que las grandes patronales le roban a las y los trabajadores. Por cierto que esta «pandilla» no se queda con los brazos cruzados sino que inventa mil ardides, convertidos en nuevos mitos, para recuperar -con creces por cierto- este dinero. Así, el segundo mito -para atontarnos de buenas a primeras- es que sólo podemos alcanzar la plena felicidad estando borrachos o atarantados por alguna otra droga. Obviamente los dueños de la Cervecería Costa Rica, los importadores de licores, entre otros, y los narcos de alto vuelo, capitalizan estas absurdas evasiones de nuestra realidad.
El tercer mito es presionarnos para que creamos que somos más nobles, solidarios y, en fin, mejores personas, si contribuimos lo más ampliamente posible con los teletones, demás «tones» y obras del «Espíritu Sagrado» siendo la realidad -perversa por cierto- que lo que hacemos, al depositar en estas «causas» los recursos que tanto trabajo nos ha costado ganar durante el año, no es más que pagarle las obligaciones a los grandes ricos que, en vez de hacerlo vía impuestos, las evaden y eluden con la complicidad de «los mismos de siempre». Tradicionalmente los teletones dicen recoger fondos para el Hospital de Niños y, los paliatones, para los cuidados paliativos; siendo la CCSS y el Ministerio de Salud dos entidades rectoras tanto de los hospitales como de los Cuidados Paliativos, le corresponde a la CCSS y al mencionado Ministerio financiarlos con abundantes recursos, para la adquisición de toda la infraestructura y el equipamiento respectivo para los hospitales y los centros de cuidados paliativos, ¿por qué no lo hacen?, simplemente porque alegan no tener fondos económicos, ¿y por qué no los tienen?, por la evasión y elusión tributaria ya mencionada que, descaradamente se pretende cubrir con dineros del Pueblo que, por cierto, sí cancela sus impuestos por lo que, al hacerlo contribuir para estos «tones», se le está cobrando dos veces esos servicios.
Junto a los «tones» vienen los «Viernes Negros» -Cuarto mito- que para variar son una copia de sus homólogos gringos y que, muy apabullantemente publicitados, consiguen que ingenuamente nuestro Pueblo compre toda la «huesera» -mercadería que durante el año nadie compró- a precios aparentemente rebajados pues, lo real es que se les han quitado a los precios originales -muy inflados por la especulación típica de los comerciantes en nuestro País de «libre mercado»- un poquito de esa «inflación» y la depreciación por vejes y/o caducidad de manera tal que, ni el comerciante ni el gran productor, pierden un centavo sino que ganan muchos por la masividad de las ventas; aparecen de inmediato los sorteos extraordinarios en la Lotería Nacional con precios normales, y especulativos también, extraordinarios; sin pretender desilucionar a nadie diremos que está estadísticamente comprobado que es más fácil que a una persona le caiga un rayo, que pegue el premio mayor…lo que es mayor es la desplumada que nos dan máxime si somos «aguizoteros».
A renglón seguido, vienen los desfiles de las luces -quinto mito pues no tiene sustento histórico alguno en nuestra Patria- que rinde muy buenos frutos a las casas importadoras de instrumentos musicales, de telas, adornos y «chucherías navideñas» y, que obliga al Pueblo asalariado ha emplear sus recursos de manera extraordinaria en abastecerse para pasarse dos o tres horas soportando viento, frío y muchas veces lluvia, para ver pasar gentes disfrazadas de gringos navideños moviéndose al ritmo de los más diversos ritmos musicales generalmente desentonados. Por cierto que el costo de el último desfile de este tipo en San José y que fue una verdadera mamarrachada, rondó, según fuentes bien informadas, el millón de dólares que, obviamente pagó nuestro Pueblo.
Vale recordar a estas alturas que diciembre viene precedido por una serie de mitos que los comerciantes han tejido alrededor de las graduaciones colegiales y que contemplan bailes -mito muy propagandizado por por la cinematografía colegial juvenil yanqui-, las cenas y comidas, los paseos, para lo cual se deben hacer gastos adicionales en ropa, zapatos, perfumes, peinados, maquillajes, etc., etc. A eso también se agregan las fiestas en las fábricas, oficinas y demás centros de trabajo, con los intercambios de regales típicos, además, algunos trabajadores han retirado algún ahorro por allí y han decidido comprarse un vehículo o cambiar el que ya tiene por otro modelo más reciente, sin olvidar el pago de marchamos, seguros y algún escape al mercado libre de Golfito.
Volvamos a la mitad de diciembre pues debemos recordar la altamente mitificada final del campeonato nacional de fútbol, la ciclística, el «Chinamo» atracativo de un canal por todas y todos sufrido y conocido. Vienen ahora los mitos principales y más lucrativos: la Navidad y el Año Nuevo con las fiestas josefinas en medio. Nadie sabe a ciencia cierta -ruego a las y los creyentes respetar mi posición atea, así como yo respeto la de ustedes- en qué fecha nació ¡o si realmente nació¡ Jesús de Nazaret; la leyenda cuenta que fue muy modestamente, de una mujer muy humilde y un esposo muy trabajador de la carpintería en un pesebre en Belén, desgraciadamente, y esto no es leyenda, el capitalismo neoliberal prostituyó absolutamente el espíritu cargado de amor y solidaridad de esta tradición y, de la manera más irrespetuosa y canalla, la convirtió en uno de sus negocios más productivos, que conlleva las injusticias y discriminaciones más crueles al responder, abundantemente, las peticiones de los niños ricos y negar o reducir al humillante mínimo, las ilusiones navideñas que la maldita e inevitable propaganda manejada por los grandes comerciantes, incentiva al máximo en los sueños de navidad de esa gran mayoría infantil cada vez más miserable.
Y, para rematar, el mitazo del «año nuevo». No entiendo con qué fundamento nos han metido en la cabeza que, de la noche del 31 de diciembre a la mañana del 1 de enero, algo ha cambiado en el mundo, siendo, eso sí, que el único cambio real es que los ricos amanecieron más ricos y los pobres más pobres pues, los gastos para celebrar esta «pompa de jabón» sí que son enormes.
Quienes no me conocen dirán que soy un amargado tacaño y avariento, por dicha quienes me conocen ¡y son muchas y muchos! saben que, todo lo contrario de lo que piensan las y los primeros, la apabullante mayoría de mi tiempo lo paso de muy buen humor y, lo que más me gusta es compartir lo poco que tengo, por lo que soy muy feliz pues creo que «servir a la humanidad es la mejor obra de una vida».
Lo que sucede es que no soporto que le roben tanto y tan descaradamente a mi Pueblo honrado y trabajador y, que no le permitan disfrutar como realmente se le antoje de su tiempo libre sino que, por el contrario, se lo tienen calendarizado con tal perversa eficiencia y maldad, que lo ponen a hacer lo que la «argolla» le dé la gana, para desplumarlo también como le da la gana.
Qué hermoso será el tiempo en que las personas definan por sí mismas qué hacer con sus vacaciones y días libres y con sus dineros legalmente obtenidos, pudiendo adquirir los artículos que realmente necesite, en grandes cooperativas estatales y a precios realmente justos.
Así que ya saben por qué no responderé saludo alguno «navideño» o de «año nuevo».
(*) Luis Ángel Salazar Oses es profesor jubilado de la Universidad de Costa Rica.
panga07@gmail.com
Deberia ir a predicar su evangelio a la frontera norte con los refugiados cubanos.Hacerles ver que es una locura lo que pretenden, y que lo mejor es que regresen a la amada Cuba,paraiso donde no existen estos males.Me encantaria ver la recepcion de los cubanos ante semejantes aseveraciones.
El capitalismo neoliberal imperial de los EEUU,tiene un personaje que resume lo expresado por el prof Salazar,»The Grinch «y es verde…
Me encantó su artículo y lo disfruté.
Luis Ángel Salazar Ose, que excelente artículo, me ha encantado, cuanta razón tiene usted sobre esos mitos, que han tenido en el engaño a Ticolandia, sobre el aguinaldo, es cierto, es para los ricos empresarios de este país,también toda la propaganda basura de la navidad con el santa claus etc, lo inventó el comercio gringo, para hacer su fiestín millonario, y los comerciantes de este país felices de imitar a gringolandia, riquísima les resulta la fiesta navideña… Don Luis Ángel usted no es un amargado ni tacaño,al contrario es una persona feliz ,porque el sistema no lo engaña, es usted un hombre libre que no se deja esclavizar y manipular por los codiciosos de este mundo…quiero ofrecerle mis respetos por ser una persona valiente, sincera ,sin pelos en la lengua,ojalá muchos aprendan de usted , pero como dice una frase célebre … “Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados” Mark Twain…saludos
Coincido con el Sr. Salazar, al Capitalismo hay que destruirlo desde sus cimientos. En el articulo se exponen mitos que retratan a la Sociedad Capitalista; pero QUISIERA QUE EL SR SALAZAR, EXPRESARA ESPECIFICAMENTE las bases del Modo de Produccion (Relacion: Gobierno-Estado-Pueblo) que necesitan los pueblos para que se satisfagan sus necesidades, tengan libertad de pensamiento, movimiento y que desaparezcan todo tipo de desigualdades.
Sr Salazar, el 31/Dic./2015, le pedi, que ME EXPUSIERA LAS BASES DEL MODO DE PRODUCCION QUE NECESITAN LOS PUEBLOS para que se satisfagan sus necesidades. UD. NO HA RESPONDIDO A mi peticion. NO ha tenido la delicadeza, ni ha mantenido las normas mas elementales, para relacionarse con sus foristas.
Saludos Flora Maria, comparto sus criterios.