Bangkok, 27 dic (EFE).- La sorpresa de Hagop Kassabi, un sirio-libanés cristiano residente en Tailandia desde hace años, fue mayúscula cuando un día se levantó y se vio incluido por error en una lista de supuestos yihadistas del autoproclamado Estado Islámico (EI).
La Policía tailandesa subsanó en cuestión de dos días la equivocación, pero Kassabi se queja de que no ha recibido ninguna disculpa oficial y ni siquiera está seguro de que hayan limpiado su nombre totalmente de la sospecha.
A comienzos de diciembre, la esposa del sirio-libanés le levantó con una imagen en el móvil que nunca olvidará: su foto en una lista de sospechosos que las autoridades tailandesas querían interrogar por su posible vinculación con el EI.
«Las fotos estaban publicadas en la primera página del diario Daily News y en Internet. Yo estaba en estado de shock, con miedo. Era una acusación muy seria que se había extendido muy rápido», relata por teléfono Kassabi, de 57 años, a Efe.
El sirio-libanés, residente desde hace cinco años en Tailandia, se puso en contacto con la Policía, que envió a dos agentes a su residencia en Sompoi, una pequeña aldea en la provincia de Chaiyaphum (noreste).
«Al día siguiente me llamaron a la comisaría y pasé allí todo el día con mi familia preguntándome qué estaba pasando», explica Kassabi, que tiene tres hijos con una tailandesa con la que se casó hace diez años.
«Nunca me explicaron nada, me hicieron la típica foto que hacen a los supuestos criminales, como en las películas. Era como, ‘eres culpable hasta que demuestras lo contrario'», añade.
«Las autoridades locales hablaron con mi esposa y le dijeron que todo había sido un malentendido y el Daily News corrigió la noticia, pero no hubo ninguna disculpa», asevera el sirio-libanés, dueño de una empresa de exportación de alimentos.
El desagradable malentendido se produjo a raíz de un aviso de los servicios de inteligencia rusos, que advertían de la presencia en Tailandia de una decena de yihadistas de EI preparados para cometer atentados.
La alerta, filtrada a la prensa, precisaba que los sospechosos entraron en Tailandia entre el 15 y el 31 de octubre y que planeaban ataques en Pattaya y Phuket, dos destinos turísticos muy concurridos por visitantes rusos.
Fuentes policiales explicaron a Efe que Kassabi y otros tres sirios fueron interrogados tras comprobar que había irregularidades en su historial de visados.
Kassabi aclaró que hace tres años permaneció en Tailandia durante 20 días con el visado caducado, lo que él achaca a un error burocrático en la gestión de su permiso de residencia.
En cualquier caso, unos días más tarde del interrogatorio de Kassabi y de los otros sospechosos sirios, la Interpol descartó la verosimilitud de la amenaza, según afirmó su director en Tailandia, Apichart Suribunya.
La mayor parte de la cantera de los miembros del EI está en Oriente Próximo, el norte de África o Europa, mientras que sólo unas decenas de miembros proceden del Sudeste Asiático, con países musulmanes como Malasia o Indonesia.
En el sur de Tailandia hay un conflicto en el que han muerto más de 6.000 personas desde que el movimiento rebelde musulmán reanudó la lucha armada en 2004 para pedir la independencia o mayor autonomía.
«Es un conflicto más étnico que religioso», afirma a Efe el analista tailandés de Siam Intelligence, Kan Yuenyong, quien opina que no cree que los militantes musulmanes tailandeses estén relacionados con el EI.
El pasado agosto, 20 personas murieron en un atentado en Bangkok, el mayor de la historia en la capital tailandesa, un ataque atribuido a militantes iugures, una minoría túrquica musulmana perseguida en la provincia de Xinjian, en el oeste de China.
Las autoridades tailandesas relacionaron el ataque con la extradición forzosa de un centenar de uigures a China unos meses antes.
Ante la alerta que existe en torno a los ataques terroristas del EI, ha habido varios casos de personas que han sido incluidas erróneamente en listas de sospechosos, lo que deja su impronta de forma casi indeleble a pesar de que luego resulten absueltos.
«Yo soy inocente en el papel, pero todavía a algunos les gusta gastarme bromas. Ahora soy el EI de Sompoi», asevera con humor negro Kassabi. EFE