Teherán, 2 ene (dpa) – La embajada saudí en Teherán fue atacada esta noche por varios manifestantes, que prendieron fuego a parte de las instalaciones en protesta por la ejecución de un clérigo chiita en Arabia Saudí.
Un portavoz policial informó que la situación pudo ser controlada y que ya no hay manifestantes en las instalaciones. Los bomberos apagaron el incendio.
La agencia de noticias Tasnim informó que «un grupo de iraníes enfurecidos» atacó la sede diplomática tras conocerse la ejecución en Arabia Saudí del religioso y activista chiita Nimr al Nimr, ultimado junto con otras 46 personas en un hecho que también generó la indignación del Gobierno de Irán.
«En lugar de ocuparse de los terroristas (del Estado Islámico), que ponen en peligro a la región y al mundo entero, los saudíes ejecutan a una figura como Al Nimr», criticó hoy el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Yaber Ansari.
Durante el ataque a la embajada saudí se produjeron fuertes enfrentamientos entre la policía y los manifestantes. Varias personas fueron detenidas y también hubo periodistas y fotógrafos retenidos.
Algunos manifestantes aseguraron que un grupo atacaría esta misma noche la residencia del embajador saudí. Si bien la información fue desmentida poco después, fuerzas policiales bloquearon preventivamente la calle que lleva hacia la residencia.
El Ministerio de Exteriores de Irán emitió acto seguido un comunicado prohibiendo toda convocatoria frente a la sede diplomática saudí en Teherán y frente al consulado situado en la localidad de Mashhad, en el noreste del país.
«Entendemos el enfado de los ciudadanos, pero igualmente no deberían reunirse delante de ninguna sede diplomática de Arabia Saudí», instó el portavoz Ansari, que destacó además que la policía es responsable de la seguridad en esas representaciones e intervendrá en caso necesario.
Estados Unidos ya había expresado también su preocupación ante el hecho de que la ejecución del clérigo pudiera desatar tensiones religiosas en momentos en que «urge reducirlas».
En este sentido, llamó a Arabia Saudí a «respetar y proteger los derechos humanos», tal como advertía el comunicado emitido por el Departamento de Estado.
La institución Dar al Ifta, una entidad religiosa sunita de gran importancia en Irak, dijo asimismo temer que la ejecución «lance a los hijos de la comunidad islámica a un nuevo conflicto interno».
Al Nirm, de 55 años, fue condenado a la pena de muerte en 2014 por causar violencia sectaria y desobedecer disposiciones saudíes. Exigía más derechos para la minoría chiita, que representa aproximadamente el 15 por ciento de la población saudí, e incluso amenazó con la secesión de la zona oriental, rica en petróleo, si la casa real no cambiaba su política.
Según fuentes saudíes, cuatro de los 47 ejecutados hoy eran chiitas. A juzgar por los cargos, se estima que el resto eran personas vinculadas con la red terrorista sunita Al Qaeda.
En el contexto de las críticas que suscitaron las ejecuciones, el primer ministro iraquí Haider al Abadi también recordó que la oposición pacífica y las opiniones «son derechos protegidos por la ley divino e internacional».
«Su violación tendrá repercusiones en la seguridad y estabilidad de las personas en la región», advirtió a través de Facebook.
Arabia Saudí defendió sin embargo la decisión. Los ejecutados «seguían los pasos del diablo. Con sus actos terroristas se derramó sangre inocente con el objetivo de sacudir la estabilidad en este país», aseguró el Ministerio del Interior en un comunicado difundido por la agencia oficial SPA.