Columna “Pensamiento Crítico”
Un comprensible aunque reprensible silencio cómplice
No es de extrañarnos que la hinchada viva el destellante y vibrante fenómeno del balón de oro hoy con más fuerza y emoción que nunca.
Pero lo más preocupante es que lo ha hecho hasta hoy sin mayor preocupación acerca de lo que en materia de sobornos, chantajes, tráfico de influencias, conflicto de intereses, lavado de dinero sucio, en fin, corrupción rampante y generalizada se ha vivido sin interrupciones por casi medio siglo en la FIFA de Joao Havelange y Joseph Sepp Blatter – a quien hemos bautizado Don Blatterone por sus semejanzas con la figura de Don Corleone, el mafioso personaje central de la película “El Padrino”, tan bien caracterizado por el actor Marlon Brando-.
En ese entramado de una FIFA chapada bajo el modelo de la Cosa Nostra, nos debe llamar poderosamente la atención – y, además, preocuparnos más de la cuenta – el encubridor, sepulcral y calculado silencio que, ante los desmanes más recientes de Don Blatterone y sus compinches, ha guardado la inmensa mayoría – para no decir la totalidad – de los medios de comunicación y los periodistas deportivos más importantes del mundo; aquéllos quienes normalmente llevan el pulso y la crónica del acontecer mundial del deporte Rey regentado desde esa especie de Vaticano suizo que es la FIFA Nostra.
Se ha forjado un solapado y extraño co-padrinazgo
Curiosamente, esos actores de la élite mediática del fútbol, se han convertido en co-padrinos silenciosos de toda la nefasta trama del fútbol de nueva generación Blatterónica, al no ejercer su función crítica natural y de contrapeso al Establishment, es decir, a los abusivos poderes establecidos vinculados al maquiavélico entramado del merca-fútbol o fútbol mercado-céntrico; el mismo que sepultó al sano, rumboso y decente balompié de una era anterior a la inaugurada con la apabullante llegada de Joao Havelange al pontificio cargo de presidente de FIFA y éste se rodeara de sus cardenalicios barones, a los que instaló en puntos estratégicos del orbe como embajadores plenipotenciarios del naciente Vaticano suizo.
Surgen inquietantes interrogantes por doquier
Nos preguntamos, entonces:
– ¿Por qué los periodistas deportivos y los dueños de los consorcios mediáticos monopólicos (estrechamente confabulados con el poder político, tema que trataremos próximamente) no han visto con ojo crítico la reconversión del fútbol y/o analizado sus consecuencias?
– ¿Por qué nadie ha dado seguimiento o investigado a profundidad el cómo los hilos de la corruptela se han extendido más allá de la cúpula?
– ¿O será que, en serio, vamos a ser acaso tan ingenuos para creer que Eduardo Li, nuestro flamante expresidente de la Fedefútbol Nostra (uno entre cerca de dos docenas de fieles Hombres de Don Blatterone), fue un actor del tipo Llanero Solitario, sin contrapartes ni sistema de apoyo mutuo y compartido encubrimiento?
Seguramente muchos hemos aplaudido todo ese cáncer desde la gradería, cada uno desde nuestra despreocupada tribuna, sin cuestionar, sin denunciar.
Ahora estamos ante un escándalo de marca mayor
Más aún: resulta ahora muy claro, que marcas comerciales mundiales y locales, medios de comunicación, figuras del fútbol y hasta sus comentaristas, también han sido cómplices; y han ayudado a convertir el fútbol en una industria multimillonaria y en un terreno fértil y sin control para llevar adelante sus propios oscuros negocios, actos ilícitos y fechorías. De eso, no cabe duda.
Esa mercantilización y extensión a escala planetaria del deporte-pasatiempo más admirado y deleitado por la Humanidad (nos atrevemos a afirmar que casi se ha convertido en su Nueva Religión, un tema crucial que exploraremos en una futura columna) nos explica en buena medida el hecho de que, el ahora llamado FIFA-gate haya sido asumido como uno de los escándalos de corrupción más graves de la historia por sus ramificaciones, por los golpes y daños colaterales infligidos a las dirigencias, los clubes, los jugadores y las hinchadas nacionales. También han sufrido el embate los “socios comerciales” aglutinados alrededor de la FIFA Nostra.
Por tanto, no fue ni es exagerado el compararlo con los escándalos que siguieron al descubrimiento, denuncia y persecución de las mafias italianas de la Camorra y la Cosa Nostra, así como de las norteamericanas de Chicago allá por los años veinte y treinta del siglo XX. Con buen fundamento también, se le equipara con el caso de Watergate, protagonizado por el entonces presidente estadounidense Richard Nixon y sus secuaces, y que, al destaparse wen medio de una gran conmoción, llevó a que fueran expulsados todos de la Casa Blanca y sometidos a juicios estrados políticos (remember el famoso “Impeachment” de Nixon) y judiciales.
Mientras tanto, en Costa Rica el FIFA-gate parece ser este señero acto de corruptela, un fenómeno más que nos pasó de lejos y por el frente de todos los admiradores del fútbol, pero también delante de los políticos, de los medios y sus periodistas deportivos (entre otros), sin que se le diera la debida atención y – podía faltar este ingrediente – siguiendo la costumbre nacional de que aquí en Costa Rica no hay escándalo que dure más de tres días…
En fin, ¿nos pasó el FIFA-gate como un lejano cometa… y sin cola?
(*) José Luis Vega Carballo es Catedrático de Sociología Política de la UCR
Yo creo que tiene cola en Costa Rica y otros países, pero resulta que los medios deben estar hasta las cachas metidos, embadurnados de esa corrupción y no se van a levantar ellos los chingos. Los medios fabrican la verdad y la venden al por mayor, pero si la verdad de verdad saliera a relucir quedarían expuestos como la maquinaria de manipulación y domesticación de masas en que se han convertido descaradamente.
Lea La Nacion de hoy don Jose Luis.Aparecen todos los directivos de la «Fifa Nostra «,como ud le llama, y como va el proceso judicial de cada uno de ellos.
Gracias Flora María por la alerta! Efectivamente, en NY siguen las acciones de la justicia penal aelante…veremos a cuábto asciende la fianza de Li. Oero, de nuevo, la noticia carece de un análisis crítico del contexto e implicaciones del caso que lo va reduciendo LN a un mero problema de trámite judicial, como un caso centrado en Li; aunque la Fiscala gringa tiene conciencia de que es «una trama» o caso de corrupción sistémica, organizada y planificada. Saludos!