Comentario al Rojo Vivo
El desequilibrio fiscal verdadero en Costa Rica es esencialmente político, y no radica en los gastos corrientes del gobierno ni en la planilla de la burocracia, a los que círculos patronales y neoliberales apuntan como su principal causa. Tampoco es el problema las transferencias de fondos presupuestarios a las universidades y otras entidades, las cuales es una obligación estatal hacerlas para atender crecientes necesidades sociales derivadas del crecimiento de la población y la economía. El frío no está, pues, en las cobijas, como quieren hacérnoslo creer el Banco Mundial, el BID y el FMI con sus engañifas y falsedades ideológicas que nuestros economistas y opiniólogos se encargan de repetir como coro de loras en los medios y la academia.
El mayor disparador del déficit – que obliga al Estado a endeudarse para cerrar la brecha o déficit entre ingresos y egresos fiscales – está enraizado en el hecho clarísimo de que los ricos (incluidos muchos profesionales y proveedores de dispendiosos servicios) no tributan del todo, o no lo hacen como les corresponde. Ello porque eluden, evaden, contrabandean, sub-facturan en aduanas, se dejan el impuesto de ventas y, como si fuera poco, se aferran a sus exenciones y exoneraciones fiscales; todo lo cual provoca una defraudación monstruosa que llega a cerca del 15% del PIB frente a un déficit del 5% y una deuda pública del 50% del PIB.
No olvidemos un punto que vamos a tratar en otro comentario: los inversionistas extranjeros y las corporaciones transnacionales – en particular las instaladas en zonas francas – tampoco tributan como deberían hacerlo. Se sirven del país, explotan sus servicios públicos e infraestructuras, y encima se burlan del gobierno y los ciudadanos porque rehúsan contribuir a financiar las inversiones que tanto le urgen al país para atender la educación, la salud, la mejora de la infraestructura física y otras impostergables necesidades.
En el otro extremo están los contribuyentes que sí pagan sus impuestos, especialmente el ineludible y regresivo impuesto de ventas, que es el mayor de todos. Son en su gran mayoría, una masa de asalariados de los sectores público y privado de medianos y bajos ingresos, sobre quienes descansa el enorme fardo de la tributación, pero que difícilmente pueden contribuir a cerrar la brecha fiscal por devengar muy bajos sueldos que no crecen; ya que los llamados aumentos anuales no lo son al tratarse de meros ajustes destinados, si acaso, a compensar el flagelo de la inflación, que irremediablemente se ensaña con ellos, razón por la cual sus ingresos reales están congelados.
He allí el meollo de la cuestión y la dificultad para llevar adelante una justa y balanceada consolidación que cierre las brechas y desequilibrios fiscales existentes, los reales, no los ficticios.
En síntesis, llegamos a situaciones tan sorprendentes como las que nos señala el exministro de economía de Grecia (27 de enero a 6 de julio de 2015), Yanis Varoufakis, en su libro ECONOMÍA SIN CORBATA (Ediciones Destino, 2015):
“- Los poderosos no quieren pagar impuestos para ayudar económicamente al Estado, que hace lo necesario para que ellos no pierdan su poder.
– El Estado se ve obligado a tener déficit y a aumentar sistemáticamente su deuda.
– Los poderosos, sobre todo los banqueros, encuentran la oportunidad de fortalecerse más, prestando al Estado (con intereses) el dinero que se oponen a entregarle como impuestos.
– Cuando ocurre el crac [como la crisis sucedida en el 2008, la cual aún nos azota], el Estado acude a salvar a los banqueros con dinero público, que en parte proviene del dinero que crea el Banco Central, así como de los impuestos, de recortes a ayudas y pensiones de los débiles, y de nuevos préstamos de otros poderosos (normalmente extranjeros).”
Se cierra así el círculo y el ciclo, ambos viciosos y mafiosos, de este fantasma que no nos abandona y que hace que el fraude tributario de los ricos y poderosos genere y reproduzca el persistente déficit en unas débiles finanzas públicas. Una situación que fuerza a los gobiernos a endeudarse más y más, y a pagar abultados intereses como servicio de una deuda que crece como bola de nieve. Por todo lo cual este fantasma, actor principal de un lamentable “drama económico” (así lo llama Varoufakis), no nos deja ni nos dejará tranquilos hasta que ambos, el círculo y el ciclo, sean cortados desde sus raíces en su doble función actual: como lucrativo negocio financiero y como mecanismo de reproducción y reciclaje de excedentes de renta de la clase dominante y sus aliados foráneos.
Pero, ¿quién se atreverá a hacerlo de veras y no de mentirillas? Por supuesto que no lo hará el actual Gobierno PAC-Solís, una comparsa dirigida por saltimbanquis políticos y fantoches mediáticos. Tampoco vemos dispuesto a algún un líder político con fuerza y apoyo suficientes, ni a un estadista, ni hay actor o fuerza alguna en el horizonte capaz de ejecutar la tan necesaria tarea.
Preguntamos entonces, ¿hasta cuándo seguirá el drama sin convertirse en una tragedia – como sucedió en la Grecia de Varoufakis – a manos de los “Hombres de Negro”, procónsules de la banca y los organismos financieros internacionales? ¿Habrá que esperar a que aparezcan esos sombríos y hoscos personajes de nuestra amenazante Troika: FMI- Banco Mundial-Wall Street, dispuestos a infundir miedo por doquier, intensificando el terrorismo monetario, la tortura fiscal y la asfixia del país y su economía mediante draconianas restricciones a la liquidez?
(*) José Luis Vega Carballo es Catedrático de Sociología Política de la UCR.
Se equivoca cuando afirma que el desequilibrio fiscal no esta en los gastos corrientes ni en la planilla del gobierno.Si no fuera asi no tendriamos problema alguno.
En efecto los que evaden y eluden los impuestos afectan en gran porcentaje lo recaudado.Pero no tiene logica establecer nuevos y mas impuestos,puesto que quienes los van a pagar son los mismos de siempre.Hay que enfatizar una mejor recaudacion de los impuestos actuales.
Las empresas en zonas francas han sido invitadas por el mismo gobierno a establecerse en el pais,y para ello el mismo gobierno,hacienda, les otorga privilegios tributarios que no tinen las demas empresas para que se afinquen en el pais paguen salarios y contribuyan con la seguridad social.CCSS.
Esta mas que comprobado que son 482 empresas en el pais las que llevan el grueso del pago de impuestos y lo recaudado.
Los servicios ,hoy dia un renglon tan importante es donde no se recolectan impuestos del todo.Son los profesionales que trabajan por cuenta propia,que luchan dia a dia a los que el estado debe tallar.Que dificil.