Acaban de transcurrir las elecciones municipales, que llamamos de medio período, con un resultado sostenido de la abstención ciudadana. Concluyendo en lo que se esperaba desde el punto de vista de quienes dedicamos un poco de tiempo a reflexionar sobre los movimientos políticos de nuestro país. Y la reflexión final es que el abstencionismo electoral es una lacra social, además de una lacra política. Desde este punto de vista podríamos decir que el abstencionismo electoral constituye un problema tanto político como social, y es por esta razón que afecta y permea todas las esferas sociales, políticas y económicas del país.
Los medios de comunicación, en su afán de mantener engañado al pueblo, publican largos reportajes a las absurdas elecciones municipales, sus resultados, y los magros triunfos de los candidatos. Y no dedican ninguna reflexión importante sobre la poquísima participación ciudadana. Y menos aún al hecho de que los elegidos lo han sido solamente porque sus partidarios fueron a votar. Esos son los votos que obtuvieron proporcionalmente al dinero que invirtieron en ello, y el pueblo no lo hizo.
Existen distintas razones que pueden justificar en alguna medida el abstencionismo electoral desde un punto de vista político, algunas de ellas son las malas campañas políticas, los malos representantes, los escándalos que involucran a los dirigentes del país con grupos que la sociedad rechaza, entre muchas otras. Todas las anteriores razones pueden constituir una importante base para defender la posición de abstencionista desde el ámbito político, sin embargo, muchos otros problemas surgen desde el seno del pueblo, quien por distintas razones se muestra apático y a su vez poco compenetrado con la práctica política.
Los dos fenómenos, o mejor, las dos causas (tanto la política como la social), suman un sinnúmero de adeptos que en nuestra sociedad, alcanzan a coaptar una alta proporción del padrón electoral.
El abstencionismo es sin duda alguna una de las constantes más importantes en nuestro sistema electoral. Cada vez que son citados los ciudadanos a las urnas, el número de personas que renuncian a participar de la escogencia de sus representantes estatales es cada vez mayor. Pero alrededor de este fenómeno electoral ha surgido una gran polémica, pues, aunque se podría decir que es evidente y prácticamente un axioma, el hecho que la falta de civismo es la causa prima del abstencionismo, existen indicios y muchas teorías que indican que el abstencionismo se debe a políticas nacidas en la percepción que se tiene en el pueblo sobre la política en general, en la corrupción, y en el total desagrado que se tiene en muchas esferas de la sociedad hacia los caudillos políticos del país.
En un bus de la ciudad de San José le escuché a una señora expresar que ella votaría por Araya porque, aunque sabía que no era honesto (en realidad uso otra palabra) y que era malo administrando el municipio, lo prefería a uno del que no conocía nada. Y pensé para mis adentros, esta es la forma de pensar de tantas personas que no reflexionan ni un minuto en la importancia de su voto y la idoneidad de los candidatos.
La participación en el proceso electoral (y en la vida política en general) constituye uno de los elementos esenciales de la vida democrática. Desde un punto de vista normativo, la literatura especializada ha identificado la consecución de una participación política y electoral elevada como uno de los requisitos necesarios para conferir legitimidad y dotar de eficacia al sistema político. Desde un punto de vista empírico, la investigación politológica reciente ha mostrado que el nivel de participación electoral constituye una variable importante para explicar variaciones significativas tanto en los resultados electorales. En sistemas políticos en los que los electores se hallan fuertemente ‘anclados’ en ciertas posiciones ideológicas o lealtades partidistas, es muy probable que la abstención constituya un elemento clave para explicar cambios en la distribución de votos en elecciones consecutivas. Los votantes tradicionalmente cercanos a un partido o bloque ideológico determinado raramente deciden votar por un candidato o lista electoral que no constituya su primera preferencia.
Aquellos votantes descontentos con la campaña o gestión gubernamental del partido con el que simpatizan castigan a este último mediante la abstención. Por la misma razón, la movilización de toda la base de sus electores potenciales constituye una de las claves de la victoria electoral de un partido político.
En las explicaciones psicológicas, la abstención se ha correlacionado con la existencia de un conjunto de actitudes individuales (hacia el sistema político) tales como desinterés, apatía y, en general, ‘desafección’ hacia la esfera política. En los modelos sociológicos, la variación de la abstención se ha atribuido, a su vez, a diferencias en factores estructurales, tales como la edad, hábitat, clase social y renta económica, que, al afectar los recursos personales (y, en parte, el grado en que las decisiones políticas afectan el bienestar individual) de cada elector, modifican la probabilidad de que cada elector vote.
Aunque estos modelos muestran una cierta validez para explicar el abstencionismo en las elecciones norteamericanas, su capacidad explicativa ha sido menor para el caso costarricense.
Tres son los problemas que se suscitan en estos estudios. En primer lugar, los factores estructurales, tales como estructura productiva, ingresos o urbanización, que desempeñan un cierto papel explicativo para las elecciones democráticas, parecen haber dejado de afectar el comportamiento abstencionista desde finales de la década anterior. En segundo lugar, los modelos sociológicos son incapaces, por definición, de dar cuenta tanto de las diferencias de participación en comicios de distinto rango como de las fluctuaciones temporales en elecciones del mismo nivel. Finalmente, los estudios sobre abstención se han llevado a cabo mediante técnicas multivariantes lineales, que introducen un grave sesgo en los resultados explicativos de variables dependientes dicotómicas (como es el caso de votar o no).
A fin de resolver los problemas de explicaciones puramente sociológicas, la abstención ha empezado a ser concebida entre algunos autores como un fenómeno determinado por factores de naturaleza política: el grado de identificación de los ciudadanos con las instituciones políticas.
Al examinar las causas de la abstención es apropiado concebir el acto de votar como el último paso en un proceso en el que cada individuo, en función de su nivel de motivación e interés en el proceso electoral, y tras considerar tanto el grado en que su acción es capaz de influir en las decisiones colectivas como los costes que le reporta votar, juzga mediante qué tipo de acciones y con qué grado de intensidad resultado adecuado participar en la esfera política y en la toma de decisiones colectivas. (Aunque esteenfoque se acerca al proceso de modelar la decisión de votar como resultado de realizar un cálculo estricto de costes y beneficios, nótese que la formulación que empleamos es menos estricta que una aproximación puramente racional.
La motivación política de cada individuo, el interés que éste muestra por la política y los costes y beneficios que le reporta la acción de votar vienen modificados, en primer lugar, por los recursos de que dispone. Por recursos se entiende los elementos que caracterizan a los electores y que estos emplean en el proceso de decisión y de participación política: conocimiento y educación, medios materiales y tiempo.
Dado que la decisión de participar requiere una inversión de recursos, es decir, un cierto coste, se ha tendido a concluir que aquellas personas con mayor tiempo, dinero e información tienen una mayor propensión a participar. El coste relativo de votar disminuye al tener más recursos. Asimismo, se presume que aquellos que tienen una mayor educación y experiencia tienden a sentirse más eficaces desde un punto de vista político y, en consecuencia, tienden a participar con más frecuencia.
El problema fundamental de ésta aproximación teórica es su incapacidad en explicar diferencias considerables en participación electoral entre países así como entre elecciones diferentes en un mismo país. Numerosos estudios empíricos muestran que las diferencias en participación debidas a diferencias en educación y renta son menores que las diferencias en participación en países diferentes. En otras palabras, los países con mayor participación electoral no necesariamente tienen un nivel de renta y educación mayor que los países con un alto grado de abstencionismo.
Me indigna profundamente la abstención. Me parece la actitud más antisocial e insolidaria que un ciudadano puede adoptar en un país democrático. No ir a votar es un desplante y un insulto a los conciudadanos. Mucho más que una actitud resultante de una coherencia ideológica, me parece la expresión de una desidia radical. Es el «menefreguismo» sistemático (del italiano «me ne frego», o sea «me importa un bledo»).
Es decir, «esto no va conmigo, pero me reservo criticarlo y descalificarlo, si no me conviene o me desagrada. Y además no voy a ocupar mi precioso tiempo en ir a votar, para que así las mayorías que resulten sean lo menos representativas posible y se debilite al máximo la sensación de legitimidad democrática de los elegidos.»
Me parece un despropósito que se permita la abstención. Al parecer se trataría de preservar la libertad de abstenerse, como una más, dentro de las que garantiza la democracia. Pero hay libertades que – por ser dañinas para el buen funcionamiento del sistema – deberían estar penalizadas por la Ley. Cuando al no hacerlo se está fomentando la abulia, el egoísmo y la insolidaridad social, entonces pienso que la sociedad debería protegerse de manera coercitiva, mediante el sometimiento a la Ley. La misma Ley que nos impone la obligación de pagar impuestos, para subvenir a los gastos de un estado social, sin que dispongamos de la libertad de no pagarlos.
Por ello, considero que la abstención electoral es una lacra social.
(*) Alfonso J. Palacios Echeverría
Significado de lacra
Una lacra es un vicio, ya sea físico o moral, que marca a la persona que lo tiene. En algunos países latinoamericanos, el término se utiliza para nombrar a la persona depravada o malvada.
Yo no sabía que era un depravado o malvado por no votar por las verdaderas lacras de este país, a este periodista se le ha olvidado que Dios nos dió libre albedrío, tengo el derecho de tomar mis decisiones,ya sean negativas o positivas,ya es mucha la esclavitud en que nos tiene el sistema para que nos obliguen a votar por los corruptos, sería el colmo, o que piensa el señor periodista, que por su malestar a la abstención , todos tenemos que pensar igual que usted,con todo el respeto que usted se merece, pero no estoy de acuerdo, debió utilizar la palabra resentidos en lugar de lacras, porque yo no me considero un depravado o una persona mala, solo porque no había ningún candidato que me convenza en estas votaciones, ¿cuales opciones había?ninguna, solo los corruptos de siempre PLN corruptos,ML otros corruptos estafadores de TSE,PUSCH corruptos, PAC ineptos,PASE otros sinveguenzas que lucran con sus enfermedades,partidos cristianos que están en contra de los derechos humanos y los otros partidos, que provienen de los anteriores partidos políticos, los resentidos que no pudieron recibir teta política porque no les dieron pelota,…jamás voy a seguir votando por un alcalde, cada vez pagó los impuestos municipales, me llega como el valor del alquiler de una casa,como si yo tuviera una mansión , como si los impuestos que pagamos son devueltos a la comunidad,hay que ver cómo están taqueadas las alcantarillas y se inundan las ciudades, la basura cuando la recogen la dejan esparcida,las aceras es un asco,etc en solo bulevares en festivales estúpidos de la luz en las pachangas de los empleados de las municipalidades se van los impuestos y toda clase de chorizos, usted periodista cree que estamos muy contentos que nuestros salarios solo sirven para pagar y pagar, mientras que los ricos son los que menos pagan, porque son los amiguitos de estos alcaldes o partidos políticos,pues que voten los ricos a ellos si les conviene a nosotros los de piso de tierra,se nos acabó la paciencia y nada ganamos,solo nos queda pagar los salarios a estos corruptos para que sigan viviendo como ricos, y el pueblo lamentando haber votado por estos desgraciados vampiros que nos chupan nuestros salarios,además que podemos hacer si en este país las élites millonarias son los que dirigen a los gobiernos,junto con las otras élites internacionales, la democracia en este país ya no existe, somos simplemente el ganado o borregos que les dan el voto, nos utilizan porque no gobiernan para el pueblo , gobiernan para los millonarios,así que mientras este pueblo no cambie sus actitud de dejar de votar por estos corruptos, vamos a seguir igual, por lo tanto yo no voto ,hasta que los partidos políticos corruptos dejen de elegir los alcaldes y diputados,que los elija el pueblo y que cualquier ciudadano profesional tenga el derecho de participar sin necesidad de partidos políticos, que bastante dinero se gasta el TSE con nuestros impuestos ,para pagar las campañas a estos inmorales partidos corruptos.
Lo que usted expresa se lo he escuchado a mucha gente decepcionada por la impotencia del cudadano, quien tiene que pagar altos tributos para mantener la burocracia y las regalias de muchos. Mi criterio es que el gasto que realizo el TSE fue muy alto para resultados tan pobres. Se esta derrochando dinero en un sistema que no funciona para el pais. El que mas dinero gaste en clientelismo politico, ese gana. Las lacras son las argollas politicas, no el ciudadano decepcionado de nuestra democracia.
Iba a leer el artículo pero me parece más interesante el comentario de Jonathan. Si ya se le olvidó lo que vio en la escuela, entre a wikipedia, busque «sistema electoral costarricense» y vea con base en qué se calcula el 40% que se requiere para ganar en primera ronda. Dese cuenta de que por mentecatos como usted es que quedan electos siempre «los mismos de siempre», como apuesto que le encantaría decir. En vez de quedarse en casita pensando en cómo el gobierno y los ricos se roban su plata, vaya y vote por un partido pequeño y sin posibilidades. Así expresa su descontento sin ayudar ingenuamente a quienes cree estar atacando con su abstencionismo. O vote en blanco, es casi lo mismo para tal efecto.
Eso para empezar. Un día de estos voy a promover que se seleccionen periódicamente algunas personas con características como las suyas, para que se les dé un paseo intensivo de unos 2 días por las instituciones gubernamentales. Usted cree saber lo que significa gobernar en un país como Costa Rica, cree saber exactamente cuáles son los problemas y la magnitud de estos, pero la realidad que demostró con su comentario es que es usted uno más del populacho. Envidioso, fariseo, con pereza mental. De los que le echan la culpa de todo lo malo que pasa a cualquier ente más grande que usted. Posiblemente de los que mete en el mismo saco la razón por la que su municipalidad no le recoge su basura, con la razón por la que el desempleo no bajó durante el gobierno de Solís. De los que se sienten moralmente cómodos con criticar. Tal vez tenga razón en algunas de las cosas que repita como loro, pero al menos se llevaría de su visita algunas lecciones objetivas que podría compartir con sus cercanos. No le van a creer cuando se los diga, le van a decir que en realidad el país «no avanza» porque todos los políticos son unos choriceros o unos ineptos. Pero poco a poco se van sembrando semillas de verdadera criticidad informada en la ciudadanía. Por lo pronto, mientras no entienda de lo que habla, es libre de poner lo que le dé la gana en redes sociales. Pero no dé por sentado que usted sea parte de la solución.
lacra.
De or. inc.
1. f. Secuela o señal de una enfermedad o achaque.
2. f. Vicio físico o moral que marca a quien lo tiene.
3. m. y f. Cuba, R. Dom., Ur. y Ven. Persona depravada.
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Como se ve en la definicion de la Real Academia Española de la lengua, solamente en Cuba, Republica Dominicana, Uruguay y Venezuela la palabra tiene el significado deformado, el verdadero es el de vicio fisico o moral.No se puede interpretar en Costa Rica como si estuvieramos en Cuba o Venezuela.
Realmente es un vicio moral el no ejercer los derechos que uno tiene en su pais, dejando que los corruptos manipulen las elecciones para acaparar los cargos y asi utilizarlos para toda clase de excesos y latrocinios. Comprendo el disgusto del señor que hizo el largo comentario, pero deberia reflexionar sobre su pasividad. Los males poliicos se curan luchando contra ellos, no asumiendo una actitud pasiva que es suicida.
Ricardo Vilaforte Pons, se le olvida a usted que en el 2014 votamos por un partido(PAC) mas de un millón de personas, dimos el voto por el cambio, y mire usted el gobierno que hoy tenemos un fracaso, los que siguen gobernando son los corruptos que están en la asamblea legislativa ,puesto que el PAC no tiene mayoría de diputados, los malos políticos siguen gobernando este país aunque se quiera hacer un cambio,ya lo dije mi respetado Ricardo Vilaforte Pons, hasta que los partidos políticos dejen de elegir los alcaldes y diputados ,yo volvería a votar,saludos
Alfonso, le queda grande su intento de hacer lectura científica y más grande le queda calificarnos, al 65% de la población en condiciones de votar, como lacras.
Representantes políticos que adeudan cifras millonarias a la Caja, con juicios pendientes por trafico de influencias, prevaricato, abusos deshonestos… Pero, según sus amplios estudios, los lacras somos los abstencionistas.
Usted parte de un principio impuesto que espera imponer como un acuerdo general, que es el mismo principio de la democracia burguesa, «La participación en el proceso electoral (y en la vida política en general) constituye uno de los elementos esenciales de la vida democrática».
Defina primero que es democracia, que es vida democrática, que es participación, qué es proceso electoral, qué es política y su diferencia con la política en general como totalidad o determinación de una totalidad más amplia…
Le sugiero dejar de recurrir a la ofensa, a los epítetos despectivos, al intento de hacer un análisis»objetivo», porque usa datos, cuando su lectura está cargada de ironía, es politizada y sectaria.
Quienes NO votamos o No validamos el circo político de la institucionalidad formal NO quiere decir que NO participamos de la vida política real y cotidiana de este país.
Siga intentando usted, con sus acercamientos, hacerse un campito como analista en los aparatos ideológicos que han cooptado la política, la secuestran diariamente y le privan, como institución femenina que es, de hacer la vida posible.
Mucha suerte Alfonso… Quizá Jhony, que ya ha sido contratado, lo pueda contratar.
Si nos llama lacras al 65% del electorado ¿Cómo llamarlo a usted tras su ofensiva y miope lectura?
Caramba Alfonso, hoy como que no ha sido tu dia.Solo tu escudero te defiende !
Esto me recuerda el viejo refran que dice «No hay peor cuna que la del propio arbol «.
Pienso parecido a don Alfonso pero no de manera tan radical.
Desde mi humilde punto de vista; la apatía que siente el costarricense en las elecciones municipales o presidenciales, se debe muy probablemente, a que no se siente representado por ninguna tendencia política; desgraciadamente la mayoría de políticos en este país, en campaña prometen una cosa y una vez en el poder, se olvidan de sus promesas. y aunque hubiese un pequeño grupo en el poder con ganas de hacer bien las cosas, la enorme maquinaria burocrática termina abrumándolo, porque la telaraña del clientelismo y la corrupción extiende sus tentáculos, por donde menos se imagine.
La tolerancia se me agota con tal conjunto de arrebatos autoritarios, que lo lleven al siquiatra. Con poder sería Hitler o Stalin, más o menos.
Creo que en el fondo todos los comentarios incluyendo el del señor Palacios tienen un poco de verdad. El problema está en que son contrapuestos y surgen con diversas motivaciones a pesar de que si se analizaran extrayendo la verdad que hay en ellos, todos coincidirían. En un debate muy acalorado entre dos personas, lanzándose incluso insultos, pueden tener razón ambas. Vivimos tiempos de mucha confusión donde los valores firmes que antes existían se han perdido. Además, hay una gran decadencia tanto en los países que antes eran referentes como en lo que se ha llamado periferia. De modo que no es de extrañar que la gente piense y sienta de esa manera. Mi opinión es que el abstencionismo no es bueno y sé que en lo profundo de su mente, aquellas personas que criticaron el artículo también estarán de acuerdo si se toman tiempo para meditarlo. Creo que el Estado debía de obligar a la gente a votar. Con esta medida probablemente se enriquecería la democracia ya que habría más partidos políticos y, probablemente se metería la gente honesta en ellos que ahora se abstiene por no verse reflejada en ninguno de ellos. También pienso que el TSE le ha fallado a la democracia porque no ha modernizado el sistema electoral y porque no ha garantizado por ley un financiamiento mínimo a todos los partidos para que puedan trabajar mejor en las campañas y alcanzar una mayor votación.