Si bien las recientes elecciones municipales ya han sido sujeto de todo tipo de análisis, hay una variante que creo, es justo resaltar. Dos partidos en particular sufrieron una notoria debacle en los pasados comicios; el Movimiento Libertario (ML) y el Partido Renovación Costarricense (PRC), quedando ambos sin sus únicas dos alcaldías, no obteniendo ninguna nueva y reduciendo notoriamente su número de regidores.
Claro que ambos partidos tienen dos cosas en común: escándalos judiciales que llevan a juicio a figuras destacadas de sus partidos por un lado, y un deshonroso puesto como los partidos que más se han caracterizado por antagonizar a ciertos grupos de costarricenses. Dudosamente una coincidencia.
Si bien la prensa neoliberal ha hecho todo lo posible por señalar los resultados municipales como un fracaso para partidos progresistas como el PAC o el FA, lo cierto es que en el primer caso preservó su cantidad de alcaldes y le sumo uno en coalición (logro no poco destacable enfrentando un gobierno impopular) y en el segundo aumentó considerablemente su representación en los concejos municipales, obtuvo la primera alcaldía en la historia de la izquierda y dos vicealcaldías en coalición. Sí, es verdad, que un partido oficialista latinoamericano normalmente obtendría muchos más alcaldes en cualquier otro país, y sí es verdad que la dirigencia frenteamplista aspiró a mejores resultados y se ufanó de tener una estructura disciplinada; es decir, en ambos casos no cumplieron las expectativas fijadas, pero describir sus resultados como “fracaso” vendría siendo el equivalente a decir que un equipo fracasó al ganar un partido 2 a 1 cuando había dicho su entrenador que planeaban ganar 4 a 0.
Dicho esto, lo que es innegable es el fracaso tanto del ML como del PRC. En el caso particular del ML es más notorio por tratarse de un clásico ejemplo del partido atrapa-todo, es decir, de un partido que se ha empecinado hasta el cansancio en obtener cuantos más votos sean posibles sin importar ninguna otra consideración, incluso si eso implica tener una ideología extremadamente elástica que varía cada cuatro años y postular a cuanta figura o celebridad se considere más o menos “popular”. En lo único que el ML pasa la raya es en lo referente a proteger los intereses de los grupos más poderosos del país en sede legislativa con su oposición a proyectos como la Ley de Bienestar Animal, Contra el Fraude Fiscal, declaración del agua como derecho constitucional, Renta Global, etc.
Pero una estrategia utilizada por el ML que ha sido especialmente lacerante es la estigmatización de ciertos sectores para convertirlos en chivos expiatorios. Esa táctica de satanizar a ciertos costarricenses como una forma de atraer votos y popularidad “denunciando” sus acciones y otorgándole las culpas de todo lo malo cuanto sucede. O incluso, dirían algunos, de distraer la atención.
Se inició en campaña con la demonización de otros por ser “chavistas” y “comunistas”, dirigida principalmente al Frente Amplio y sus seguidores. Una campaña sucia deliberada y millonaria por satanizar a otros ticos. Personalmente no comparto la ideología del Frente Amplio ni voto por dicho partido, pero considero como costarricense que, como en toda democracia, cada quien tiene derecho a votar por el partido de su preferencia sin que por eso deba yo sentir hostilidad u odio hacia ellos. Asumo que todo partido político legal del país ha cumplido con los requisitos constitucionales y jurídicos y que, si el Tribunal Supremo de Elecciones admite sus candidaturas, es porque es un partido que cumple con las leyes y la Constitución. No siento ninguna simpatía por el actual gobierno de Venezuela que me parece bastante cuestionable en muchos aspectos que no viene al caso enumerar, pero me parece que algunas personas padecen de una obsesión con Venezuela como si fuera el único país de Latinoamérica con un gobierno corrupto y autoritario y no (tristemente) uno de muchos (la mayoría, por cierto, en manos de la derecha como Guatemala, México y Honduras).
Pero indistintamente de mis diferencias con el FA y con su ideología, veo con preocupación cómo se empezó a sembrar el odio entre hermanos costarricenses por las preferencias partidarias. ¿Cuándo pasó eso? ¿Cuándo empezó la gente a polarizarse y a ser hostil entre sí sólo por razones partidarias? Recuerdo que cuando era niño el día de las elecciones había en la familia y en el barrio gente del PLN, del PUSC y de Fuerza Democrática que convivían en paz y celebraban juntos la fiesta democrática ¿cuándo se perdió eso? La campaña de Guevara atizando los ánimos sólo vino a empeorar esta tendencia.
Pasadas las elecciones el siguiente blanco de Guevara fueron los empleados públicos. De nuevo, me indigna tanto como a cualquier costarricense los abusos que se dan en algunas instituciones públicas y con algunos funcionarios estatales, siendo quizás Recope y Japdeva los casos más desvergonzados. Pero la retórica guevariana sobre este tema resultaba particularmente alarmante. Más allá de que muchas de sus denuncias hacia instituciones como el ICE y la UCR me parece que fueron contestadas de forma apropiada (por ejemplo, que un conserje gane un millón al mes tras casi dos décadas de trabajar ininterrumpidamente y por ende por acumulación de anualidades, o que le dieran el almuerzo a empleados del ICE que resultaban ser ni más ni menos que tuneleros que no tenían muchas opciones de ir a comprar algo en media montaña, fueron la clase de cosas que me terminaron diciendo más del acusador y su falta de solidaridad con los más pobres que del acusado), lo cierto es que sembrar cizaña entre la población pronto se tornó característico del Libertario.
Podía verse a las personas genuinamente enfurecidas contra los empleados públicos y como se iba abriendo una herida entre el sector público y el privado como si fueran dos enemigos y no hermanos costarricenses. Soy del sector privado, pero tengo amigos del sector público que trabajan mucho y muy duro, y me pregunto ¿Qué haríamos sin empleados públicos? ¿Sin policías, bomberos, guardaparques, recolectores de basura, maestros, cocineras de comedores escolares y sí, también los oficinistas del Estado? ¿tenemos idea como ticos de lo afortunados que somos de tener un Ebais y una escuela en prácticamente todos los distritos del país, cosa muy inusual en Latinoamérica? ¿Es esta clase de retórica irresponsable y que genera la brecha entre hermanos emitida por el Trump tico la que queremos para la política de nuestra nación? No hay nada malo en denunciar, pero sí lo hay en satanizar deliberadamente a todo un grupo de personas.
Y el resultado fue obvio; el castigo en las urnas. No diré que dicho castigo sea solo por esa razón, es posible que muchos ciudadanos piensen que las denuncias de Guevara eran bienvenidas y hasta dignas de agradecer, y no dudo que el escándalo de corrupción que llevó a una condena de cárcel por estafar al Estado a personeros de alto rango del ML no ayudó tampoco. Pero también es cierto que tanto en las elecciones de 2014 como en las de 2016 el ML sufre sus peores desastres justo después de sus más polarizantes campañas.
El caso de Renovación Costarricense puede ser similar. Más allá, nuevamente, del impacto que el arresto de Justo Orozco por presunto abuso sexual pueda haber hecho al partido. Lo cierto es que los otros partidos “cristianos” como Restauración y Alianza Demócrata Cristiana no parecieron suplir el vacío dejado si fue motivado sólo por el caso judicial. Es innegable que la posición de estos partidos de demonizar a sectores de la población por razones como su orientación sexual, el tipo de música que escuchan (recordemos que en el pasado han buscado impedir la realización de conciertos de música rock en el país) o su opción religiosa o ausencia de ella o bien su oposición a procedimientos científicos como la FIV y la contracepción de emergencia lejos de dañar su imagen entre su electorado les consolida. Pero ese electorado es muy marginal y básicamente se extrae de los sectores más ultraconservadores del extremismo religioso del país.
Acá es donde pongo en duda que tan cierto es que el tico promedio coincide con las posturas de Justo Orozco y compañía. Sí, es un país conservador y religioso, pero si hubiera una visión favorable hacia esas posturas, o al menos hacia todas, PRC y sus clones serían partidos mucho más grandes de lo que son. Casualmente su dificultad es que no logran atraer electores fuera de un nicho muy específico, pero es digno de admirar que no han caído en la tentación libertaria de alterar su discurso con tal de atraer cuanto voto sea posible.
El caso es que los resultados de PRC denotan, guste o no, que el discurso de odio no gana réditos en el país en la práctica y aíslan a los partidos del electorado mainstream. Probablemente hay muchas causas para la debacle del ML y de PRC, y habrá que ver aún como les irá en las elecciones legislativas de 2018, pero por lo pronto a aquellos de nosotros que creemos en una democracia propositiva y que se fundamente más en ideas y propuestas que en satanizar a otros costarricenses por diferentes motivos, nos queda alegrarnos de que dichas actitudes no dejaron fruto electoral. ¡Por dicha!
(*) Daniel González es escritor
Don Daniel, el PAC NO ES un partido progresista. Es un partido de CENTRO, más identificado con lo bueno de ls Social Democracia. Ese mote de «progresista» que se lo endilguen a los FA, que están felices. Y, de paso, una invitación a que los «progres» del PAC, engrosen las filas del FA, que ahí estarán más cómodos.
Y sí, el PAC sufrió una desastrosa derrota el 7 de Febrero de 2016
Por qué ese discurso de odio, amigo? Parece que concuerda con el perfil que el camaleónico ML tristemente ha adquirido…
Un partido de centro es un partido de nada, se puede ser más o menos esto o lo otro, pero ser de centro es como ser neutral y eso no existe. El PAC es desgraciadamente un rejuntado de un montón de cosas y por eso se atacan entre ellos mismos y por eso no han podido hasta ahora hacer un gobierno de verdad, el PAC me recuerda a la colación Unidad que llevó a Rodrigo Carazo a la presidencia, nomás habían llegado ahí comenzaron los disparos entre ellos mismos, y si no fuera por la gran personalidad de don Rodrigo y carácter determinado todo hubiera sido un desastre. No se porqué tienen miedo de definirse, si quieren quedarle bien a LN, teletica, repretel y otras pestes están jodidos porque ya ellos tienen sus favoritos.
Bueno don Fernando en honor a la verdad todos los partidos tienen pleitos internos, le recuerdo las luchas en el PLN entre arismo y figuerismo, las luchas dentro del PUSC entre calderonismo y picismo (que ya dio con la salida del calderonismo por cierto) y ahora el FA entre «troskismo» de Ligia Fallas y el resto que no se que son. El único sin luchas internas es el ML porque Otto Guevara lo maneja como su feudo personal.
Pero sí tiene razón en lo de los paralelismos entre el actual gobierno y la Coalición Unidad, incluyendo el hecho de que así como Carazo tuvo entre sus mayores opositores a Calderón de su propio partido, así lo tiene LG Solís con Ottón del suyo.