Platón, en su diálogo La República, esgrime algunos de sus ideales sobre cómo debe ser una sociedad bien organizada. Destaca, como parte esencial de tal organización, la necesidad de que, quienes lleguen a puestos de mando y con potestad de tomar decisiones, cuenten con la capacidad de acercarse a la contemplación de las ideas. Estos ideales se plasmaron en la organización de las Polis Griegas, pues, el Areópago, en la mayoría de los casos, estaba conformado por personas con grandes dotes de conocimiento y conciencia de las necesidades sociales. Es nuestro sistema político y democrático, esta serie de ideales, deben acompañar a quienes, cada cuatro años, tenemos el privilegio de escoger a nuestros líderes políticos, y sobre todo, a aquellos que se encargan de ocupar las curules legislativas.
Nuestra Constitución Política, dedica su título noveno, a la función del Poder Legislativo, regido por varios procedimientos, mediante los cuales, puede materializar sus mandatos Constitucionales y de engranaje del Estado. Dentro de sus competencias, la Asamblea Legislativa tiene la propia función legislativa, la constituyente, la cuasi jurisdiccional, la presupuestaria, la administrativa y la de control político, entre otras. Sin embargo, hay que tener presente que el Legislativo, se constituye, además, como representación y expresión política, lo que pone de manifiesto su naturaleza política. A partir de tales consideraciones, se justifica que se rija por criterios de necesidad y oportunidad política, dotando de gran discrecionalidad a quienes lo integran, es decir, su naturaleza permite a los diputados la libre valoración de las circunstancias y de los eventos. Es en ocasión a esta característica, que se encuentra gran mérito en lo señalado por Platón en el precitado diálogo, siendo que, en el presente siglo, la política nacional, se ha alejado de tal ideación, con la consecuente crisis de la clase política y la falta de credibilidad ciudadana en ella.
En el juego del péndulo gobernabilidad-representatividad, con el rompimiento del bipartidismo en el año 2002, el Congreso se copó de representación de sectores muy heterogéneos –el colgante giró hacia la representatividad-, lo que, hasta cierto punto, ha tornado la función legislativa un tanto más compleja, dificultando la toma de acuerdos y consensos políticos, provocando en ocasiones, una atrofia legislativa. No obstante, resulta de importancia aclarar que, el mal funcionamiento parlamentario, no se debe solamente, a la conformación diversa de la Asamblea, sino que, en muchas oportunidades, se debe a la falta de la voluntad política, la cual se aleja de las concepciones de bien común.
Ahora, hechos recientes y los vientos que corren por nuestro sistema democrático, presentan una posibilidad de reivindicación de la clase política. Esto surge de la función administrativa de la Asamblea Legislativa, la cual le otorga la potestad para el nombramiento de puestos claves para la institucionalidad del país. Actualmente, se encuentra pendiente el nombramiento de varios cargos del Poder Judicial y del Poder Ejecutivo. Desde Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, la ratificación de varios funcionarios recomendados por el Consejo de Gobierno, que esperan ser discutidos y electos en los siguientes meses. Para ser exactos, un magistrado propietario para la Sala Segunda, uno para la Sala Tercera, y un magistrado para la Sala Constitucional, así como la elección de ocho magistrados suplentes para la Sala Tercera, el nombramiento de miembros de la Junta Directiva del Banco Central, y el nombramiento de quien ocupe el puesto de jerarca de la Procuraduría General de la República y el jerarca de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos. Se suma a esta lista de pendientes, la promulgación de una ley que regule el procedimiento de Fertilización In Vitro, la Ley para Mejorar la Lucha contra el Fraude Fiscal -proyecto de ley que cuenta con más de quinientas mociones-, Ley de Fortalecimiento del Instituto Costarricense de Ferrocarriles y Promoción del Tren Eléctrico Interurbano de la GAM, Ley Sociedades de Convivencia, el Proyecto 18496 -Reforma constitucional de los artículos 75 y 195, a la que le restan, aproximadamente, cinco meses antes del vencimiento del plazo-, entre otros.
Finalmente, retomando la figura de Platón, es relevante indicar que este fue discípulo de Sócrates, quien se pasó parte importante de su vida, preguntando a los ciudadanos atenienses, sobre algunos paradigmas y dogmas sociales, no con el fin de preguntar para saber, sino para saber que se puede preguntar y preguntar, y perfeccionar concepciones e ideas, y por ende, comportamientos. Así, surgen varias interrogantes en torno a la función de nuestra Asamblea Legislativa, dentro de la que resalta la capacidad de nuestros diputados para analizar las vicisitudes por las que atraviesa nuestro país, sobre si sus ideales se apegan a aquellos que han permeado el desarrollo de nuestro país, así como cuál es la ruta o decisiones que deben tomar para el fortalecimiento de nuestra institucionalidad y del Estado Social y Democrático de Derecho. Por dicha, el juego democrático presenta una nueva oportunidad de reivindicación de nuestra clase política, y con ello, continuar con nuevas interrogantes en torno a la política de Costa Rica.
Luis Andrey Mora Gamboa es Abogado