La operación militar rusa en Siria ha sido un claro ejemplo de que en un mundo geopolíticamente tan complejo como el de hoy, se puede predicar con el ejemplo y demostrar que aún existe voluntad política para buscar una recomposición mejor equilibrada del poder en las Relaciones Internacionales. A pesar de todos los detractores pro atlantistas que se han dedicado únicamente a atacar a VladimirPutin y a Rusia en los últimos años, la transición en la que se encuentra el Sistema Internacional ya no es posible sin la participación de esta nación, una que busca defender su espacio vital así como sus intereses sin necesariamente caer en el mismo juego del doble racero tradicional que ha caracterizado a Occidente, mientras podemos observar que el viejo orden unipolar propio de fin de la Guerra Fría y de la caída del bloque Soviético tiene sus días contados.
Objetivamente, ha sido una operación militar transparente, casi perfecta sino hubiese sido por la muerte de dos generales rusos a causa de un ataque con un coche bomba y la baja que sufrieron por la puñalada a traición recibida de parte del ejército turco, quién derribó uno de sus aviones sin que éste hubiese violado el espacio aéreo de ese país. Una de las razones hechas públicas sobre el motivo para el derribo, fue que la inteligencia rusa contaba con información clara sobre el negocio ilegal y los vínculos ocultos entre el gobierno turco y el Estado Islámico al comprarle su petróleo (donde hasta el hijo del presidente Erdogan se vio señalado como uno de los que mantenía dichas relaciones comerciales con los terroristas) y además, encontraron unas de las rutas provenientes de Turquía por las cuales se abastecía de armas, municiones y hasta combatientes a dicho grupo terrorista, por lo que parte de la misión era localizar y desarticular dichas rutas.
El argumento de Turquía fue que el avión ruso había violado su espacio aéreo y ellos simplemente se estaban defendiendo, este acontecimiento tensó muchísimo las relaciones entre ambos países y Estados Unidos, el mismo Putin mostró su preocupación diciendo que lo confundían este tipo de acciones debido a que por la naturaleza de las mismas, parecía que estaban poniendo a la OTAN al servicio del Estado Islámico y no en favor de la causa que ha sido la bandera de lucha e intervención de Occidente en la zona por más de 15 años.
Como parte de los resultados de la presencia rusa en Siria, los medios internacionales hablan de más de 9000 vuelos de combate, más de 400 localidades liberadas, se destruyeron más de 200 instalaciones de producción y procesamiento del petróleo del enemigo, el Ministro de Defensa ruso ha informado también que se eliminaron alrededor de 2000 combatientes radicales y 17 jefes militares.
Otro de los objetivos que desde el pasado 30 de setiembre se plantearon (fecha en que se acuerda el inicio de la intervención militar sobre ese país) se cumplió: mantener la integridad territorial de Siria. Para el día 6 de octubre, en una semana de operación, la aviación rusa había logrado lo que en un año, los Estados Unidos y la coalición no había podido hacer. Incluso, hay analistas internacionales un poco más críticos, que en sus planteamientos argumentan que los norteamericanos lo que han hecho es bombardear la institucionalidad siria con el fin de provocar la caída más rápida de Bashar Al Assad, mientras fortalecen a los rebeldes y agudizan la situación con los kurdos con la ayuda de Turquía, esto desde luego estaba favoreciendo el fortalecimiento del Estado Islámico en Siria, agravando la guerra y todo con el fin de forzar una transición política y poner un gobierno afín a los intereses atlantistas.
A cinco años del inicio de un conflicto que no debió ser, al igual que la situación Libia o demás países que han sido desmembrados en nombre de la democracia occidental, Rusia en cuestión de casi 6 meses ha logrado limpiar Siria, devolverle la tierra al pueblo y ahora sí, una vez que la amenaza mayor está disminuida, como nación independiente y soberana, con la colaboración internacional correspondiente, se pueda negociar y llegar a un acuerdo de paz que permita traer esperanza y luz a sus habitantes, quienes en realidad han pagado la factura por los errores y abusos que el poder provoca. Al César lo que es del César y a Rusia el reconocimiento por la brillante movida realista, pragmática, soberanista y contundente que ha realizado para que el panorama y el escenario de Siria mejore.
(*) Mauricio Ramírez es Mágister en Estudios Latinoamericanos.