Vamos a hacer esta intervención de control político bajo la sombrilla del escándalo que hemos tenido durante las últimas dos semanas referido al tema de las revelaciones de los Panamá Papers, sus efectos y consecuencias en Costa Rica, y el tipo de prensa y cómo se ha manejado el tema detrás de los diferentes medios de prensa electrónicos, escritos y televisivos.
El domingo 3 de abril, el mundo fue sacudido por las asombrosas revelaciones que hace la prensa mundial sobre la forma en que grupos políticos y empresariales han coludido diversas formas de hacer negocios, a través de la banca offshore, para colocar capitales y ganancias fuera de territorios nacionales, donde inicialmente fueron generados.
La terrible combinación de paraísos fiscales, más banca offshore, muestra un sendero llano casi hacia la felicidad perfecta de algunos, con un Estado que no moleste, impuestos nulos y risibles, pero eso sí, cero solidaridad fiscal y mucho menos hablar de moral en el mundo de los negocios, específicamente en los mercados financieros, donde las jugosas ganancias rara vez combinan con la moral o valores espirituales, insisto.
Sin duda, estamos en presencia de una de las formas más odiosas de crear inequidad y desigualdad social a velocidades vertiginosas. Y esto cobra mayor relevancia en la región más desigual del mundo, entiéndase donde hay muchos con carencias vitales significativas y pocos —muy pocos por cierto— aún en nuestro país que empiezan a amasar fortunas obscenas.
Las estratagemas desplegadas por el bufete Mossack Fonseca y sus ramificaciones por todo el mundo, incluyendo Costa Rica, solo ha sido posible develarlos gracias a la acción metódica y crítica del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, que en el país nuestro tiene presencia a través de ameliarueda.com y el Semanario Universidad.
Dudo que periodistas y medios mundiales de la talla de Le Monde, París, Francia; The Guardian, Londres, Inglaterra; L’espresso, Milán, Italia; BBC Panorama, en Inglaterra; Cadena Univisión en los Estados Unidos y América Latina, o El Diario Alemán Süddeutshe Zeitung, se hayan jugado su prestigio al divulgar informaciones inciertas, imprecisas, inexactas e incompletas, como algunos políticos y empresarios costarricenses han tratado de insinuar, al minimizar los efectos y consecuencias de semejantes revelaciones y de esa manera desviar el interés de la opinión pública nacional.
Ante semejante escándalo por la magnitud de los hallazgos en Panamá, que incluye a políticos y empresas costarricenses, las desviaciones que en materia fiscal, tributaria y penal que puedan surgir, tienen asustado a más de uno y por eso han recurrido a toda clase de artimañas y verborreo para que ojalá de este tema no se hable, ni aquí en el Plenario, ni haya eco en los medios de prensa.
Cada día que pasa surgen más informaciones que nos convencen de una forma cada vez más dudosa de hacer negocios, expatriar capitales y eludir el pago de impuestos, como nos lo comparte el premio Nobel de Economía, el norteamericano Stiglitz.
De poderosos empresarios costarricenses ha aparecido el nombre en ese enjambre de correos electrónicos, memorandos, copias, imágenes, y más etcéteras.
Ha caído el primer ministro irlandés en Europa, y tanto el premier Cameron en Inglaterra como el presidente Barack Obama en los Estados Unidos, han hecho mención a la urgencia de que en sus países la administración tributaria inicie investigaciones para determinar la posible comisión de fraude y elusión fiscal.
Este tema pone de relieve la creación de sociedades anónimas de papel con insospechadas intenciones. Ya advertían días atrás los personeros del Instituto Costarricense sobre Drogas, en el marco de la discusión del registro de accionistas en el proyecto contra el fraude fiscal, que es materia de conocimiento en la Comisión de Asuntos Hacendarios, cómo esta es una de las prácticas más comunes de legitimación de capitales.
Aquí en Costa Rica ya el Ministerio Público y el Ministerio de Hacienda han anunciado la apertura de sendas investigaciones para determinar la conducta de abogados, empresarios y banqueros costarricenses.
Mossack Fonseca ha mantenido contactos comerciales con connotados bufetes costarricenses como Facio y Cañas; Gonzalo Fajardo y Asociados; Zurcher, Odio y Raven; Bufete Arias y Muñoz, según lo ha destacado la prensa en diferentes medios nacionales.
De la lectura de los documentos se desprende la existencia de una amplia, compleja y opaca red que moviliza flujos de dinero de una sociedad a otra, domiciliadas en diferentes países, pero cuyos dueños, sus beneficiarios finales, sí están en Costa Rica.
Este es de los temas que la ciudadanía costarricense demanda que sea discutido por sus legítimos representantes; o sea, compañeras y compañeros diputados, ustedes y yo.
No omito manifestar mi admiración, mis muestras de respeto y mi más sincera felicitación al señor Ernesto Rivera, director del Semanario Universidad, y a su cuerpo de redactores.
Mientras que hoy el periodismo costarricense, por lo general, está de capa caída, contándonos sobre el último chisme de la farándula nacional, sobre en cuál vuelta se echó el perro o sobre las escaramuzas de la aldea política nacional, este grupo de valerosos y valerosas costarricenses enciende la tea para recordarle al país que aún hay decoro y espacio para el ejercicio libre de esta noble profesión que es el periodismo.
Allí donde hay dudas y oscuridad, la antorcha de la verdad, cual lámpara de Diógenes, debe iluminar a las gentes para que brille la verdad y desentrañar los entuertos tejidos de mala fe y latrocinio.
Don Ernesto —a quien no conozco— y su equipo transitan por la misma senda labrada con independencia, tenacidad y rigor, definidos por Manuel Formoso, Carlos Morales, Mauricio Herrera y la galardonada por el Premio Nacional de periodismo Pío Víquez, Laura Martínez. Esa es la senda correcta de objetividad y veracidad en el manejo de información tan delicada como la que nos han compartido en este momento.
Y como lo hicieron también durante el segundo semestre del 2007, cuando se difunde el funesto memorando del miedo, redactado por Kevin Casas, vicepresidente en aquel momento, y Fernando Sánchez Campos, diputado de la República en ese entonces.
Gracias a la acción del Semanario, el pueblo costarricense pudo conocer los entretelones de este tipo de prácticas financieras ejercidas por banqueros y la presumible evasión fiscal.
Estoy plenamente convencido de que este tema convoca, nos convoca, señoras diputadas, señores diputados. Y toca las fibras de la decencia, de la honestidad del alma del pueblo costarricense, más aun en un contexto de reforma tributaria que indefectiblemente contribuye a un aumento en el cobro de los impuestos.
Este tipo de prácticas no lo puede desarrollar el dueño de la pulpería de la esquina o la dueña de la sodita del mercado. Solo un reducido grupo de empresarios y banqueros tienen acceso a este tipo de subterfugios legales y malabares jurídicos.
Temas como este y la caída en esta semana de una tercera narcoavioneta confirman lo que realmente debería discutirse en este Plenario. Estos son los grandes temas que realmente nos convocan y lo que están esperando los costarricenses de partes de nosotros, diputadas y diputados.
Invito a la prensa para que, en efecto, pueda generar resonancia y, de una vez por todas, tengamos claridad de qué es lo que quiere y nos demanda el pueblo a cada uno de nosotros.
Ojalá discutiéramos la posibilidad de crear una comisión investigadora sobre este destape en Panamá. Recientemente la prensa titula que el Instituto sobre la Renta en los Estados Unidos presenta y señala a Costa Rica como ejemplo clarísimo de lavado de dinero.
Hay que separar la paja del grano. Un país donde al tiempo se le dé su verdadero valor. Debemos avanzar en el abordaje serio de aquellas iniciativas de ley que apuntan a hacer al país un mejor lugar que habitar, un sitio más seguro donde haya más trabajo y bienestar.
Nos esperan, compañeros y compañeras diputados proyectos como la aprobación del referido a la regulación y prohibición de relaciones impropias, la Ley de Fortalecimiento del Incofer por el cual clama este país, el fortalecimiento del CNP para el fortalecimiento del sector agrocostarricense, la Ley de Bienestar Animal, la reforma a la Ley de Tránsito, el convenio de ciberdelincuencia, convenio sobre navegación CVVT, la creación de la jurisdicción especializada en crimen organizado, la reforma a la Ley de Psicotrópicos, entre otros.
La agenda está llena, la agenda está pendiente, compañeros y compañeras.
Y esta misma semana también hay publicación en el mundo de la literatura de dos grandes obras sobre el periodismo que se requiere. Por un lado, Mario Vargas Llosa nos regala el texto Cinco esquinas, que trata sobre cómo el periodismo no debe hacer su trabajo, y también el desaparecido Umberto Eco, con su libro Número Cero, que invito a los diputados y a las diputadas a que lo leamos.
(*) Javier Cambronero Arguedas es diputado Partido Acción Ciudadana