Columna Poliédrica
Desde hace un tiempo vienen ciertas cabezas calientes proponiendo que es necesario convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. El argumento que han repetido, muchas veces, es que la institucionalidad costarricense se quedó obsoleta y que no funciona por culpa de una carta magna que no está acorde con el signo de los tiempos.
El argumento es total y completamente falaz. No es necesario convocar a una constituyente para arreglar los vicios que tiene el régimen político costarricense, ya que los cambios necesarios se podrían realizar por medio de reformas parciales a la carta magna; es decir, se trata de cambios que se pueden hacer con los procedimientos previstos en el mismo texto aprobado en 1949.
Se ha insistido por parte de ciertos “expertos” que debemos dejar de ser un régimen presidencialista para pasar a uno parlamentario. En efecto, se ha dicho que la mayoría de países desarrollados (siempre hay que preguntar: desarrollados en qué?) se rigen por regímenes parlamentarios y que esa es la prueba para que se adopte este tipo de organización política.
En la actualidad se ha visto que el régimen parlamentario, al igual que el presidencialista, ha hecho aguas cuando han aparecido varios partidos políticos que rompen el bipartidismo dominante. En un país como España, por ejemplo, el parlamentarismo no ha sido cuestionado mientras ha prevalecido el bipartidismo dominado por el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE); empero, con la aparición de Podemos y Ciudadanos el régimen político español ha evidenciado las deficiencias del parlamentarismo.
El punto medular es que no existen recetas mágicas aplicables a todos los países. Cada sociedad tiene sus particularidades y no se puede pensar que con una Asamblea Nacional Constituyente los problemas de Costa Rica se van a solucionar; dicho en otras palabras, el frío no está en las cobijas, las relaciones de poder son más complejas y no dependen de la estructura política imperante.
Además, la coyuntura histórica no es favorable para que el texto resultante de una Asamblea Nacional Constituyente profundice las conquistas sociales del pueblo costarricense. A finales de la primera mitad del siglo XX, teniendo condiciones ideológicas y fácticas para aprobar el proyecto de Constitución Política elaborado por los socialdemocratas costarricenses ello no fue posible; ahora imaginen lo que sucedería en la actualidad, en un contexto en que el péndulo ideológico está hacia la derecha y los poderes fácticos están bajo el dominio de los grupos económicos.
En síntesis, no hay que ser muy inteligente para saber que en la actualidad no hay condiciones para aprobar una Constitución Política que permita profundizar y mantener las conquistas sociales del pueblo costarricense. Ante esta realidad, el camino más sensato es el de las reformas parciales, sin embargo, las cosas han llegado a tal extremo que este tipo de reformas pueden ser declaradas como inconstitucionales por la jurisdicción constitucional.
¡No comamos cuento!
(*) Andi Mirom es Filósofo
Totalmente de acuerdo.
Como empleado publico que ha sobrevivido a años de persecución, uno no puede mas que imaginarse el festival que harian si pudieran reformar la constitución, mas bien debería restringirse de ser candidato a diputado o presidente o magistrado a todo aquel que hable de reformarla a ejemplo en España o el Reino Unido restringe las posibilidades de puestos populares hacer campaña publica contra la monarquía y en EUA ocurre lo mismo si se hace contra su constitucion
Por qué una Asamblea Nacional Constituyente.
La Constitución Política de Costa Rica data del año 49 del siglo XX y tiene su base fundamental en la constitución de 1871.Han transcurrido ya 66 años de su promulgación y como se dice popularmente, ha pasado bastante agua por debajo del puente. En diversas ocasiones, diferentes personalidades han expresado sus temores de que impulsar una nueva constituyente pueda traer como consecuencia un retroceso, si las fuerzas conservadoras imponen su visión de las cosas, inclusive eliminando lo positivo que contiene la actual constitución.
Desde la acera de enfrente, también se expresan esos temores en sentido contrario las fuerzas conservadoras temen que experiencias como las de Bolivia, Ecuador o Venezuela, puedan permear (o contaminar) la nueva constitución, pues son declarados adversarios del llamado Socialismo del Siglo XXl.
Desde el FAU consideramos que la única manera de superar estas contradicciones, es convenciéndonos y convenciendo que “la política resulta ser… el arte de diseñar la convivencia social y el futuro posible, mediante el ensamblaje de los intereses de los otros [y todos somos otros que nos reconocemos legítimos en la convivencia], para la construcción de la Costa Rica que queremos (construcción de nuevas hegemonías o sentidos comunes)”.
Muy bien se expone esta idea en el Proyecto País Gente viviendo con dignidad cuando expresa que ha llegado el momento de una refundación. Veamos textual lo que al respecto dice:
11. “Por consiguiente, lo que procede es refundar, crear, constituir, edificar, una nueva forma de organizarnos como país, congruente con la nueva realidad: ¡Para una nueva realidad, una nueva legalidad! Además, se trata de un proceso de mejoramiento social, que no tiene una meta donde se den por concluidas las aspiraciones ciudadanas. Los avances en la construcción de valores materiales y espirituales de un pueblo, no concluyen jamás”
No cabe duda que, cuando se habla de refundación, lo que se está afirmando es la necesidad de UNA NUEVA CARTA MAGNA.
Frente de Acción Unitaria (FAU)