lunes 13, enero 2025
spot_img

Relativismo y fundamentalismo

El relativismo y el fundamentalismo son dos posturas que hacen mucho, muchísimo daño, cuando se utilizan dentro de alguno de los poderes de la república, para fundamentar argumentos, justificaciones y pseudoracionalismos referidos a las leyes y las políticas públicas.

Tradicionalmente se ha considerado que existen dos posiciones opuestas respecto a la naturaleza de la sociedad y los aspectos humanos, o por lo menos a ciertos hechos sociales: el objetivismo y el relativismo. Y ello se aplica también a esa actividad tan humana, como es la política y su expresión en el gobierno.

El objetivismo sostiene que la verdad es independiente de las personas o grupos que la piensan, o en una forma lógicamente menos restrictiva, afirma que existen algunos hechos objetivos en los que existe acuerdo universal. Por otro lado, el relativismo considera que la verdad depende o está en relación con el sujeto que la experimenta, no existiendo verdades objetivas ni tampoco acuerdos universales compartidos por todos los seres humanos.

Es preciso ser cuidadoso a la hora de definir lo que es relativismo; así, por ejemplo, no es relativismo aceptar que existen muchas opiniones acerca de las mismas cosas; esto es obvio y nadie lo ha negado. El relativismo aparece cuando además se dice que dichas opiniones son verdaderas si a las personas que las defienden les parecen verdaderas. El relativismo mantiene que existen muchas formas de conceptualizar ciertos hechos sociales, y que ninguna de ellas puede considerarse como «verdadera».

Plantea que no existen verdades objetivas y permanentes. Por ello se apela con frecuencia a la propia opinión y al carácter casi sagrado de la conciencia individual (“yo pienso”, “a mí me parece”, “obro según mi conciencia”; es decir, cada quien construye su propia verdad) También el relativismo suele entender la libertad como un “valor autónomo”, independiente de la “verdad” y el “…bien “. Esto se conoce como liberalismo que absolutiza la libertad y la convierte en fuente principal de los valores morales. En el campo religioso, el relativismo, conduce a un ateísmo práctico, la religión se reduciría a asentimientos subjetivos, separados de las actividades cotidianas. Pretende eliminar toda referencia a lo trascendente.

El relativismo político es una consecuencia de un relativismo trascendente que domina el pensamiento de muchos teóricos. ¿Qué es eso de la Verdad? La verdad absoluta no se encuentra en ninguna parte. Se niega el ser. No se pretende que la verdad del otro sea más o menos cierta que la mía, simplemente no se tiene en cuenta como verdad si no como opinión.

En un entramado tan endeble del debate humano, lo único que preocupa es la actitud: la tolerancia, el consenso; pero no se dan cuenta del absurdo de un debate sin posibilidad de verdad. Tolerar a alguien significa que estoy dispuesto siempre a respetarle como persona, piense como piense. Pero sus opiniones no tengo por qué tolerarlas. No puedo admitir la falta de libertad típica del Islam aunque tenga un amigo musulmán a quien respeto. No me da lo mismo la libertad que la esclavitud. Hay realidades buenas y malas.

Ese relativismo último tiene una repercusión en la vida y desde luego en la política. Ciertamente hay decisiones que son relativas: pueden cambiar con el tiempo, con las costumbres, con los descubrimientos en la ciencia. Pero hay decisiones morales que son absolutas.

Por ejemplo, cuando hablamos de las miradas prospectivas al momento de establecer políticas públicas, es decir, cuando vemos la evolución posible de las variables que inciden sobre un fenómeno cualquiera, no estamos siendo relativistas, sino que estamos avanzando hacia el mundo de las posibilidades, porque aceptamos que los fenómenos pueden modificar su naturaleza conforme se modifican las variables que los condicionan.

El célebre diálogo entre Ratzinger y Habermas (Ed. Encuentro, 2006), en torno a si el Estado puede crear sus leyes sin tener en cuenta una ley anterior, contribuyó a un ejercicio de pensamiento útil para el pensador y para el político: al final no queda más remedio que aceptar que por encima de las leyes positivas están las concepciones de la razón práctica que son universales, lo que podemos llamar Ley Natural.

Pero el político no quiere admitir un poder superior al suyo. Admitir la verdad sería negar el valor sagrado del voto, sería admitir una autoridad sobre ellos, y rechazan cualquier debate sobre los argumentos que puedan aportar los no políticos, desde un ámbito científico o religioso. Una vez más se confunde la ‘autóritas’ con la ‘potestas’. Su afán de poder y su miedo a la libertad de los demás les llevan a rechazar cualquier autoridad que les puede advertir sobre lo que está bien y lo que está mal. Incluso rechazan el conocimiento, cuando resulta contrario a los intereses que defienden.

Por otro lado, una sociedad obsesionada con la economía del conocimiento, está reñida con el conocimiento. Pues la verdad deja de ser preciosa por sí misma. Lo cierto es que la idea de hacer algo sólo por amor a la verdad siempre ha encontrado la resistencia de los utilitaristas filisteos.

En una fase más temprana del capitalismo, el conocimiento no resultaba tan vital para la producción económica; una vez que eso ha cambiado, el conocimiento se torna una mercancía, y los intelectuales críticos se convierten en ingenieros socialmente sumisos.

Ahora, el conocimiento es valioso, sólo si puede usarse como instrumento para alguna otra cosa: cohesión social, control político, producción económica, y la otra cara de la moneda del irracionalismo postmoderno. El místico y el gerente están en secreta connivencia.

Con el declive del intelectual crítico, el pensador da paso al experto, la política se convierte en tecnocracia, y la cultura y la educación truecan en formas de terapia social. La promoción de las ideas cede el paso a la provisión de servicios. Arte y cultura llegan a ser formas substitutivas de la cohesión, la participación y la autoestima en una sociedad profundamente dividida. La cultura se despliega para hacernos sentir bien con nosotros mismos, no para inquirir en las causas de esas divisiones, lo que trae consigo la implicación de que la exclusión social es simplemente un asunto psicológico.

Pero existe el otro extremo, el que supera el objetivismo, lo deforma, lo corrompe. En los últimos años hemos contemplado la aparición de corrientes fundamentalistas en nuestro medio político. Ejemplo de ello son los neoliberales comandados por los Libertarios y acompañados por una rama de los Liberacionistas, y los llamados partidos cristianos evangélicos, que existen a contrapelo de las disposiciones constitucionales. Ambos ejemplos, con algunos matices propios de nuestra idiosincrasia costarricense, son los que mejor ilustran la aparición de este fenómeno.

Y sobre ello tenemos que recordar que el concepto y la expresión ‘fundamentalismo’ comienzan a ser de uso general a finales de los años setenta del Siglo XX, cuando se va a producir, y efectivamente se produce, el derrocamiento del Sha de Persia  y la toma del poder en el Irán por Jomeini y sus seguidores integristas, que se muestran decididos a reproducir, con el poder del Estado y el apoyo del Derecho, la conducta de los iraníes primero, y de los demás musulmanes después, según la ortodoxia islámica.

Por razón de su origen ligado al islamismo, es usado muy frecuentemente en relación con fenómenos religiosos; pero tiene un alcance mucho más amplio.

El fundamentalismo no es la posición de quien tiene convicciones, ni convicciones profundas, ni convicciones profundas y trascendentes, ni siquiera quien las tiene con carácter dogmático y sin resquicios para la duda. El fundamentalismo nace cuando a las convicciones personalmente poseídas se le añade otra característica, en cuya virtud, el feliz poseedor de tales verdades, se considera investido del derecho, y acuciado por el deber, de salvar a los demás, imponiéndoles las convicciones propias y un actuar conforme a ellas; utilizando cualquier tipo de coacción, legítima o ilegítima, física o psicológica, para lograr la aplicación de las ideas en las que se cree, fuera del propio ámbito de la persona individual o colectiva actuante.

Hay que distinguir conceptualmente entre extremismo, dogmatismo y fundamentalismo, de modo que no todo extremista o dogmático es necesariamente fundamentalista, sin embargo son los pasos previos para llegar al fundamentalismo.

Ambas posturas, relativismo y fundamentalismo, se han apoderado del espectro político del país, abandonando esa postura intermedia que caracterizaba la manera de ser del costarricense. El relativismo lo impulsó la aparición del neoliberalismo y sus seguidores en los partidos políticos tradicionales, para ajustarse a la moda que se imponía en el mundo, el fundamentalismo lo impulsó el creciente número de partidos cristianos evangélicos, aunque en ambos casos su característica más propia haya sido la hipocresía.

Los fundamentalistas, por su teleología religiosa en unos casos y política en otros, tienen certezas inquebrantables y son, por lo tanto, intolerantes por definición.

Cuando mucho, aceptan una tensa convivencia con las culturas que ellos consideran “inferiores”, a las cuales les toleran que puedan seguir viviendo en sus guetos  intelectuales mientras no intenten modificar el actual statu quo ni, mucho menos, ni reivindicar la igualdad de posibilidades y de dignidad, lo que pondría en duda la superioridad de la cultura capitalista dominante en su grosera y grotesca versión anglosajona estadounidense.

El fundamentalismo considera necesario admitir literalmente el conjunto de dogmas en los que se fundamentan sus creencias religiosas o políticas. Los movimientos fundamentalistas, pues, se basan exclusivamente en la creencia ciega de determinados dogmas.

Desde un punto de vista filosófico, cualquier fundamentalismo se caracteriza por un rechazo sistemático del racionalismo y el cientifismo, por cuanto éstos propugnan métodos racionales y experimentales para conceder validez objetiva a cualquier teoría. Para los fundamentalistas, sólo la fe debe guiar la actitud del creyente. Su crítica a la racionalidad se justifica de la siguiente manera: la razón humana es limitada y, por tanto, cae en equivocaciones. Aunque a veces parezca estar fundada en conocimientos objetivos, éstos son meras “ilusiones” o “apariencias.

Todo lo anterior nos serviría para identificar fundamentalismos que están dificultando el gobierno de la república, en su sentido más amplio. Y pongo dos ejemplos.

El fundamentalismo religioso de los cristianos evangélicos, enquistados en la Asamblea Legislativa, desde donde pretenden imponer sus creencias a toda la población, sea esta católica o no creyente, pues se consideran los poseedores de una verdad absoluta, consignada en un libro que realmente es la historia del pueblo judío. Y a los que no pensamos como ellos nos llaman adoradores del demonio (como si creyéramos el él) y cultores de la muerte.

El fundamentalismo político, representado por aquellos que tratan de imponerle al país su concepción neoliberal, con la adoración absurda y sin matices del libre mercado (aunque deberíamos decir libertinaje del mercado), la anulación de las potestades controladoras y reguladoras del Estado, la eliminación de toda actividad de asistencia social a los más desfavorecidos, y la persecución irracional de los empleados públicos. Sin embargo nada dicen de la voracidad sin límites de las empresas nacionales e internacionales, su no pago de impuestos y cargas sociales, y su especulación mercantilista.

Nuestra sociedad toda está en decadencia; y debilidades como los fundamentalismos (de todo tipo) son las que no dejan que las cosas sigan adelante. Por eso creemos que todos tenemos que hacer algo para que nuestra realidad cambie; y cuando decimos todos, nos referimos desde el gobierno hasta los padres, los maestros y los estudiantes.

En nuestra opinión la educación es el pilar principal en donde apoyar los cimientos de un nuevo porvenir para nuestros hijos y nietos. Cuando hablamos de educación no solo hablamos de enseñanza en las escuelas, sino también en la familia; porque la familia es lo único que un niño tiene en los principios de su razón; pero para ello también es necesario que los padres hayan recibido una buena educación.

Consideramos muy necesaria la educación porque nos enseña a utilizar nuestra razón y nuestro pensamiento crítico, que son indispensables para poder desenvolvernos fácilmente en la sociedad en la que vivimos. Pero el desarrollo de la educación actual no es la que nosotros, creemos, sea la ideal para que el cambio ocurra; ya que todos estamos sometidos en un mundo que está en decadencia, en el que lo único que importa es conseguir poder para unos pocos, sin importar que la mayor parte de la población les sea muy difícil obtener recursos económicos para abastecer sus necesidades. Por eso hay que tener un poco de conciencia y pensar que tenemos que vivir hoy como personas adultas y comenzar a cambiarlo desde ahora. Si no queremos vivir en una sociedad degradada por la violencia y la desigualdad, tenemos que empezar pronto a planificar nuestro porvenir.

Noticias de Interés

3 COMENTARIOS

  1. ¡Que pena! Estoy seguro que la lectura de este aporte a los actuales 4 fundamentalistas legislativos les resultara pesada. El ejercicio de pensar no es precisamente su fuerte. Y aunque lo hagan, su intransigencia los obnuvila.

  2. Es una lastima …que algunas de las personas que comentan estos temas creen que el no creer en Dios lo logran a traves de una inteligencia superior en ellos ¡ El ser inteligente o no …no le da ninguna autoridad a ningun hombre o ser humano a decir que Dios no existe ¡ Asi que Dios existe o no …no lo es porque Aristoteles , Newton o Einstein lo niegen o afirmen ¡ Aqui le dejo a algunos amigos comentaristas una serie de personajes reconocidos por su inteligencia y tambien por sus ser teistas o creacionistas …..Aristotle? Augustine? Confucius? Aquinas? Bonaventure? Copernicus? Bruno? Kepler? Galileo? Pascal? Descartes? Newton? Bach? Mendel? La lista bes extensa y ha sido solamente en siglo 20 donde el ateismo se ha extendido ¡

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimas Noticias