domingo 16, febrero 2025
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Mi corazón late a la izquierda

Columna Poliédrica

Todos los seres humanos tenemos un corazón que late del lado izquierdo, sin embargo, hay algunos que preferirían que lo haga a la derecha. Aunque la dicotomía izquierda-derecha es un reduccionismo y no permite observar las diferentes variantes de la realidad, sí sirve para manipular a la mayoría de la población que no está interesada en entender la realidad en su complejidad.

A los más informados el título de estas líneas les remite a Oskar Lafontaine. Salvo por el cambio que hacemos de un “La” por un “Mi”, se trata de un título que encierra una preferencia ideológica pero sosegada; en otras palabras, en la misma perspectiva del ex-ministro de finanzas alemán que decía en su libro: “Los socialdemócratas tienen la tarea política de amansar un capitalismo feroz”

Evidentemente, en estos tiempos, los socialdemócratas europeos de la segunda mitad del siglo XX han desaparecido. Los Olof Palme y los Willy Brandt, por ejemplo, nunca pudieron tener un relevo generacional que mantuviera los ideales por una sociedad con más equidad y menos egoísta; se trata, en palabras sencillas, de un proceso histórico en que los intereses de unos pocos triunfaron sobre los intereses de la mayoría que, a estas horas, todavía no se han dado cuenta de esta situación.

Y es que, nos guste o no, poderoso caballero es don dinero. En efecto, en la mayoría de los casos, las acciones de personas que abogan por los ideales de la izquierda se dan a puro corazón; en cambio, en la derecha, sus acciones están permeadas por un interés económico muy claro y, en no pocas ocasiones, los soldados de esas causas son premiados con dinero que les permite mejorar su modo de vida.

Ello es así porque se ha posicionado en la mente de las personas que la izquierda debe vivir en la indigencia para ser coherente. Esta falacia ideológica de la que ya hemos escrito, lo que hace es desacreditar a las personas que tienen ideas de izquierda y que tienen un nivel de vida relativamente acomodado; es decir, la falacia consiste en decir que para ser de izquierdas es necesario, irremediablemente, vivir en una especie de estado de indigencia permanente.

La socialdemocracia europea siempre abogó por una economía que permitiera una mejor distribución de la riqueza y una sociedad que ofreciera a sus ciudadanos múltiples oportunidades para desarrollarse. A diferencia del neoliberalismo actual, no se trataba de un asistencialismo generador de dependencia sino de una socialdemocracia que veía en la educación y en la multiplicación de las oportunidades de acceso a ella, el medio para lograr que las personas fueran más independientes y se desarrollaran de manera integral.

No obstante y a la par de esa idea central, abogaban por un régimen político democrático. No estaban de acuerdo ni con las dictaduras de izquierda y tampoco con las de derecha, debían ser los ciudadanos quienes establecieran sus representantes en los órganos de gobierno y para ello debía propiciarse la alternancia, es decir, en lugar de regímenes a favor de la reelección indefinida debía propiciarse la renovación de los liderazgos en las distintas sociedades.

Mi corazón late a la izquierda porque añoro que la sociedad le brinde a la mayoría de los ciudadanos las oportunidades para desarrollarse como ser humano. Es preferible que las personas se ganen, con su propio esfuerzo, la posibilidad de un futuro mejor; sin embargo, para que ello sea posible, debemos ofrecerle a los niños que nacen en las condiciones más precarias, la posibilidad de acceder a un sistema de salud y educación que lo saque de la situación en la que le tocó nacer.

El problema es cuando la sociedad no brinda esas oportunidades o por el contrario, comienza a restringirlas o eliminarlas. En estos tiempos seguimos escuchando personas que en lugar de promover una mayor cobertura de los servicios de salud públicos, abogan por una restricción de los mismos para beneficio de los servicios de salud privados; o lo que es lo mismo, buscan deteriorar la educación pública y promueven la idea que toda la educación privada es mejor que la pública.

Muchos somos hijos de personas que no tuvieron la oportunidad de estudiar. No obstante, nuestros abuelos y padres crearon un sistema para que los niños y jóvenes que deseaban hacerlo y tenían una condición económica desfavorable pudieran hacerlo; pues bien, ahora nos toca a nosotros sostener y ampliar ese sistema que nos legaron nuestros antepasados.

Mi corazón late a la izquierda y no entiendo por qué hay gente que quiere ir contra la biología de los seres humanos.

(*) Andi Mirom es Filósofo

columnapoliedrica.blogspot.com

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7 COMENTARIOS

  1. Compartimos un horizonte utopico diria Patrica Mora.
    La realidad es otra.Los ejemplos que tenemos a la vista los costarricenses
    con la migracion constante de nicaraguenses y cubanos nos hacen dudar de ese bienestar pregonado por el socialismo , que solo lo vemos en los lideres que se mantienen en el poder, como que fueran monarquias medievales.

  2. «los ideales de la izquierda se dan a puro corazón; en cambio, en la derecha, sus acciones están permeadas por un interés económico muy claro»

    Este es precisamente la razón por la cual prefiero a la gente de derecha (a pesar que para mi los 2 lados son iguales).

    Los de Derecha pienzan en Cost-Beneficio, los de Izquierda siguen su corazón y están comvencidos que su forma de hacer las cosas es la correcta y «Pura».

    Por tanto, si estas en desacuerdo con alguien de Derecha lo peor que pase es que crea que eres un idiota, pero, si estas en desacuerdo con alguien de Izquierda lo mejor que puede pensar de ti es que eres un idiota y lo peor que eres un ser maligno y debes ser eliminado.

  3. Lo cierto del caso es que, los líderedes ya sean de tendencia de izquierda o tendencia derecha, tienden a engolonizarse con el poder y el ciudadano de a pie casi siempre sale perdiendo, la corrupción ataca a ambos bandos, pero los de tendencia derecha son más avariciosos y agresivos.

  4. Al final lo que debe cuestionarse es el buen ejercicio del poder y en favor de las mayorías y sobre todo de los que menos tienen. El socialismo pone como punto de partida al ser humano el capitalismo la empresa, y para mi esa es la diferencia primordial. Ambas ideologías a la hora de gobernar desgraciadamente caen en los mismos errores en las mismas tentaciones del poder y en los mismos errores al ejercerlo.
    Creo en un socialismo responsable, incentivando la producción con reglas claras, creo en un capitalismo que entienda en buena distribución de la riqueza, que todos tenemos que tener reglas definidas y que la empresa debe estar al servicio del ser humano no al contrario.
    Creo que ninguno debe estar por encima del otro sino coexistir porque ambos son ramas de un mismo tronco.

    • Fernando, su comentario me hizo recordar a JOSE MARTI, cuando dijo: «El DERECHO del OBRERO, NO puede ser nunca el ODIO al CAPITAL; es la ARMONIA, la CONCILIACION, el ACERCAMIENTO COMUN de UNO y del OTRO» (Excenas Mexicanas-1875). JOSE MARTI, siempre predico el amor y las buenas relaciones entre los seres humanos, asi se refleja en su pensamiento, que dice: «Ni ODIO contra los que NO PIENSAN como nosotros. CUALIDAD MEZQUINA, fatal en las MASAS; y RAQUITICA e INCREIBLE en VERDADEROS HOMBRES DE ESTADO» (Fragmentos de Apuntes No.94) (Tomo 22, Pag.58) (N.Y. 1885). Para nadie es un secreto que el SOCIALISMO es UN FRACASO en satisfacer las necesidades materiales y espirituales siempre crecientes de los ciudadanos. EJEMPLOS ACTUALES: Cuba y Venezuela.

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